Durante estas últimas semanas no nos hemos movido de un punto del planisferio, produciéndose el milagro de trasladarnos por el espacio y la cronología del carrer de Bofarull.

Nosotros seguimos, para abandonarla dentro de poco, en su encrucijada con la placeta de la Guineu. Al fondo, apreciamos unas estructuras vemos unas placas de acero dentro de un estanque de donde brota agua, en ocasiones con mucha profusión, depende de la hora del día y de ciertos cálculos, inasibles para quien escribe.

Es el Géiser de Islandia, obra de Andreu Arriola y Carme Fiol. En apariencia no es muy relevante, pero, como siempre, las investigaciones apuntan hacia todo lo contrario. Una publicidad municipal del 31 de marzo de 1995 en La Vanguardia nos desvela imposturas del buen alcalde Maragall. Siempre lo aprecié muchísimo y considero que sin él la ciudad sería otra bien distinta; aun así, la madurez del conocimiento me conduce a criticarlo, así como a todos sus herederos, contentos con su legado sin formularse excesivas preguntas para remodelarlo.

Publicitat anunciant la inauguració de La plaça d’Islàndia, La Vanguardia, 31 de març de 1995

La página anuncia la inauguración de la plaça d’Islàndia, con la presencia de Vigdís Finnbogadóttir, a la sazón presidenta del país insular. El lema para mostrar el progreso, a no confundir con evolución, era de un cinismo escalofriante: Posem Navas al mapa, del Rec Comtal al Guèiser, es decir, cambiemos un curso fluvial histórico por un monumento patrocinado, dentro del espíritu maragalliano de combinar inversión pública y privada, por una marca de bacalao con spots televisivos muy famosos durante el instante postolímpico, olvidemos la Historia y quedémonos con estéticas impuestas para modificar el recuerdo del entorno mediante la sepultura del pasado, algo continuado en nuestros tiempos, cuando en la reforma de la Meridiana se ha redescubierto un tramo del Rec a la altura del carrer Nació, a enterrar una vez los arqueólogos lo hayan documentado, tendencia iniciada en Barcelona allá por 1908 con la extensión de la via Laietana, causante de la desaparición de decenas de calles y un traslado de población, si aconteció, nunca muy bien explicado.

Del Rec al Guèiser es como mutar del oro a la basura y responde al empeño del ínclito Ayuntamiento para dignificar los márgenes con perlitas y hasta con modificaciones ramplonas del nomenclátor, como hemos comentado con diversos ejemplos a lo largo de estos años, desde el vuelco a la izquierda del nomenclátor del Carmel, oportuna su mención cuando Custodia Moreno dará el pregón de la Mercè, con referentes internacionales hasta la ubicación de la plaça de Pi i Margall en el debut canónico de la periferia, cuando antes su monumento se enclavaba en el obelisco entre Diagonal y passeig de Gràcia.

Les naus d’Espronceda 326 | Jordi Corominas

Desde mi horizonte contemplo el Géiser y me fijo más en los vecinos, cada uno a la suya en la rambleta de la Guineu, más felices por los bancos para sentarse y lo peatonal de ese pequeño trecho, desnaturalizado no sólo por la verticalidad del líquido elemento y esa forma de belleza para nada insólito al ser localizable en otros barrios barceloneses, sin ir más lejos en la Villa Olímpica, como paravientos, muy práctico para encenderse un cigarrillo.

Toda la ruta de esta ya larga serie se encamina a seguir el torrent de la Guineu. Mientras lo estudiaba he averiguado muchísimos más detalles, y con la ayuda de algún compañero de fatigas, raros son los generosos en estas lides, he dado con más herramientas para mejorar mis pesquisas. Una de ellas propicia acotar con más solvencia el terreno pisado. Ahora veo unas naves industriales en la confluencia de Palencia con el 326-328 de Espronceda. Son hermosas tanto por su estructura como por el lujo de regalar cielo al paseante. Un cartel indica su actual función: Espronceda Institut Art&Culture, en inglés, no vaya a ser que nos tomen por provincianos, cuando jamás lo fuimos tanto entre procesos y autocomplacencia generalizada de una capital catalana en franca decadencia en lo cultural.

La idea de relanzar centros así en los márgenes también surgió en la etapa maragalliana, expandiéndose durante la secuencia socialista, sin perderse en el desastroso intervalo convergente. El actual Consistorio, bastante desentendido en general de la Cultura salvo para tuitear, ha seguido esa senda.

Pese a tanta crítica demoledora, los domingos vistos desde esta perspectiva dan mucho de sí, no puedo sino elogiar cómo se ha conservado el sitio, cuando lo más sencillo era demolerlo para construir bloques de pisos. Como un ritual, accedo a la página del Institute para bucear un poco y comprobar si, más allá del quiénes somos, cuentan un poco de Historia sobre los orígenes, por si tienen un poco de decencia y gustan de comprender donde desarrollan sus actividades.

Vista del Guèiser de la plaça d’Islàndia | Jordi Corominas

La respuesta es negativa, algo fantástico para ponerme en acción. La búsqueda por archivos, hemerotecas y la Gaceta Municipal acumula breves para contratar empleados desde una envidiable pluralidad de trabajos, sin duda válida para diseccionar la función de estos compartimentos, justo ubicados por donde transcurría el Rec Comtal.

Si quisiera regalaros sensacionalismo os hablaría, lo hago, de junio de 1971, cuando, transcribo el verbo de modo literal, declaróse un incendio en la fábrica de Juguetes Piqué, sita en Espronceda 326. El fuego, prosigue la nota, alcanzó gran virulencia y acabó prácticamente con la destrucción del local. Los bomberos culminaron su misión, quedándose un grupito por si las llamas se reavivaban.

El catastro informa de la fecha de las naves, así como el agotamiento de las fuentes periodísticas. Espronceda, salvo obvias excepciones, es una de esas calles crecidas a trancas y barrancas, pero al analizarla es fácil deducir una simbiosis con todo el entorno. No irrumpen solicitudes de empleo hasta mediados los años cuarenta, y las ortofotos del geoportal de cartografía, muy recomendable, demuestran cómo el conjunto existía a mediados de la década de los cincuenta, quizá con el siguiente elenco empresarial: Plásticos Celulósicos SL, Talleres de tejidos de María García Forja, Protecciones y recubrimientos S.A., Taller de Muebles Mecánicos de José Vives Tubau y Juguetes Piqué.

Con toda probabilidad no hemos dado con todos los representados, si bien comprobar la convivencia de ramos tan variopintos entronca con otra característica de este sector de la barriada, donde la gran industria era la Cinzano, mientras las otras, en marcha hacia la desaparición de un mundo, habían perdido fuelle y repartían sus complejos en pequeños talleres, donde se desarrollaba una dignidad asimismo perdida, reemplazada en la actualidad por personajes sin raíces con la zona ni ninguna voluntad de reivindicarla, a los que aventuro ignorantes de estos quilómetros cero. No los demonizo por eso. Si navegan en pos de obtener imágenes de la rambla del Raval antes del 2000 deberán sacarse un máster. Ciertos pasados han sido abolidos, la marca vence y el presente es imperial en su amor por aniquilar cualquier rastro de lo pretérito, tan necesario para componer una humanidad derrotada en sus esencias.

La rambleta de la Guineu | Jordi Corominas
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