Con la osadía de los insensatos, o de los que ya vemos la vida y la sociedad con la distancia y libertad de una larga e intensa actividad política, social y académica, me atrevo a formular 10 puntos que deberían ser la base de un nuevo Bad Godesberg, esta vez europeo, para rehacer el proyecto socialista en Europa.
Como conté en el anterior capítulo, en la historia del socialismo y de la socialdemocracia europea, el Congreso de Bad-Godesberg del SPD alemán de 1959 ha sido decisivo. Representó el inicio de cambios de gran profundidad que afectarían progresivamente al conjunto del movimiento socialista europeo y fue la base del gran pacto con la Democracia Cristiana europea para la construcción del estado del bienestar en nuestro continente.
1. Por un pacto social y constitucional europeo
La Unión Europea necesita rehacer sus bases. Necesita atreverse, de verdad, a abrir un «proceso constituyente» -sé que el término ha sido desirtuado por propuestas radicales que han dañado el sentido propio- para desplazar las soberanías nacionales a una soberanía principal europea. El socialista debe ser el partido europeísta, debe promover una Europa que vaya mucho más allá de la regulación del mercado único y del euro, mucho más allá de la intrincada burocracia y los complejísimos procesos de decisión. Necesitamos una Constitución Europea que no sea la suma incomprensible de diferentes tratados.
Muy probablemente debemos pasar de una Unión Europea a una Federación Europea, de una Europa de las naciones a una Nación Europea, pero para hacerlo necesitamos construir una verdadera Europa social, con una política social de referencia, con una seguridad social compartida y una Europa con procesos democráticos reales e inteligibles por parte de los ciudadanos, con un sistema federal-presidencialista. Esto quiere decir con un presidente elegido directamente por los ciudadanos.
Europa debe convertirse en el nuevo marco del Pacto Social de los europeos.
2. Por un estado del bienestar más cooperativo, social, descentralizado
El modelo de estado del bienestar diseñado en Bad Godesberg corresponde a un movimiento histórico muy concreto y basado en tradiciones político-administrativas de los diferentes países.
Muchas cosas han cambiado y hoy existe un amplio consenso, siempre que tengamos la osadía de romper determinados tabúes, que necesitamos profundizar más en el principio de subsidiariedad y en la concertación con la sociedad civil para prestar determinados servicios con eficacia y legitimidad. Necesitamos más subsidiariedad, más concertación con la sociedad civil, menos estado y menos burocracia.
3. Por una armonización fiscal europea y una mayor regulación del mercado
La existencia de algunas fiscalidades, como Luxemburgo e Irlanda, es un verdadero escándalo y una vergüenza que desafía la plena integración europea. Las diferentes políticas fiscales pueden entenderse como consecuencia del complejo proceso de construcción de la unidad europea, pero ahora hay que dar un paso decisivo hacia la armonización fiscal -progresivamente durante un tiempo- para garantizar el principio de igualdad en el conjunto de la futura Federación.
Asimismo, el socialismo debe revisar determinadas políticas excesivamente liberalizadoras y privatizadoras de la economía, así como poner fin al excesivo respeto que se ha tenido con las grandes corporaciones multinacionales. Regular para lograr una mejor distribución de la riqueza y desprivatizaron de algunos sectores estratégicos (principalmente en vivienda, agua y energía).
4. Por una sociedad más equilibrada, ecológica y humana
La opción por una ecología humana y sostenible pasa, en primer lugar, por la lucha contra el cambio climático, pero no únicamente. Pasa para reducir las grandes conurbaciones, reequilibrar el territorio y por muchos otros proyectos, poniendo siempre la dignidad de la persona en el centro de esta transformación ecológica de la sociedad
5. Por una sociedad más cooperativa y fraterna
Desde la Revolución Francesa, y de manera muy especial después de la II Guerra Mundial, Europa ha sido, mayoritariamente, un espacio geográfico donde el respeto de los derechos humanos se ha convertido en un factor central de su progreso y de su legitimación. Ahora bien, el proceso de individualización, asociado en parte a la emancipación, ha comportado que el concepto de “deber” vaya disminuyendo de manera progresiva. A más derechos, más deberes con los demás y con el medio ambiente. Sólo así podremos construir una sociedad más cooperativa y fraterna.
6. Por una ética de las convicciones y de la responsabilidad: lucha radical contra la corrupción
La corrupción es uno de los principales cánceres de la democracia, que se extiende más allá de las élites políticas y abarca sectores muy amplios de la sociedad. Una sociedad menos asentada en la cultura de la competición -como resultado de años de políticas neoliberales- debería dar paso a una sociedad más asentada en el valor de la cooperación que implica una cultura ética que se fundamenta en una ética de los principios, una ética de las consecuencias y una ética de las virtudes.
7. Por una glocalización social
El socialismo europeo ha abrazado de manera excesivamente positiva la globalización de la economía y de los flujos migratorios. Si bien la globalización es un proceso sin retorno, debe ir acompañada de un arraigo fuerte en nuestros territorios, buscando siempre corregir y revertir las deslocalizaciones de empresas, los guetos étnicos (el modelo Londonistan), que cada día emergen con más fuerza, y trabajar sin desfallecer por un diálogo intercultural en favor la convivencia y cohesión social.
8. Por la igualdad a todos los efectos entre mujeres y hombres
El socialismo europeo ha estado al lado de la lucha de las mujeres por la plena igualdad en todos los ámbitos de la vida, la principal revolución del siglo XX, aunque, sin embargo, incompleta. El siglo XXI debe ser el siglo del triunfo no sólo en Europa sino en el mundo.
9. Por un Partido Socialista Europeo
Por ahora el socialismo europeo es una sumatoria de los diferentes partidos nacionales. La lógica debe cambiar -siempre respetando el principio de subsidiariedad y la estructura federal-, pero ahora ya es la hora de la construcción del primer partido europeo que se convierta en el líder del nuevo pacto constitucional y social de la Nación Europea.
10. Por un socialismo humanista, ético, ecológico, cooperativo y democrático
El socialismo es mucho más que una tradición que comenzó con la defensa de los trabajadores industriales y de su representación en los inicios de la democracia liberal. El socialismo es un proyecto en permanente revisión a partir de unos valores que se encuentran en el corazón mismo de la tradición: unos valores asentados en la defensa de la dignidad humana, en la búsqueda, desde unas convicciones éticas sólidas, de una justicia social acompañada siempre de la libertad, de una aproximación ecológica con nuestro entorno y que impulsa la cultura de la cooperación y sus valores -ahora sometidos a la presión ambiental del neoliberalismo- y que siempre respetará la democracia y, por tanto, los valores del estado de derecho.


