La vista se enfoca hacia ella como hipnotizada por varios motivos, no sólo su belleza, más fuerte ahora, recién restaurada. Su fachada central sería apátrida, divisoria entre Meridiana y Aragó, como si sin saberlo ejerciera de frontera. Luce balcón, una decoración basada en cuadrículas bicolores para dar ritmo al conjunto y cenefas muy discretas, imperceptibles para ciertos ojos. Arriba, se aprecia una vidriera, quizá la cumbre estética de la finca, más aún cuando en algún instante se desestimaron dos torrecitas que la coronaban.

La obsesión por los paseos y las rutinas diarias me llevan casi a diario a este punto de la ciudad. Caminar tanto conduce, de manera inevitable, a la acumulación de investigaciones a realizar. Esta debía llegar tarde o temprano, por eso mi cabeza había interiorizado dos datos esenciales para empezarla: Casa-Taller del fotógrafo Gambús, firmada por Joaquim Rivera Quadreny, con más rúbricas en el perímetro comprendido entre el Clot y la Sagrera.

Situación de la manzana donde se encuentra la casa Gambús. Mapa de 1931

Escribir es un placer, pero buscar entre los documentos y reconstruir un pasado es una emoción superior. En el caso de hoy continuamos en los límites. La abundancia de información a desgranar es un pequeño milagro fruto de mis pesquisas, tan abundantes como para inaugurar una serie dedicada a este peculiar edificio, perfecto para trazar líneas de los caminos, único desde múltiples puntos de vista, ignorado desde el conformismo con los datos.

El 24 de agosto de 1913 alguien quiso vender un piso, en el mejor punto del Clot, una planta baja a un precio muy asequible. Quizá era Dolors Coll, a quien en 1906 obligaron a cercar su solar en Meridiana con Aragón, contenedor de dos casitas con sendos patios.

También podría ser el mismo Joaquim Rivera i Quadreny, poseedor, según un documento del Archivo Municipal, de terrenos entre la Sèquia Comtal, el carrer Aragó y la Meridiana. Si nos atenemos a la Historia, veremos cómo el breve del periódico no cayó en saco roto, pues según las fuentes, en 1915 ya existía esta maravilla, peculiar en cuanto a ubicación a simple vista, aunque no tanto si se analizan los porqués.

Planta de la casa Gambús

Desde el último tercio del siglo XIX, la fotografía iba en auge y muchos profesionales necesitaban espacios para desarrollar su profesión. Los más famosos, así lo ha querido la historiografía de la Ciudad Condal, serían los hermanos Napoleón, con la colaboración nada banal de Anaïs Tifón, recuperada del olvido con un interior de manzana, una paradoja, pues si bien cada vez hay más nomenclátor femenino, este permanece medio oculto para los ojos de la ciudadanía.

Los Napoleón tuvieron su estudio en la Rambla, donde más tarde se haría célebre el frontón Colón. Gambús no era tan prestigioso, de hecho, la mayoría de estudiosos no se han preocupado siquiera en desvelar la ese de su nombre, correspondiente a Santiago.

El buen hombre, casado y con dos hijos, era correcto en su oficio, y en los años previos a la adquisición de su perla, con el estudio emplazado como es normal donde la vidriera, sabemos de alguna imagen suya por el viejo Sant Martí, así como de otros retratos, como el de su hija, para bodas, bautizos y comuniones, además de grupos de familia, prueba indudable de cómo la imagen, con gran éxito en la prensa escrita, dejaba de ser un lujo para adentrarse en la cotidianidad.

El 18 de diciembre de 1920 nevó con profusión en la capital catalana. La instantánea es impresionante. Desde Meridiana 117/ Aragón 588 contemplamos una Meridiana en pañales, con el tren hegemónico, la Sèquia Comtal en procreso de urbanizarse, la primera iglesia de Sant Martí de Provençals aún íntegra, senderos como improvisados por la influencia de los copos y una señora vestida de oscuro para dar mayor empaque a la composición.

Foto del 18 de diciembre de 1920 realizada por Rafael Salcedo desde el edificio situado en Meridiana 117/Aragó 588

La autoría de esta joya suele atribuirse a Santiago Gambús Maspoulet, socio del Centre Excursionista de Catalunya desde el último trimestre de 1915. En realidad, quien hizo clic a la cámara fue otra persona. Gambús había fallecido antes de esa fecha, como verificamos por unas menciones a su viuda en la Gaceta Municipal en abril de 1920.

La señora, Francisca Vivó Mogas, quiso ampliar el primer piso de la vivienda. El santuario de su marido fue ocupado por otro colega, más joven y con muchísimas ganas de captar clientes. Para ello, colgó en la fachada un cartel, Fotografía Raphael. Debía ser un avanzado al cantante, con ímpetu para el negocio, pues además de en la Meridiana tenía otra sucursal en el 59 del paseo del Triunfo, actual rambla del Poblenou.

Tanto él, de quien desvelaré su identidad en el siguiente párrafo, como Gambús debieron ser inteligentes al apostar por una periferia en completa transformación, esta, si se quiere, simbolizada en esa encrucijada de Meridiana y Aragón, donde poco a poco, desde finales del siglo XIX, fue gestándose una manzana heterodoxa, sus dos puntas conectadas mediante elementos arquitectónicos y relatos personales harto curiosos.

El heredero de Gambús fue Rafael Salcedo Herrero, nacido en 1890 y casado con Elena Grafulla Sánchez. La hemeroteca nos brinda retales de su existencia. Participó en las actividades de la zona, sobre todo como jurado de concursos de fotografía, como el del Ateneo Obrero Martinenc. Ignoro su bando en la Guerra Civil, si bien, algo significativo, en abril de 1939 donó al Tesoro Nacional una petaca de plata, veinticinco gramos de diamantes y una cadena de oro. El verbo suena inexacto, y lo más probable es que le conminaran a entregar sus riquezas, como acaeció a lo largo y ancho de la Península con muchos vencidos deseosos de ahorrarse problemas y, de nuevo, claudicar.

La casa Gambús, de noche | Jordi Corominas

En 1956 perdió a su mujer, y al menos desde el año siguiente, si bien no cabe descartarlo con anterior, era presidente del Gremio de Fotografía Artesanal de Barcelona, riguroso en sus funciones de homenajear a la Santa Faz, patrona del colectivo. Falleció en septiembre de 1971 en su domicilio del 28 de la avinguda de Sarrià, indudable muestra de progreso material, llorado por María Victoria, su única hija.

Los de Gambús no abandonaron ese tesoro poco renombrado de la Meridiana, donde siempre hubo, entonces y ahora, una Farmacia, prima donna de una actividad comercial y pedagógica nada casual para el destino de sus protagonistas. Ambulancias de la Cruz Roja y la Academia de Música de Rafael Losada, director de la banda Martinense, tuvieron su peso específico entre esos muros, así como, algo muy del periodo republicano, el Instituto Feminal de Sant Martí,

En Aragón 586 residió hasta su último suspiro Adela Vivó Mogas, hermana de la viuda de Gambús. Su vecindad perpetuaba un clásico de antaño, cuando los clanes preferían no alejarse mucho dentro de esos vínculos de seguridad, aquí más reforzados tras el deceso del fotógrafo, quien al menos nos legó un bien válido para explicar la configuración de los aledaños, la forja de una labor muy novedosa en su época y un testamento donde lo único controlable era la propiedad, pues cada una de las biografías implicadas siguió distintos derroteros, cada uno de ellos hermoso por trazar el ADN de esos cuerpos anónimos, siempre ninguneados porque pocos piensan en como una urbe se nutre de todos sus mosaicos humanos.

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  1. Víctor Pagán on

    Hola, JORDI: muchas gracias por todos los datos relacionados con la Casa Gambús, tanto de los parientes como de los socios, pero me queda una cuestión en el aire. ¿Has podido ver por dentro el estudio? Es poco frecuente reconocer tan claramente este tipo de locales. Cuando lo vi por primera vez, no hace tanto, entendí lo que había leído, pero aún no había visto. ¿Sabes si hay algún proyecto para convertir este espacio en museo de la fotografía? De este tipo de “cabañas de cristal” no hay tantas en el país, bien merece un esfuerzo institucional para realizar algo que a los historiadores y las asociaciones de fotógrafos les puede interesar. ¡Enhorabuena por tus investigaciones y el haber vinculado el espacio a esa fotografía de 1920! Saludos, VP

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