Els planificadors

Un-su Kim

Trad. cat. (A partir de la versión inglesa): Josep Pelfort.

Editorial Univers, 2020

Demos un vistazo a una literatura poco conocida entre nosotros, la coreana. Se nos presenta esta novela como si fuera un thriller y no lo es. Si alguien pensaba que había un nuevo filón asiático similar al filón escandinavo de Europa, se equivoca. Novela negra oriental similar a la occidental existe desde siempre. Lean, por ejemplo, El expreso de Tokio, de Seicho Matsumoto (1958, Libros del Asteroide, 2014).

Els planificadors es mucho más que un thriller, es una novela casi descriptiva de la realidad del mundo del crimen por encargo en Corea del Sur y su relación con el mundo de la política. No hay, pues, ninguna trama relacionada con un asesinato, con una investigación, etc. lo que la hace mucho más interesante y atractiva: Nos cuenta, de una manera personalizada, pero a la vez distanciada, el funcionamiento de una industria en concreto, la del asesinato, al igual que nos habría podido explicar las interioridades (sucias) de otra industria cualquiera. Y eso, atrapa. Por la misma razón -y salvando las distancias, te atrapa El padrino, (el libro). Con una diferencia básica con la magnífica novela de Mario Puzo: Como el concepto de la vida y de la muerte y al mismo tiempo de la relación individual con la sociedad casi no tiene nada que ver entre oriente y occidente, Els planificadors es una introducción a la cultura oriental desde otro punto de vista.

En ambas novelas, los asesinos son implacables. En la primera está la hipocresía imprescindible para justificar el funcionamiento de la mafia en el silencio y la importancia de la familia. Un asesino de base mafioso italoamericano mata sin hacer preguntas pero sabe que lo hace por la familia. En Corea del Sur, si bien la importancia del silencio es la misma, nos encontramos con la asimilación del crimen organizado a un hecho meramente industrial y a la presencia de unos “operarios”, con algunos códigos de comportamiento, cierto, pero básicamente considerados como una especie de asalariados de una empresa subcontratada. Esto, sin duda, puede crear en el lector occidental una cierta angustia. Aquí, el autor nos lleva a acompañar al joven Reseng, asesino formado en una escuela solvente, la del Vell Ós Rentador. El determinismo, tan oriental, hace que haya un fuerte distanciamiento a la hora de explicar su historia y de que la ejecución de los asesinados que otros planifican (y que implican la desaparición física del cuerpo para simplificar el proceso) te llegue de manera tan fría y profesional como la vive el mismo protagonista.

Así, gracias a Els planificadors, sabemos que en Corea del Sur la industria del crimen funciona a toda máquina, que tiene como clientes todo tipo de personajes del panorama social (políticos, grandes empresarios, etc.), que hay unos planificadores que se disputan el espacio del negocio y que los asesinos, como los antiguos gladiadores, también tienen asegurada casi la muerte, después de años de dedicación pulcra y eficiente a su oficio. La novela nos sitúa en un momento de la vida de este ejecutor en que nos damos cuenta -y él, también, pero poco a poco- que finalmente, resulta ser un eslabón defectuoso de la cadena. No es tan duro como parece. La pérdida de referentes y de personas cercanas le impacta más de lo que se pensaba. Y decide cuestionarse su vida y, lo que es más peligroso, actuar por su cuenta. Y aquí empieza el problema, claro. Els planificadors, que tiene una escena inicial de altos vuelos, muy definitoria, es una buena novela que interesará tanto a los amantes del género negro como al público en general. Su autor, Un-su Kim (Busan, 1972) es un autor conocido en Corea del Sur, galardonado con varios premios, y con esta novela se introduce en el mercado occidental.

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