“Hemos conseguido devolver a la vida una joya del románico que habíamos perdido, hemos pasado del lamento al goce de una maravilla artística ¡Objetivo cumplido!” Así contaba Juan Naya la que ha sido su “gran locura” durante los últimos doce años, en el coloquio que siguió, el jueves 18 de noviembre, a la proyección especial de la película El Sueño de Sigena para los subscriptores de Catalunya Plural, El Diari de l’Educació i El Diari de la Sanitat.

Juan Naya transmite la pasión por hacer realidad una utopía nacida en la infancia. Lo consigue en la película ante un espectador emocionado, tanto por la belleza artística recuperada como por su odisea personal. La odisea personal parte de las historias que le contaban sus abuelos sobre las emociones que habían sentido cuando visitaban la sala capitular del monasterio ante las pinturas que cubrían toda la estancia.

Era una experiencia que ya nadie podía repetir porque fue destruida, incendiada, por tropas anarquistas que, procedentes de Catalunya, se dirigían al frente de Aragón en 1936 para combatir a los franquistas. Juan Naya se formó como astrofísico y trabajó en la Nasa, pero seguía con su sueño de recuperar la belleza que le habían contado sus abuelos.

La película reconstruye la perseverancia, el tesón, de Naya, que emprende una minuciosa investigación documental sobre los murales de Sigena. Es una investigación tanto científica como detectivesca, que atrapa al espectador durante toda la película. Y, a la vez, es una historia emocional en la medida que Juan Naya consigue transmitir su pasión, su “locura”, a una serie de personajes que resultan claves para lograr el objetivo.

Uno de los reclutados fue Albert Burzon, que también participó en el coloquio con los subscriptores. Para Albert el año largo que pasó encerrado en su estudio de Igualada, reconstruyendo digitalmente las obras fue “como una experiencia religiosa” por lo difícil e intensa que había resultado. Tenía la experiencia de haber realizado la misma labor con las obras de Taull, “pero aquello fue mucho más sencillo, porque es románico mucho más austero”.

Albert Burzon, Juan Naya i Xavier Atance | Pol Rius

La película, dirigida por Jesús Garcés Lambert (Globo de Oro 2018 per Caravaggio, en cuerpo y alma) refleja muy bien la cara incredulidad de todos los personajes cuando Juan Maya les cuenta su misión. Pero todos acaban implicándose, hasta convertirse en un proyecto colectivo, empezando por la familia de Naya. Resulta muy gratificante ver, a través de la película, como se crea un verdadero equipo que comparte y aporta conocimientos, que está en constante proceso de aprender. Hasta lograr todos los ‘datos científicos’ necesarios para reconstruir la obra con fidelidad absoluta al original.

Otro de los ‘locos’ del proyecto es Xavier Atance, el productor de la película. En el coloquio mostró su satisfacción por contribuir a que se conozca el “inmenso valor de Sigena” y por haber realizado “un cine libre e independiente” pese a que el patrimonio de este monasterio ha protagonizado un largo litigio entre los gobiernos de Catalunya y Aragón.

Juan Maya dice que su sueño está cumplido: “Ahora el románico de la sala capitular de Sigena está recuperado, hemos logrado hacer revivir al maestro original”. Pero aún queda una última misión, buscar la mejor forma para que “nuestros hijos y nietos puedan revivir la emoción que sintieron otras generaciones al ver las pinturas de Sigena, de verse inmersos dentro de tanta belleza”. Mientras llega ese día, tienen una magnífica película. No se las pierdan.

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