¿La vacuna del Covid-19 altera la menstruación? La respuesta corta es que aún no se sabe porque no hay estudios concluyentes. Varias mujeres han compartido a través de las redes sociales experiencias de desajustes en el ciclo menstrual después de recibir la vacuna, con sangrados más abundantes y prolongados, y también retrasos o retrasos en la llegada de la regla.

Asimismo, se preguntan por qué no hay más información al respecto y sobre todo por qué no se avisa previamente de estos efectos. Lo cierto es que ni los protocolos ni las fichas técnicas de ninguna de las vacunas incluyen la posibilidad de estos efectos secundarios, que han aparecido con el inicio de la vacunación masiva.

Carme Valls, endocrinóloga especializada en medicina con perspectiva de género, afirma que es habitual que en la fase 3 de los ensayos clínicos no se conozcan todos los efectos secundarios, y que es en la fase 4, en la que mucha más gente recibe la vacuna, donde se detectan nuevos efectos como los casos de trombosis.

Hipótesis a la espera de respuestas definitivas

Ante el desconocimiento, varias hipótesis intentan explicar qué mecanismo podría haber detrás de estas alteraciones. Por un lado, se plantea que las modificaciones del periodo menstrual formen parte de la respuesta inmunitaria del cuerpo. Por otra parte, cabría la posibilidad de que sea fruto del estrés, que a su vez induzca una alteración en las hormonas del hipotálamo y otros órganos que regulan el ciclo menstrual.

Valls señala que en cualquier caso, se trata de una “alteración temporal como también puede darse en determinadas épocas del año o durante un periodo de exámenes”, y que se normalizan después de uno o dos ciclos menstruales. Aun así, cree que vale la pena informar a tu médico si aparece una alteración, especialmente si es grave y se mantiene durante tres ciclos menstruales.

La recogida de datos e información es el primer paso para que se pueda hacer una investigación. Francisco Carmona, jefe de Ginecología en el Hospital Clínic de Barcelona, ​​explica que después de la recogida de datos, lo primero que debería hacerse es “confirmar si el incremento de alteraciones tiene una base real”, y luego, “si hay una relación de causa-efecto con la vacuna, o si sólo es una asociación temporal”.

Además de informar al médico, también es posible notificar la aparición de efectos adversos a través de la web de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), organismo que lleva a cabo las tareas de farmacovigilancia en el estado español.

La AEMPS aún no ha informado de la puesta en marcha de ninguna investigación específica sobre estos posibles efectos adversos ni ha hecho públicos datos del número de notificaciones de este tipo. En el Reino Unido, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios menciona que se han informado de 22.981 casos de desajustes del periodo menstrual, un número que matizan, “es muy bajo en proporción con el número de mujeres que han recibido la vacuna”.

En la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, ya está en marcha una encuesta que lanzó una profesora asociada de antropología, Kathryn Clancy, después de sufrir algunas alteraciones menstruales. En España, el Departamento de Enfermería de la Universidad de Granada, con la matrona Laura Baena a la cabeza, también tiene en marcha un estudio para poder aclarar las causas de estas alteraciones.

Este estudio se presentará a la cátedra Antonio Chamorro-Alejandro Otero de la Universidad de Granada, que ha abierto una convocatoria pública para presentar proyectos de investigación que tengan relación con las “características celulares, fisicoquímicas e inmunológicas de la menstruación”.

La necesidad de escuchar las mujeres

La ginecóloga Enriqueta Barranco, directora de la cátedra Antonio Chamarro-Alejandro Otero, señala que a pesar de que los desajustes en la menstruación sean temporales, “conllevan una necesidad de consultas médicas, pruebas diagnósticas y sufrimiento con un coste para la salud de las mujeres en conjunto y de manera indirecta para el sistema sanitario”.

La cuestión de fondo es el sesgo de género en la medicina. Por ejemplo, la exposición de los efectos adversos en los informes y los protocolos se hace de manera global, sin especificar las diferencias entre hombres y mujeres. Una práctica que la ginecóloga asegura, “forma parte del patrón patriarcal de la ciencia”, ya que “una enfermedad o una respuesta adversa a un medicamento o una vacuna es absolutamente diferente para hombres y mujeres”.

En este sentido, un elemento a destacar en el caso de la vacuna del Covid-19 es que uno de los requisitos para las mujeres voluntarias en los ensayos clínicos era el uso de anticonceptivos. Barranco señala que “no hay información sobre qué tipo de anticonceptivos utilizaban”, una variable a destacar, ya que “no se puede equiparar el patrón de sangrado natural con el que se produce con anticonceptivos hormonales”.

Con todo, la ginecóloga pide “entender las mujeres cuando se quejen de problemas menstruales y facilitarles ayuda informativa para contribuir a disminuir la angustia”. Sobre todo, Barranco insiste en que “cuando una paciente pregunte si lo que le sucede es consecuencia de la vacuna que la respuesta no sea directamente un no por miedo a ser tachado de negacionista”.

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