La pandemia del Covid-19 ha provocado una fuerte crisis económica y social, que ha golpeado duramente a los colectivos más vulnerables y ha empujado a muchas personas a la pobreza. De hecho, el 32% de las personas que se atendieron a los Servicios Sociales de Barcelona a partir del mes de marzo, cuando se inició la pandemia, no habían ido antes o bien hacía más de un año que no lo habían requerido.
Para hacer frente a esta situación, entidades sociales han puesto en marcha varias iniciativas para ayudar a aquellas personas sin recursos a garantizar sus necesidades alimentarias. Entre éstas, está el proyecto ‘Cuines Solidàries’, impulsado por la ONG Nutrición Sin Fronteras en marzo de 2020 ante la situación de emergencia social y económica generada por la crisis sanitaria.
‘Cuines Solidàries’ tiene como principal objetivo transformar la materia prima y el excedente de empresas alimentarias en platos cocinados, que son distribuidos a colectivos vulnerables a través de un total de 21 entidades, como la Fundació Ágape, Metzineres, De veí a veí, el Gimnàs social Sant Pau o la Casa Cádiz.
Al igual que ocurre en los servicios sociales donde, del total de personas atendidas el año pasado el 64% eran mujeres, el 70% de los beneficiarios de esta iniciativa son mujeres. La mayoría de usuarios de ‘Cuines Solidàries’ son personas que trabajan en empleos precarios y en la economía informal, que con la situación pandémica se han quedado sin trabajo y recursos.
Estas personas son, a la vez, las que tienen más dificultades para acceder a apoyos públicos por cese de actividad, y por ello es uno de los colectivos de mayor riesgo y que no ven cubiertas sus necesidades básicas de alimentación. «Muchas viven en infraviviendas, donde comparten habitación y, a veces, no tienen ni derecho a cocina y tienen una capacidad de almacenamiento de alimentos muy escasa», explica Neus Zurro, dietista de Nutrición sin Fronteras.
Durante el 2020 se han preparado 79.000 platos cocinados, de los que 10.500 se han elaborado con el equipo humano y apoyo logístico de DIOMCOOP, una cooperativa de iniciativa social formada por personas del África subsahariana. El resto se han elaborado con la colaboración entidades como el Menjador Ca la Rosa, del barrio de la Sagrera de Barcelona, o la entidad Barrinar Cap a la Sostenibilitat, en el Poble Sec.
«Basándonos en el excedente de los donadores, hacemos tuppers variados, donde se incluyen cereales, verduras o legumbres, siempre con una base proteica, que pedimos que sea como mínimo de 20 gramos, tan de proteína animal como vegetal. Los platos individuales rondan alrededor de los 500 gramos, que equivaldrían a un 30% de las necesidades calóricas diarias de una persona de unos 70 kg. Siempre se acompañan de agua y una pieza de fruta o un lácteo», explica la dietista de la entidad. Con la participación de DIOMCOOP, además, se ha incorporado la diversidad cultural en las comidas, con platos tanto de tradición mediterránea como de tradición senegalesa.

Con este proyecto se ha dado respuesta a las necesidades alimentarias de unas 8.350 personas, entre las que destaca un gran grupo de personas de origen subsahariano. «Los beneficiarios ya estaban en una situación de riesgo social y la pandemia no ha hecho más que intensificarla. Por ello, continuaremos trabajando en este proyecto una vez se supere la crisis sanitaria, porque las necesidades no terminan aquí. Estos meses sólo son el inicio de una grave crisis social de la que aún estamos viendo las primeras consecuencias», destaca Zurro.
A la vez que se ofrecen platos cocinados a colectivos vulnerables y se reduce el desperdicio alimentario, el proyecto ‘Cuines Solidàries’ promueve la inclusión de personas de origen diverso como equipo de cocina y de distribución de alimentos y la participación en red. «Impulsamos un espacio de participación para los vecinos y vecinas. Nuestro objetivo es también canalizar el voluntariado comunitario y fortalecer la economía circular y el tejido solidario de los barrios», concluye la dietista de la entidad.


