Sin tiempo para montar una exposición sobre los recientes acontecimientos en el país, Afganistán ocupó sin embargo un lugar destacado en los debates y proyecciones de la cita perpiñanesa. Pero la trayectoria de Bouvet es muy amplia y abarca casi todos los rincones del planeta y los momentos clave de los conflictos. Así lo demuestran la sesentena de fotos de la exposición de una carrera que comenzó en 1981 en la histórica agencia Gamma, pero que a partir de 1990 tomó el camino del corresponsal freelance.

De hecho, el fotoperiodista ya había participado en el primer Visa pour l’Image de 1989 con su reportaje exclusivo sobre el funeral de Jomeiní en Irán (por el que fue premiado con el World Press Photo News al año siguiente; además de recibir una paliza de la Guardia Revolucionaria por haber fotografiado los restos del ayatolá supremo desnudo). Su trabajo en Chechenia, por otro lado, le valió el Visa de Oro News y el Premio Bayeux Calvados para corresponsales de guerra el año 2000. En 2012, volvió a recibir el Visa de Oro News por su reportaje sobre la caída de Gadafi en Libia. Y en 2014, ganó el premio británico Frontline Club por sus imágenes de la batalla de Kiev, en la plaza Maidán. Además, la revista francesa Polka Magazine le coronó en 2020 como fotógrafo del año. Desde hace veinte años, finalmente, anima talleres en los Rencontres de Arles, así como en otros países europeos como España. Así que la conversación con él podía ser inagotable, y al final nos deparó una sorpresa sobre las dificultades de la profesión.

VICENÇ BATALLA | Éric Bouvet, delante de una de las fotografías de su exposición en el Visa pour l'Image de Perpiñán, a principios de septiembre
VICENÇ BATALLA | Éric Bouvet, delante de una de las fotografías de su exposición en el Visa pour l’Image de Perpiñán, a principios de septiembre

¿Qué impresión tiene usted mismo de esta impactante retrospectiva, que además se encadena con la actualidad más candente? Parece que esta es una historia interminable y cíclica.

Suelen decir que la historia se repite, pero esto es a menudo cierto. Da la impresión de que lo aceptamos por fatalidad. Francamente, esta nueva generación que lucha contra el cambio climático, que toma nota de todo lo que mi generación, la de mis padres, la de ‘los treinta gloriosos’ (1945-1975), de todo lo que hemos contaminado, de todo el daño que ha hecho la epopeya industrial, ¡afortunadamente esta generación está aquí! Tengo confianza en el hombre y en la humanidad. Sé que hay muchos abusos. El mal está ahí, en todas partes. Pero estoy muy orgulloso de que mis hijos formen parte de esta nueva generación, de que sean conscientes de que hay que darle la vuelta a las cosas, de que hay que parar las tonterías porque la Tierra se está yendo al carajo.

Además, las primeras víctimas son las personas que ya sufren. En Occidente, siempre puedes mudarte pero allí no y, cuando lo hacen, es un calvario para ellos…

Es cierto. Siempre son los desafortunados los que pagan. En fin, es como en las guerras, excepto si los soldados están heridos o muertos. Los que mejor viven son los combatientes. Los que sufren las consecuencias por delegación son los civiles. Siempre son los desafortunados. Sí, hay una forma de injusticia casi permanente. Siempre funciona la ley del más fuerte. Ya sea económica o por la violencia.

Si quiere leer la entrevista entera siga a París/BCN…

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