Las crisis van y vienen, tanto las económicas como las vitales. Aun así, en los últimos años, las crisis económicas son más graves cuando se presentan y, además, no tenemos tiempo de recuperarnos de una, que ya nos encontramos en la siguiente, dejando a su paso un incremento alarmante de la precariedad. La precariedad tiene rostro de mujer, de joven y también de persona migrada. También podemos identificar fácilmente algunos de los sectores donde la precariedad es más evidente: la hostelería, los servicios o los cuidados; y no nos podemos olvidar de las nuevas formas de trabajo en plataformas “colaborativas”.

Pero estas situaciones de precariedad extrema, donde las personas muy a menudo trabajan sin un contrato que las pueda proteger, no nos tiene que hacer olvidar que también se sufre precariedad en el mundo científico, o incluso en la administración pública, sectores que no responden al imaginario de los que no llegan a final de mes. La crisis que estamos viviendo actualmente, con un fuerte componente sanitario, también ha dejado fuera de juego servicios públicos tan esenciales como la sanidad y la educación, después de años de sufrir recortes y de precarización de sus trabajadores.

¿Cómo se puede luchar contra la precariedad laboral? La pregunta no tiene una respuesta ni fácil ni directa, y excede con creces el ámbito municipal, en el que ni siquiera es posible establecer un salario mínimo de ciudad que responda a la necesidad de cubrir el evidente mayor coste de vida. Pero todo y las limitaciones, desde Barcelona en Comú seguimos con el esfuerzo iniciado en el primer mandato de liderar las políticas de ocupación desde el Ayuntamiento. Existe un plan que dará trabajo además de 100.000 personas en los próximos diez años, se ha puesto en marcha la promoción más grande de oferta pública de empleo de los últimos 40 años para reducir la contratación pública temporal, y se han dado ayudas directas por un valor superior a los 25 millones de euros a las pequeñas y medianas empresas. También se ha hecho una apuesta por la formación, tanto de los jóvenes que no han acabado los estudios y no tienen una capacitación profesional con el nuevo proyecto de Escuela Municipal de Segundas Oportunidades (em2o), como de los profesionales que necesitan reciclarse para mejorar su situación profesional. Y esto sin olvidar el cambio de paradigma en la contratación pública, que ha permitido la entrada de un 25% más de autónomos como proveedores del Ayuntamiento, al mismo tiempo que se ha reducido el plazo medio de pago hasta los 13,8 días, el más bajo de todo el Estado español.

En el marco de la celebración del 1 de mayo, tenemos que decir alto y claro que no puede ser que en una ciudad como Barcelona la gente no llegue a final de mes. Ni tampoco que haya gente que llega, pero que lo hace apenas. No podemos construir una Barcelona del futuro que deja a tanta gente al margen. Pensamos en una Barcelona futura que supere el monocultivo económico, que consiga pensarse diversa no tan solo en aquello social, sino también en aquello económico. Una Barcelona referente en ciencia, tecnología y transición ecológica, que apuesta por la creatividad y la cultura, que genera riqueza y puestos de trabajo con planes de ocupación justos e inclusivos. Una ciudad que cree en el potencial de sus trabajadores y trabajadoras y que combate activamente la precariedad.

Share.
Leave A Reply