La Organización Mundial de la Salud estima que dos mil millones de personas se han contagiado de hepatitis B y 257 millones de personas sufren infección crónica por este virus, que produce una irritación o inflamación del hígado. Hay importantes variaciones geográficas en la distribución de la enfermedad: mientras que la prevalencia en Europa es del 1,6% (15 millones de personas), en África y el Pacífico Occidental se estima que hasta un 6,1% de la población adulta se encuentra infectada.

Según el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC), entre los 6 millones de inmigrantes -aproximadamente- que residen en España, hay unos 308.404 casos de hepatitis B. «En España, el riesgo de estar infectado en la población inmigrante es 2,4 veces mayor que en la población autóctona, según indican los estudios de seroprevalencia. Además, los inmigrantes procedentes de áreas endémicas tienen prevalencias alrededor del 8%», explica Hakima Ouaarab, enfermera del equipo de Salud Pública y Comunitaria de la Unidad de Salud Internacional Drassanes-Vall Hebron.

La mayoría de las personas son asintomáticas y esto hace que sea habitual que el diagnóstico se retrase o que nunca se llegue a realizar, lo que conlleva que entre el 5-10% de los casos desarrollan una infección crónica. «El diagnóstico precoz es clave para reducir nuevos contagios y evitar las complicaciones y la mortalidad asociada, porque los síntomas llegan cuando está más desarrollada la enfermedad. Una de las complicaciones es la cirrosis hepática», señala Ouaarab.

En la Unidad de Salud Internacional Drassanes-Vall Hebron han realizado estudios donde se encontraron prevalencias de hepatitis B del 7% en personas procedentes de África Subsahariana, evidenciando la necesidad de mejorar la accesibilidad al cribado en esta población. En este sentido, en 2015 se inició un estudio para reducir el infradiagnóstico de hepatitis B en este colectivo. El resultado ha sido la creación de Heparjoc-Actua, una herramienta educativa para sensibilizar y promover el cribado de hepatitis B, y posteriormente, también de la hepatitis C.

El juego se ha creado a través de un proceso participativo con población vulnerable procedente de África Subsahariana residente en Barcelona. «Hicimos varios talleres para conocer el porqué de este infradiagnóstico de la hepatitis B y se observó un desconocimiento en la población con respecto a diferentes aspectos de esta enfermedad. Preguntamos a la comunidad que proponían para mejorar el conocimiento y el cribado. A partir de estas conversaciones, surgió la idea de hacer un juego y se fue desarrollando la herramienta con la ayuda de diseñadores gráficos», dice Hakima Ouaarab, una de las coordinadoras del proyecto.

Heparjoc consta de un kit de cinco juegos didácticos de una hora y treinta minutos, guiados por un dinamizador en un taller. El primer juego tiene por objetivo aprender términos relacionados con las hepatitis, agrupando conceptos con definiciones, mientras que el segundo está encarado a conocer y asociar las causas de los diferentes tipos de hepatitis. El tercer juego permite conocer la distribución mundial de la hepatitis según la prevalencia y, el cuarto, explica las principales vías de transmisión y medidas de prevención de la enfermedad. Por último, el quinto juego, bajo el eslogan “no te la juegues”, remarca la importancia de hacerse la prueba para detectar si se padece la enfermedad.

Heparjoc consta de un kit de cinco juegos didácticos para sensibilizar y promover el cribado de hepatitis B y C

Como prueba piloto, se llevaron a cabo ocho talleres con un total de 56 personas, de los cuales el 71,4% eran procedentes de África Subsahariana. Después del taller, el 41% de los participantes decidieron hacerse el cribado en el centro. Posteriormente, la actividad se ha ampliado a la población paquistaní, marroquí y rumana, así como a otros territorios de Cataluña, como Girona o Tarragona. Además, ahora el equipo dispone de unos tests rápidos de hepatitis B y C, que han hecho aumentar el número de diagnósticos en los participantes.

Acercarse a la comunidad

Heparjoc es una herramienta diseñada a través un proceso de investigación-acción participativa con un enfoque multidisciplinario y comunitario, que involucró a la población, a diferentes perfiles profesionales y a los agentes comunitarios de salud de diferentes culturas. Hakima Ouaarab, una de las coordinadoras del proyecto, es finalista en los premios Enfermería en Desarrollo por esta iniciativa. «Es un gran reconocimiento y abre la posibilidad de establecer otras vías para la realización de investigaciones en salud pública basadas en la acción participativa, ya que hay pocas experiencias en el ámbito nacional», destaca.

Según Ouaarab, son necesarios otros estudios desde una visión de investigación participativa, en el campo de la salud pública y comunitaria, teniendo en cuenta las necesidades de las personas afectadas. Defensa que el abordaje comunitario con este tipo de herramientas permite una educación para la salud, que puede reducir de manera significativa el infradiagnóstico. «Son pocos los programas que implican a colectivos vulnerables desde el comienzo del proceso de los estudios. Habría que involucrar la comunidad desde el inicio, no sólo en la ejecución de los proyectos», sostiene.

La enfermera de la Unidad de Salud Internacional Drassanes-Vall Hebron destaca la necesidad de mejorar la accesibilidad a los diagnósticos, especialmente con colectivos inmigrantes en situación de vulnerabilidad, frecuentemente alejados del sistema sanitario. «Las personas migrantes vulnerables tienen más dificultades de acceso al sistema. Muchas personas tienen tarjeta sanitaria, pero esta no es la única barrera de accesibilidad: hay barreras administrativas, culturales, idiomáticas… hay que ir más allá, cambiar la mirada hacia la salud pública y tener en cuenta los determinantes sociales de la salud», remarca la enfermera.

Equipo de Salud Pública y Comunitaria de la Unidad de Salud Internacional Drassanes-Vall d’Hebron.

La herramienta Heparjoc-Actua, según Hakima Ouaarab, ha puesto en evidencia que hay que salir de la consulta y acercarse a la comunidad. «No nos podemos quedar en la consulta esperando que vengan aquellos más vulnerables. Hay que salir del centro y orientar nuestra actividad hacia la salud pública y la promoción de la salud y hacer una vigilancia epidemiológica activa. Con Heparjoc ha quedado demostrado que cuando salimos y hacemos este tipo de actividades con la comunidad estamos mejorando el diagnóstico de la hepatitis», concluye la enfermera de Salud Pública y Comunitaria.

Desde el año 1994, el equipo de Salud Pública y Comunitaria de la Unidad de Salud Internacional Drassanes-Vall Hebron, con la implicación de Agentes Comunitarios de Salud de diferentes culturas, lleva a cabo actividades de sensibilización y promoción del cribado de enfermedades infecciosas, incluyendo la hepatitis B, especialmente en personas inmigrantes con dificultad de acceso a los servicios sanitarios. La unidad está ubicada en el barrio del Raval, lo que facilita el contacto con la comunidad.

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