La muerte del editor Xavier Folch (Burgos, 1938), así coincidieron las principales voces del mundo editorial, supone no sólo el adiós a una figura clave en la edición en catalán, sino también una personalidad imprescindible del antifranquismo y la recuperación cultural del país tras la muerte del dictador. Militancia y política irán de la mano ya desde sus inicios en la universidad. Licenciado en Económicas, en la Universidad de Barcelona conoció uno de sus referentes intelectuales y políticos, el profesor Manuel Sacristán, uno de los principales pensadores del marxismo en Cataluña.
Con Alfonso Carlos Comín, otro de sus mentores intelectuales, que estaba impulsando la fundación en Cataluña del Frente de Liberación Popular (FLP), fundan la Nueva Izquierda Universitaria, paso previo a su afiliación al Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC ). “Rosselló”, nombre de guerra de Folch, se convierte pronto en una pieza clave en su aparato político pero especialmente el cultural, dirigiendo las publicaciones Universidad y Nuevos Horizontes.
La Caputxinada, puerta de entrada al mundo de la edición
Folch era Profesor de Teoría Económica en la Facultad de Económicas, y de Economía Urbana en la Escuela de Arquitectura de la UB, cuando participó en la fundación del Sindicato Democrático de Estudiantes en el convento de los Capuchinos de Sarrià. Su participación en el primer gran acto de protesta estudiantil realizado en Cataluña contra el franquismo, la Caputxinada, le supuso una multa de 55.000 pesetas y la expulsión fulminante de la universidad.
Este revés, sin embargo, le abrió una puerta inesperada, gracias a Manuel Sacristán, en el mundo editorial. Así, por ejemplo, en 1967 asume la dirección literaria de Ariel, una de las editoriales de referencia en los Campsa del ensayo, la edición académica y la divulgación. Folch impulsa colecciones como Ariel Quincenal donde edita autores como Joan Brossa, Joan Vinyoli, Joan Oliver. Más adelante, junto con los historiadores Josep Fontana y Josep Termes, funda Crítica.
El Folch más político
La política fue, para Folch, una actividad profesional esporádica, aunque, desde los tiempos de la lucha antifranquista, también una vocación constante, inseparable de ese mismo compromiso que decía (siempre desde posiciones progresistas y catalanistas). Como miembro fundador de la Asamblea de Cataluña y uno de sus principales dirigentes en el combate intelectual, Folch fue uno de los detenidos en la famosa caída de los 113, el 28 de octubre de 1973 en la iglesia de Santa María intermediarios. Después de tres meses encarcelado, Folch sería liberado.
Folch fue elegido diputado del PSUC al primer Parlamento de Cataluña, donde ocupó el cargo de presidente de la Comisión de Cultura y participó en la redacción de la primera Ley de Normalización Lingüística. Después de aquella primera etapa parlamentaria, en 1984 Folch abandonó el PSUC. Del año 1984 a 1986 será nombrado miembro del Consejo Asesor de Cultura de la Generalidad de Cataluña, durante el mandato del consejero Joan Rigol.
Folch luchó en todo momento por la unidad de las izquierdas catalanas. Fue el coordinador de Ciudadanos por el Cambio, la plataforma en apoyo de la candidatura Pasqual Maragall en las elecciones del año 2000. De hecho, acogió en su casa el último encuentro de negociadores del Tripartito que convertiría a Pasqual Maragall en presidente de la Generalidad.
Empúries, el gran legado
Al final de la etapa política de Folch coincide con la creación de la Editorial Empúries con el editor Enric Folch, el empresario Miquel Horta, y el cineasta Pere Portabella y la incorporación más adelante del pintor Antoni Tàpies. La editorial, que se convirtió en una referencia en los años ochenta y noventa, publicó todo tipo de géneros, como narrativa y ensayo, pero con un peso importante para la poesía con nombres como Joan Vinyoli, Vicent Andrés Estellés, Narcís Comadira o Miquel Martí y Pol.
La apuesta decidida de Folch en Empúries permitió la edición de los primeros textos de Josep Maria Fonalleras, Toni Sala, Vicenç Pagès Jordà, Màrius Serra, Jordi Puntí, Jaume Subirana o Núria Perpinyà. Componen su dignísimo testamento artístico-, pero también títulos de Feliu Formosa, Blai Bonet, Miquel Bauçà y Jaume Bofill, entre los de expresión catalana, y de Paul Valéry, Georg Trakl, Umberto Saba, Rainer Maria Rilke y Wang Wei, entre los internacionales.
Folch, dirigió Empúries hasta 1996, cuando se integró a Grupo 62 y fue director editorial. Como director del Instituto Ramon Llull, un cargo que ostentó de 2004 hasta su dimisión en 2006, logró que la literatura catalana fuera la invitada de honor en la Feria de Frankfurt de 2007. Xavier Folch – que en 2003 recibió la Creu de Sant Jordi – ya forma parte de los grandes editores europeos por la trascendencia de su obra y de su inmenso catálogo.


