El último informe del “Estado de inseguridad alimentaria y nutrición en el mundo 2021” emitido por la FAO (www.FAO.ORG) en colaboración con UNICEF, OMS y otras organizaciones internacionales, describe una evolución dramática del sistema alimentario mundial.
La prevalencia de hambre, que en los últimos 5 años, permanecía más o menos estable, sufrió un brusco incremento en el 2020, con 118 millones más de habitantes que sufren hambre y ponen en grave riesgo el cumplir con objetivos de desarrollo sostenible de las naciones unidas (Objetivo 1 : fin de la pobreza; Objetivo 2: hambre cero, para el 2030). El hambre afectó al 21 % de la población de África (1 de cada 5 habitantes), al 9,0 % de la población de Asia, y al 9,1 % de la población de Latino América y el Caribe.
La prevalencia de “inseguridad alimentaria” (sin acceso a una cantidad suficiente, estable y adecuada de alimentos nutritivos), medida por la Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria (con 8 indicadores), que tenía un ligero aumento desde 2014, sufrió en 2020 un incremento brusco de casi 320 millones de habitantes en solo un año y como consecuencia uno de cada 3 habitantes en el mundo (más de 2.300 millones de habitantes) no tuvieron acceso a una alimentación adecuada en 2020. La mitad de ellos se encuentra en Asia (más de 1.200 millones), un tercio en África (casi 800 millones), y un 11 % (267 millones) en América Latina y el Caribe. Como es de esperar, dado que las mujeres son más vulnerables socialmente que los hombres, la proporción de mujeres que sufren una moderada o severa inseguridad alimentaria es un 10 % más alta en ellas.
Globalmente en 2020, había 149,2 millones (22%) de niños menores de 5 años sufriendo de un retraso del crecimiento. Tres cuartos de estos viven justamente en dos regiones (el sudeste y centro de Asia ( 37% con retraso de crecimiento), y en el África sub-Sahariana (también 37%)
El informe resalta que el alto costo de una dieta saludable junto a una persistente desigualdad en los ingresos económicos, pone a una dieta saludable fuera del alcance de alrededor de 3 mil millones de habitantes, especialmente los más pobres en todas las regiones del mundo. Principalmente en África y América Latina entre 2017 y 2019, y se espera un agravamiento de la situación en la mayoría de las regiones en 2020, como consecuencia de la pandemia del COVID-19.
Los conflictos armados, generados en su mayoría en la actualidad por el cambio climático (guerras climáticas), que incrementa las zonas desertizadas y de falta de agua para el consumo y el riego por las sequias persistentes, o afectadas por inundaciones, tormentas y tifones, tienen un efecto negativo en los sistemas alimentarios, en la agricultura y ganadería, desde la producción, la cosecha (disminución del rendimiento) el transporte, el comercio y el consumo. Esto redunda en un aumento de los precios de los alimentos y reducción de la disponibilidad, aumentando el hambre y la inseguridad alimentaria. Se producen obligadamente movimientos masivos de población en busca de tierras explotables y se originan conflictos armados con los pobladores originarios que rechazan a los que intentan invadir su territorio. No todos los conflictos armados, se originan sin embargo por el cambio climático, también por intereses geoestratégicos, como el actual de Yemen (país que sufre la mayor crisis humanitaria del mundo), en una guerra impulsado por Arabia Saudita y con armas proporcionadas principalmente por España. Más de 16 millones se enfrentan al hambre y hay 50.000 muriendo en condiciones de hambruna, ante la indiferencia de la prensa y del mundo occidental. En la medida que persistan estas profundas desigualdades sociales, y los multimillonarios de occidente gasten alegremente en viajes espaciales cientos de millones de dólares, la emigración masiva irregular a Europa y USA seguirá siendo imparable aunque miles mueran en el intento. Estas tremendas desigualdades sociales, afectan también a nuestra sociedad. En España se estima que 12,5 millones de habitantes (1 de cada 4 adultos y de cada 3 niños) está en riesgo de pobreza y exclusión social y más de 2 millones sufren de inseguridad alimentaria. La FAO propone diversas medidas para transformar esta dura realidad mundial, entre las que señala integrar políticas de desarrollo humanitario y pacificación en áreas de conflicto y acrecentar la resiliencia de los más vulnerables a la adversidad económica. Con cerrar los ojos a esta crítica y grave situación alimentaria en el mundo, no lograremos más que agravarla.


