Sesenta años después de la toma de posesión en enero de 1961 del presidente John Kennedy y el vicepresidente Lyndon Johnson, EE.UU. atraviesa una situación de gran polarización política y social. Como no existen más de dos partidos, los votantes más centristas e independientes no tienen una alternativa si Demócratas o Republicanos (o ambos partidos) se radicalizan o enfrentan constantemente. Pero la división fue más profunda en otras ocasiones. La Guerra Civil y los sucesivos años del llamado Reconstruction(1865-1877) para enderezar las consecuencias de la esclavitud y el intento de secesión de los estados del sur son el ejemplo más evidente. La invasión de Irak en 2003 y la “guerra contra el terrorismo” de George W. Bush (2000-2008) son otra. Es útil medir el balance de los presidentes Demócratas desde Kennedy hasta Obama y evaluar hasta qué punto Biden puede conseguir más metas. La geografía política de EE.UU. y muchos de los actuales programas federales se configuraron en la segunda mitad de los años sesenta, otro período de gran discordia. La guerra de Vietnam y la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana provocaron manifestaciones pacíficas, pero también disturbios, violencia de la policía y saqueos de una magnitud exponencialmente mucho mayor que los del pasado verano. En 1968 Martin Luther King y el senador Demócrata y candidato a la presidencia Robert Kennedy fueron asesinados por individuos desequilibrados. Tras el asesinato de Martin Luther King – que siempre promovió la resistencia pacífica – en abril de 1968, se produjeron disturbios y destrucción de tiendas y negocios en más de cien ciudades de EEUU por parte de los comprensiblemente enojados afroamericanos. En Washington, DC, una de las ciudades más afectadas, durante cuatro días la Guardia Nacional y la policía se enfrentaron a los manifestantes. El balance fue de 13 muertes, 1000 heridos y 6100 detenidos. En contraposición a raíz de las manifestaciones y violencia del verano y otoño de 2020 murieron 11 ciudadanos, todos ellos víctimas de manifestantes de bandos opuestos (pero no de la policía).
Los múltiples hitos históricos conseguidos durante la presidencia de Lyndon Johnson
Lyndon Johnson fue congresista y senador federal representante Texas, líder de la mayoría Demócrata en el Senado de 1954 a 1960 y vicepresidente bajo John Kennedy (1961-1963). Se convirtió en presidente después del magnicidio de John Kennedy en Dallas en 1963, del que se han cumplido 58 años el 22 de noviembre. Johnson inicialmente por necesidad política y posteriormente por convicción se había comprometido ya siendo vicepresidente con la lucha por los derechos de los afroamericanos. Convirtió las aspiraciones de Kennedy en realidades legislativas. Trabajó estrechamente con líderes históricos de los derechos civiles como Luther King y Andrew Young. Rompió con los senadores Demócratas racistas del sur y con los otros 44 senadores Demócratas y 27 Republicanos consiguió en 1964 la aprobación del Civil Rights Act. Esta ley acabó con la discriminación que sufrían los afroamericanos en las escuelas, universidades, restaurantes y transporte público en los estados del sur profundo: Carolina del Sur, Georgia, Alabama, Mississippi, Luisiana, Texas y Arkansas. El apartado VII delCivil Rights Act también establece que no puede discriminarse en función de raza, sexo, color, religión o procedencia nacional. En el siglo XXI, el citado apartado VII se ha utilizado para prohibir, entre otras conductas, la discriminación en la contratación o promoción en función de su identidad sexual. El Voting Rights Act de 1965 eliminó muchas prácticas que impedían que los afroamericanos votaran. Johnson fue el primer presidente del sur desde la Guerra Civil. Un trabajador incansable (jornadas de 20 horas) tanto en el Senado como en la Casa Blanca, durante su presidencia (1963-1969) también se crearon los programas de Medicare (sistema de salud para jubilados), Medicaid(sanidad para pobres) y se financió de forma pública a gran escala la educación, las ciencias, las artes y el desarrollo urbano y rural. Johnson declaró la denominada “guerra contra la pobreza”, permitiendo a millones de ciudadanos superarla. Se aprobó un segundo Civil Rights Act en 1968, que prohibió la discriminación contra los afroamericanos en la venta de viviendas. El sistema de inmigración actual tiene su fundamento en la ley Immigration and Nationality Actde 1965. Lamentablemente, Johnson es demasiado a menudo recordado porque ordenó el incremento sustancial de despliegues de soldados de EE.UU. en Vietnam. En las presidenciales de 1964, Johnson se había impuesto de forma contundente al senador republicano Barry Goldwater con 61% de los votos y ganando en 44 estados. Johnson alcanzó muchos éxitos y metas en política interior. Su presidencia se considera el punto álgido del progresismo contemporáneo en EE.UU. Era consciente de que sus políticas provocarían que muchos blancos en el sur abandonaran el partido Demócrata y votaran por los Republicanos, circunstancia que se mantiene en la actualidad.
A raíz del desgaste del desastre de Vietnam y su mala salud, Johnson abandonó la reelección después de las primarias de New Hampshire en 1968. Dos días (22 enero de 1973) después de la muerte de Johnson debido a su quinto ataque al corazón, un abogado de 30 años y miembro del consejo del condado de New Castle en el estado de Delaware llamado Joseph Biden juró el cargo de senador. Tras la dimisión de Richard Nixon a raíz del escándalo del Watergateen 1974, EEUU eligió anteriormente a Biden a tres presidentes Demócratas: Jimmy Carter (1976-1980), Bill Clinton (1992-2000) y Barack Obama (2008-2016). Pese a sus afirmaciones por el contrario, es evidente que Biden a los 82 años no podrá presentarse en el 2024 a la reelección. Medir sus méritos y gestión con la de dos presidentes Demócratas (Clinton y Obama) que estuvieron en la Casa Blanca durante ocho años sería injusto.
Comparaciones de los Republicanos de Biden con Jimmy Carter
Pero los Republicanos en sus discursos y anuncios para las legislativas del próximo año comparan Biden con Jimmy Carter, que todavía está vivo. El último tuvo la poca fortuna de ser presidente al final de una década marcada por la estaflación, que combinó inflación alta con estancamiento de la economía. La inflación se elevó hasta el 11,3% en 1979 y el 13,5% en 1980. Se produjeron colas de kilómetros en las gasolineras a raíz del embargo de petróleo decretado por los países árabes. Carter fue decisivo en la consecución del histórico acuerdo de Camp David mediante el cual Egipto e Israel firmaron la paz. Pero sus críticos siempre recordarán que no fue capaz de obtener la liberación de los 52 estadounidenses rehenes durante 444 días en la embajada en Teherán a manos del régimen islamista de Jomeini.
Examinamos sin embargo los indicadores macroeconómicos actuales y donde estaban en noviembre de 2020. Aunque Biden es presidente desde enero, EEUU ya contaba con las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna en diciembre de 2020. El paro en noviembre de 2020 era del 6,7%. El último dato mensual es de octubre de 2021, cuando registró un 4,2%. La administración Biden puede atribuirse parte del mérito de ese descenso. El paquete de estímulo de marzo de este año de 1,9 billones (American Rescue Plan) ayudó a familias, parados, municipios y estados. Por tanto fue un catalizador de la demanda y fomentó el consumo. La subida del índice de vacunación llena hasta el 60% (y 70% parcial) bajo Biden es otro motivo fundamental por el que se ha podido reactivar la actividad económica y generar empleo. Sin embargo, las restricciones menos duras comparadas con las de Europa (donde las tasas de vacunación son más altas) tanto durante 2020 como este año también explican la bajada del paro y el elevado ritmo de expansión del PIB en EE.UU. en 2021. El Ministerio de Trabajo ha revisado al alza el aumento del PIB a ritmo anual hasta el 6,4% y el 6,7% en el primer y segundo trimestre, respectivamente. Se prevé que la cifra final para 2021 sea de aproximadamente 5,4%. En 2020 el PIB descendió un 3,5% bajo el impacto de las primeras dos ondas de Covid-19.
La tasa de inflación interanual se ha disparado del 1,2% en noviembre de 2020 hasta el 6,2% en octubre. Los Republicanos achacan esta evolución a los 1,9 billones de dólares de liquidez inyectados a la economía por el American Rescue Plan y la incapacidad de prever y tomar medidas para desembolsar las cadenas de producción, aprovisionamiento y distribución. Tienen parte de razón. Pero también es verdad que las citadas cadenas son globales. Los semiconductores que se emplean en la fabricación de vehículos, productos electrónicos, móviles y equipamiento médico se producen en Taiwán, EE.UU., Japón, Corea del Sur y China. Las restricciones impuestas por el presidente Trump (y reforzadas por Biden) sobre empresas de telecomunicaciones chinas como Huawei y ZTE han agravado la carencia de semiconductores.
La Oficina Presupuestaria del Congreso proyecta que la deuda federal en manos del público equivaldrá al 102% del PIB a finales de 2021. Al final del segundo trimestre de 2020 era del 105%, el nivel más elevado desde 1946. Si se aprobara el tercer paquete de estímulo (el Build Back Better) de 1,75 billones de dólares durante los próximos diez años la deuda seguramente crecería porque los mecanismos para aumentar la recaudación serían insuficientes.
La Casa Blanca destaca las altísimas cotizaciones bursátiles. El Dow Jones se situó el 19 de noviembre en 35.601 puntos, el S&P 500 en 4.697 puntos y el índice tecnológico Nasdaq en 16.057 puntos. El día de la elección de Biden el Dow Jones cerró la jornada en 26.925 puntos, el S&P en 3.310 puntos y el Nasdaq en 10.957. Se puede otorgar al gobierno de Biden mérito por sobrepasar los recuerdos del fin de la presidencia de Trump. Pero la realidad es que los índices bursátiles también se acrecientan mientras el presidente y el Congreso sigan pactando estímulos como los 2,9 billones de 2020 y los 3 billones del 2021 bajo Biden.
Cotizaciones bursátiles record pero índice de aprobación bajo
El paquete hizo financiar infraestructuras de transporte por valor de 1,1 billones de dólares y fue finalmente aprobado por la Cámara de Representantes el 15 de noviembre y firmado por Biden. En el Senado 19 Republicanos habían votado a favor del proyecto de ley en junio. Ningún senador o congresista Republicano votará por el programa Build Back Betterde 1,75 billones adicionales. Incluye financiación para educación universal anterior a parvulario, ampliación de Medicare para cubrir gastos de optometría y audición y subvenciones y deducciones fiscales para energías y tecnologías ecológicas. Biden insiste en aprobarlo, aunque algunos congresistas y dos senadores Demócratas se oponen. En las elecciones legislativas del primer mandato de un presidente, el partido de la oposición siempre recupera escaños. La media de aprobación de la gestión de Biden (medido por RealClearPolitics) es del 42% y el de la vicepresidenta Kamala Harris del 28%. Contra pronóstico un republicano fue elegido gobernador de Virginia a principios de noviembre. Los alcaldes Demócratas que triunfaron el mismo día son moderados y no partidarios de recortar presupuesto a la policía. Once congresistas Demócratas han anunciado ya su jubilación o que no se presentarán a la reelección por otros motivos. Los Republicanos están recaudando mucho más dinero que los Demócratas y confían en recuperar la mayoría de la Cámara y quizás del Senado en el 2022. Un año es una eternidad en política. Pero Biden haría bien en seguir el ejemplo de Bill Clinton, que después de perder la mayoría en el Congreso en 1994 declaró que había terminado la era del sector público gigante y cooperando con los Republicanos redujo el déficit y reformó programas sociales.


