Ahora que justo la normativa Covid nos permite movernos con cierta normalidad, la economía debe retomar, en muchos sectores, su actividad. Si hacemos un análisis de los efectos secundarios que nos ha dejado la pandemia a nivel económico, encontramos un panorama tan preocupante como esperanzador, si miramos en clave de nuevas iniciativas surgidas desde la comunidad y colectivos que se mueven dentro del marco de la economía social, solidaria y sostenible.
La pandemia ha traído un importante efecto secundario negativo a nivel económico: más paro, negocios cerrados, aumento de la precariedad… así como un crecimiento de la economía capitalista globalizada que ha visto crecer a niveles exorbitantes sus beneficios. Este aumento de la desigualdad, pues, ha tenido un claro impacto diferencial atendiendo a aspectos como el género, la edad, el nivel socioeducativo o la vulnerabilidad residencial entre otros.
Desde esta perspectiva, las mujeres han sido uno de los segmentos de población más perjudicados por la situación de crisis, atendiendo a la fuerte destrucción de puestos de empleo dentro de sectores productivos del ámbito de servicios, fuertemente feminizados, con una elevada segregación horizontal y vertical, como son los sectores de la hostelería y turismo, y puestos de trabajo más expuestos y en primera línea de la gestión de la pandemia como el ámbito sanitario, la atención a la dependencia, el trabajo de cuidados o el comercio.
Si miramos los efectos secundarios más positivos, destaca como durante el confinamiento hubo un acercamiento a la economía de proximidad, el consumo de productos km0, la economía colaborativa y modelos productivos más respetuosos con el medio ambiente. Además, a escala de barrio han surgido numerosas iniciativas basadas en el apoyo mutuo y la economía solidaria. En este contexto, los proyectos cooperativos de la economía social han sido fundamentales para la supervivencia de muchos colectivos más vulnerables y han demostrado una capacidad de adaptación al contexto de crisis mucho más rápida y flexible que modelos económicos más tradicionales.
En este contexto llega el 10º aniversario de la Fira d’Economia Solidària de Catalunya (FESC), con un lema comprometido y que recoge la voluntad transformadora de las propuestas de la economía social: “Deshazte del capitalismo, de fiesta con la economía solidaria”. Durante toda una semana, en la FESC se llevarán a cabo charlas, talleres, actividades y propuestas culturales diversas, en dos formatos: presencial y virtual.
La FESC es una muestra de lo que se hace desde la economía social, pero también un espacio de reflexión y debate que, este año, llega en un momento en que es absolutamente necesario. Como podremos salir de esta crisis -una crisis en aluvión que ya acumula otras y que ahora se hace insostenible para una gran mayoría.
Esta Fira es una apuesta colectiva para repensar cómo encarar el futuro, en los retos de la reconstrucción social y las oportunidades para la regeneración económica, una regeneración transformadora que busca un cambio de modelo social y económico, más humano, más cercano, más sostenible.
El futuro abre nuevas oportunidades para construir propuestas que nos acerquen a la vida más que al dinero, que pongan los cuidados en el centro, que luchen por la equidad de género y en definitiva, que nos aporten valores más que competencia vacía. Sobre estas bases, desde Surt nos sumamos a esta ola que visibiliza la necesidad de cambios profundos y abre nuevos retos políticos y sociales.
En este sentido, la digitalización en las organizaciones, el compromiso con la transición eco-social en la reconstrucción económica, la incorporación de la perspectiva de los cuidados y de género en las mejoras sociales, económicas y ciudadanas o las finanzas éticas son sólo algunos de los retos que debemos plantearnos seleccionados, y no sólo desde el tercer sector, para hacer posible esta transformación de la economía de manera real y sostenible.
Es necesario que desde las diferentes administraciones se escuchen las reflexiones de los colectivos y entidades que estamos trabajando por el cambio, se impulsen políticas públicas de apoyo a la economía social, y sobre todo, que la FESC se convierta en un espacio para la articulación de propuestas comunes, valientes y transformadoras.


