Cuando estudiaba en el instituto, tenía una profesora de historia que comenzaba sus primeras clases del curso trazando una raya longitudinal en la pizarra. Ponía una marca prácticamente el final y nos decía: “La parte más larga es la prehistoria y la más corta es la historia, la historia de la civilización. La humanidad en la prehistoria vivía en las cavernas, los hombres cazaban y las mujeres se quedaban en las cuevas cuidando el nido, el fuego y los niños. Es decir, una vida bien parecida a la de algunas especies de animales”.
Pues bien, la mente de una parte de los hombres se ha quedado allí, no ha evolucionado. Hombres que asesinan a sus parejas mujeres sólo porque no los soportan y quieren alejarse de ellos. Algunos les quieren hacer un daño irreparable, peor que la muerte, que es el asesinato de sus hijos. Es el caso de este hombre que ha matado a su hijo de dos años en Barcelona.
La única solución es la educación desde pequeños. Necesitamos una asignatura específica que les enseñe los valores que la humanidad ha ido adquiriendo y ellos no han aprendido. Y que sus descendientes seguro que no aprenderán en su casa, que es donde siempre se han aprendido los valores. La ley debe ser contundente, pero no vengativa porque eso no sirve, sobre todo no sirve para evitar casos futuros.
En el caso de los talibanes, hay un componente añadido, que es el poder político, aunque el factor cavernícola también está presente. Afganistán es un país con una gran parte de la población analfabeta, y eso seguro que a los talibanes les da algún apoyo a su política de represión a mujeres y niñas. Aunque, cuando existe una dictadura, no importa si el pueblo está o no de acuerdo.
El resto del mundo observamos lo que ocurre en Afganistán con una impotencia aterradora, e intentando hacer algo por la vía de las ONG, manifestaciones, o como sea. Es insoportable pensar que, a partir de ahora, mujeres y niñas de Afganistán deberán quedarse en casa, no podrán trabajar ni estudiar. Si salen es sólo para comprar. Deberán llevar un burka que les dificulta la visión. ¡Si sufren una violación, no lo podrán denunciar sin un testigo hombre! Y las niñas no podrán ir a la escuela.
Es una larga lista de atrocidades que hace pensar que los dirigentes talibanes no tienen madres ni hermanas, ni hijas, ni parejas femeninas, ya que las tratan como reproductoras, no como seres humanos. Ser mujer en Afganistán ahora se ha convertido en una situación muy peligrosa. Por desgracia, muy parecida a la que había antes de los atentados del 11-S. Han pasado veinte años de intervención de los Estados Unidos. con el apoyo militar de otros países, entre ellos España, y al parecer esto no ha servido para pacificar y democratizar el país.
Amnistía Internacional informa que las mujeres que han luchado por los derechos humanos en todos estos años aún están en el país y seguramente no podrán ser evacuadas porque no trabajaron por ningún país extranjero en concreto. Ahora están escondidas, pero su futuro es verdaderamente trágico. Y no las podemos abandonar, tenemos que seguir haciendo presión a nuestros gobiernos para que ellos la hagan a escala internacional, o lo que sea necesario para proteger especialmente a las mujeres y niñas, y a todos los ciudadanos de Afganistán.
El Consejo Supremo de los Talibanes está repleto de clérigos fundamentalistas, como lo eran los de la Inquisición, de triste recuerdo. Ellos dictan las normas para someter al pueblo. Es una cuestión de poder y de maldad. ¿Y de religión?


