El pasado 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, sindicatos como la CGT situaban entre las reivindicaciones para ir a la huelga acabar con la explotación patriarcal que millones de mujeres sufren por el simple hecho de serlo. La Coordinadora Obrera Sindical (COS) decía que “las mujeres de clase trabajadora estamos sosteniendo la vida en los hospitales, en las residencias, en las escuelas, los mercados y en los hogares. Hemos estado -y estamos- trabajando en los sectores más esenciales e imprescindibles (como la sanidad, los cuidados, la educación, el comercio, los servicios sociales municipales…). Pero también ocupamos los puestos de trabajo más invisibilizados y precarizados, que nos llevan a la pobreza, al contagio y la enfermedad”. Desde Feministes Anticapitalistes exigían por ejemplo la municipalización del SAD (Servicio de Atención Domiciliaria) para garantizar unos servicios sociales de calidad, públicos y con condiciones de trabajo dignas. También poner fin a la precarización de las trabajadoras del hogar.

Ahora, ante el Primero de Mayo y a raíz de los múltiples informes y noticias que saltan sobre la feminización de la pobreza y como el mercado laboral está segregado y afecta mucho más violentamente las mujeres, tenemos que analizar por qué ocurre esto.

Laura Rodríguez es abogada laboralista y está especializada en género e igualdad. También es profesora en la facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona. Profesionalmente, durante muchos años ha sido autónoma y ahora forma parte de la cooperativa Arrels Advocatos. En la web de esta, explica que «la mayoría de su vida laboral se ha dedicado a la rama de derecho laboral y, en específico, a la defensa de las personas especialmente vulnerables y víctimas de la precariedad, como las trabajadoras del hogar, tema al que se ha dedicado intensamente, e incluso ha redactado guías informativas para las instituciones. También ha elaborado Planes de Igualdad en entidades y empresas». Sobre estos dos puntos, entre otros temas, hablamos con ella.

Una de tus especialidades es el estudio y defensa de las trabajadoras del hogar. Hace pocas dos semanas salía la noticia de que Inspección de Trabajo regularizará la situación laboral de unas 30.000 trabajadoras del hogar en todo el estado. Se decía que esto conllevará recaudar 5,5 millones de euros al mes en cotizaciones y un incremento de salarios de 6,5 millones de euros. Sin embargo, en el momento que se estima que hay en España 600.000 trabajadoras del hogar, ¿de qué sirve eso?

Es lo que toca y sería lo justo regularizar 30.000 trabajadoras del hogar de todo el estado, pero no sirve de nada cotizar estas personas, legalizarlas. si de facto no tienen derecho a las prestaciones que tienen el resto de personas trabajadoras. Es decir, el beneficio directo más grande para estas mujeres es que una vez que las despidan, las personas que están cuidando se mueran o se efectúe un desistimiento, que es el único marco de la relación laboral en la que se puede despedir por desistimiento, estas personas tengan derecho a paro. No sirve de nada una cotización a los efectos de los derechos que tienen ahora mismo.

¿Pero por qué no se avanza y se funciona a toque de inspección y sentencia?

El tema de la inspección de trabajo es muy complicado porque en trabajar en un ámbito privado esto colisiona con un derecho fundamental que es el derecho a la inviolabilidad del domicilio. Por lo tanto, hacerlo no será tan fácil. Lo que están diciendo es propaganda. Lo que hay que hacer es tener herramientas efectivas y poner excepciones constitucionales, facilitar el periodo de prueba y sobre todo sancionar. Desafortunadamente, la acción sancionadora ante las familias que tengan estas trabajadoras del hogar es el único efectivo.

Si se cambiara el marco general de relaciones laborales con los que se desarrolla la relación de carácter especial de trabajo doméstico, se fomentaría una organización de las mujeres. A las personas les has de dar un incentivo. Ahora no habrá un aumento salarial, de hecho, probablemente habrá un descenso salarial. Es decir, las familias que contratan están dispuestas a gastarse x dinero y este dinero será el mismo con o sin cotización. Entonces, ¿cuál es el incentivo para las mismas mujeres beneficiarias de esto? ¿De qué les sirve cotizar por una pensión de jubilación cuando igualmente estarán muy cerca de la cantidad de la no contributiva? Pues tú les tienes que decir que, primero, esto sirve para pagar impuestos y que de ahí se nutre todo el sistema del que se benefician las personas trabajadoras y, segundo, que tendrán una prestación de desempleo. Se les debe decir que si tú estás de baja, tendrás los mismos derechos y garantías que el resto de personas trabajadoras. Esto es muy relevante.

El trabajo de Inspección de Trabajo en cuanto a trabajadoras del hogar es muy complicado porque al trabajar en un ámbito privado, esto colisiona con un derecho fundamental que es el derecho a la inviolabilidad del domicilio

Un informe fijaba que el 32,5% de las trabajadoras del hogar vive bajo el umbral de la pobreza en el estado español. ¿Cómo se acepta y por qué está legislada así su categoría laboral? Entre otros, como decías, no tienen derecho a ninguna prestación de desempleo, pero además no tienen derecho a la jornada máxima de 40 horas semanales (legalmente pueden trabajar 60) o no tienen derecho a preaviso de despido, viendose así en la calle de un día para otro.

Esta legislación especial se tolera porque antiguamente siempre se ha legislado a raíz de legislación civil y no laboral. La legislación civil iguala las personas en cuanto al trato. Un ejemplo: yo te alquilo una plaza de parking y se entiende que las dos tenemos los mismos intereses. Pero en la legislación laboral hay una premisa de esta prerrogativa que es que el empresario tiene los medios de producción. ¿Qué pasa? Que en el caso de las personas que tienen contratada una trabajadora del hogar no son estrictamente empresarias y aquí es donde está el conflicto si se dirime en este sentido.

¿Qué hace el estado español cuando entra en democracia? Dice que de acuerdo, que sí, que las igualamos. Pero en 2012, cuando se iguala el régimen a régimen general de los trabajadores, lo incluye en la relación laboral especial porque no se podría sostener económicamente si no fuera así. Se podría sostener sólo con una fuerte inversión estatal porque lo que no puedes hacer sólo es delegar a las familias.

Todo ello, al final, es el último escalón de un conflicto. Cuando hablamos de trabajo doméstico, hablamos en grandes términos de personas que cuidan a otras personas de familias de clase trabajadora. Obviamente con más nivel económico, pero que tampoco se pueden permitir todos los gastos empresariales. Aquí arrastramos el conflicto de los cuidados. Si tu tienes sanidad de primera calidad, si tienes unas residencias gratuitas, públicas y dignas, automáticamente las personas trabajadoras del hogar disminuirán. Quien siga teniendo, ya serán personas que tienen el nivel adquisitivo como para considerarlas empresarios. Mientras que sean las familias de clase trabajadora las que lo hacen porque no tienen acceso a pagar una residencia, desde una vertiente economicista y a costa de una tercera persona mujer y migrante, no vamos a salir de este envite.

Hace un tiempo que resuena también en las instituciones el mantra de poner en valor y cuidar las que nos cuidan. ¿Hasta qué punto esto es así si no está legislado y la burocratización de estas administraciones va como va?

Legalizar una persona, contratarla, no es burocratizar. Tú en términos normales, ahora estamos en Covid, vas a una administración de la seguridad social y te ponen todas las facilidades para hacer los papeles correspondientes.

¿Sobre poner en valor y cuidar las que cuidan? Dicho ya antes: no sirve de nada que hagamos eso si no hacemos un cambio global en el sistema sanitario y de residencias. Si no, no solucionaremos nada. Una posible solución a esto sería que estas personas fueran distribuidas directamente por la administración local o autonómica como trabajadoras interinas y entonces habría un control sobre ellas.

Otra de las ramas donde has trabajado ha sido en la elaboración de planes de igualdad. El 14 de abril entraba en vigor la obligación legal del cumplimiento del reglamento de Igualdad retributiva dispuesto en el RD 902/2020 y con ello, a partir de ahora, 8.440 empresas están obligadas a registrarse a tener una auditoría retributiva. A pesar de haber tenido tiempo, hasta ahora sólo lo han hecho 300 empresas de manera voluntaria. ¿A qué responde eso?

Responde a la falta de civilización de las empresas, pero también de sus trabajadores respecto a este tema. Y también responde a que no ha habido unas sanciones efectivas por no tener los planes. Las empresas siempre tratan de maximizar beneficios y esto, hacer planes de igualdad, significa tiempo y significa una inversión. El tema de la auditoría retributiva es difícil de hacer y esto lo deben hacer personas expertas y supone una inversión económica al final.

Las empresas siempre intentan maximizar beneficios y hacer planes de igualdad significa tiempo e inversión

¿Es suficiente lo que se pidió cuando se marcó la obligatoriedad?

Los planes de igualdad no son la solución a nada, pero pueden ser la solución a muchas cosas. Un plan de igualdad lo que genera es un marco individual para cada empresa. La normativa estatal genera un marco de protección hacia las mujeres trabajadoras, pero claro cada empresa tiene su casuística. La potencialidad que tienen los planes de igualdad es que responden a cada tipo de empresa: si es una empresa de automóviles muy masculinizada, si es una empresa con vestuarios, con poca luz, si es una empresa que puede por su tipo de producción hacer horarios, si está muy feminizada… Es muy interesante que todas las posibilidades de un plan de igualdad se exploten, que no se haga sólo un copiar-pegar con las cosas básicas. Es importante destacar que los planes de igualdad lo que deben desarrollar son innovaciones hechas a propósito para cada empresa.

Contando que hay una brecha salarial del año 2019 del 22,23% según las fuentes Tributarias… ¿Con hacer planes de igualdad es suficiente?

Es una manera de reducir la brecha salarial, pero realmente el tema de la brecha salarial es una consecuencia directa de la división sexual del trabajo. Por lo tanto, es necesario un cambio cultural. No es ya sólo una cuestión de explotación empresarial. Si no de temas de corresponsabilidad de la administración y de las unidades familiares a la hora del reparto de tareas, porque gran parte de la brecha salarial responde a la disponibilidad que tienen las mujeres para trabajar. Y esta disponibilidad siempre lo es en relación al cuidado. Nunca lo es en relación al ocio o a la voluntariedad.

Hay nuevos sectores donde se están reproduciendo aspectos de discriminación que históricamente se han dado en todas partes pero también de acoso. Un estudio sobre la situación de los riders revelaba que las mujeres por el hecho de serlo sufren más robos y viven más casos de acoso sexual. Con todo ello, las mujeres rechazan trabajar en ciertas zonas y ciertos horarios. Al coger menos pedidos, se las penaliza más y trabajan menos.

El primer problema que nos encontramos aquí es que estas personas no son consideradas a todos los efectos trabajadoras. La legislación laboral es más proteccionista hacia el acoso sexual y se necesitan menos elementos probatorios que no la penal. Lo primero que deberíamos hacer para encuadrar este problema es determinar que todas estas personas trabajan bajo el marco de una relación laboral común. Es un problema muy similar al del trabajo doméstico al final.

¿Qué pasa cuando las mujeres entramos en los espacios privados? En el espacio público podemos tener otro espacio o una protección sea de otras mujeres o sea incluso una protección más entendida como del ámbito público-estatal-administrativo. Pero, ¿qué pasa? Las riders entran en las casas de las personas, al igual que las trabajadoras del hogar. Es la lógica patriarcal que permite a los hombres y los legitima para cometer estos abusos sea en forma de empresarios, sea en forma de clientes.

Estas empresas deberían tener un plan contra el acoso sexual, pero en estos no incluyen a las riders, sólo incluyen al personal de oficina. ¿Por qué? Volvemos al principio, porque estas riders no son trabajadoras propiamente de la empresa.

La brecha salarial es una consecuencia directa de la división sexual del trabajo. No es ya sólo una cuestión de explotación empresarial

Con perspectiva de género, ¿cómo se debe legislar o qué se tiene que hacer a nivel jurídico en cuanto a plataformas digitales cuando sus trabajadoras lo son a menudo como falsos autónomos?

Lo que se debe legislar en primer lugar es que sean trabajadoras y después que estas empresas se brinden de un protocolo contra el acoso sexual que incluya no sólo personas trabajadoras, sino también todas aquellas personas que se relacionan con la empresa. Sean clientes o proveedores, por ejemplo. Si además hay que hacer alguna herramienta como que si quien hace la entrega es una mujer rider pueda dejar abajo el pedido… Cada empresa sabrá y lo tendrá que pensar, pero se debe hacer este protocolo y se tienen que reconocer como trabajadoras.

Según los datos de siniestralidad del año 2020, los hombres sufren más accidentes mortales y no mortales durante la jornada de trabajo y las mujeres tienen más in itinere. Según el análisis que explicábamos aquí, este hecho «responde a la mayor precariedad en la contratación que sufren las mujeres, con una mayor incidencia de jornadas a tiempo parcial involuntarias, que obligan a compaginar diferentes trabajos y aumentar los desplazamientos».

La cuestión de los accidentes in itinere de las mujeres responde a las jornadas parciales y también a la doble jornada y a la carga de mental de trabajo. Las mujeres cuando están yendo y viniendo del trabajo remunerado también están pensando en el trabajo no remunerado que es el cuidado de terceras personas, normalmente de hijos o de gente mayor. Que haya más mortalidad de los hombres es por el tipo de trabajo que hacen, trabajos mucho más físicos muchas veces.

¿Qué políticas se necesitan?

Implementar que la autoridad laboral sancione cuando no se hayan cumplido todas las políticas de prevención de riesgos laborales. No lo controla nadie esto. Respecto a las mujeres, esto es una cuestión estructural y lo que hay que hacer es acabar con la doble jornada.

Las mujeres estamos a primera línea en el ámbito público y en el ámbito privado y esto supone una carga mental fortísima que repercute directamente en nuestra salud y en nuestras condiciones de vida

Mientras tanto, ¿qué se debe hacer?

Ir a inspección de trabajo. Yo comunicaría cualquier falta de la empresa a inspección de trabajo. Esto respecto a la defensa de la persona trabajadora.

¿Qué herramientas tienen las mujeres en su lugar de trabajo para defenderse y exigir planes de prevención si las empresas no lo tienen? El 33,7% de las empresas no disponen de plan de prevención…

El problema para mí ya no son estas cifras, que también. Si no que estos planes de prevención no tienen perspectiva de género. Es decir no tenemos una prevención en cuestión de carga mental de trabajo, elementos psíquicos de las tareas del trabajo, respecto a la biología específica de las mujeres… No hay esa perspectiva de género con los planes de prevención. Y básicamente es porque hay un abuso de la objetividad humana que, como siempre, es etnocéntrica.

Llega la jornada del Primero de Mayo, día del trabajador. Algunas organizaciones y entidades quieren visibilizar como ya se hizo el 8 de marzo que las mujeres estan siempre a primera línea. ¿Es así?

Las mujeres siempre estamos en primera línea. Pero además estamos en primera línea en el ámbito laboral, en el ámbito de cuidados no remunerado, en el ámbito de colaboración comunitaria, en el ámbito del activismo… Siempre, siempre, siempre estamos a primera línea. ¿Qué pasa? Que estamos en primera línea en el ámbito público y en el ámbito privado y esto supone una carga mental fortísima que repercute directamente en nuestra salud y en nuestras condiciones de vida.

¿Cuál es la situación actual en cuanto a sindicalismo y lucha, dado el aumento de la precariedad y la feminización de la pobreza?

El sindicalismo siempre ha olvidado a la mujer, pero las mujeres siempre han estado con el sindicalismo, siempre. Esta es la diferencia. También hay una cuestión y es que los trabajos más feminizadas dificultan la vieja forma de sindicalizarse. Por eso hay que encontrar nuevas formas de llevar la lucha laboral. Sindicatos que no apuesten por estructuras clásicas, sino por estructuras no patriarcales.

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