A lo largo de la vida del paseante es normal repetir lugares. Desde antes de la pandemia, las Barcelonas se han estructurado desde la continuidad de la caminata, sin alteraciones y con una linealidad para completar poco a poco los cuadrados del mapa. Sin embargo, hubo un momento donde su secuencia era bastante más anárquica y su escritor menos avezado, con la consecuencia de poder dar más pasos en falso, siempre posibles.

La Meridiana actual desde Glòries a Rogent no es la de 2018. Ha desaparecido el curioso monumento al meridiano de Dunkerque y han colocado, el verbo brotar sería chistoso en esta tesitura, más verde junto al cemento. La perspectiva se ha vuelto menos gris y siempre está, en la esquina con el carrer de A Coruña, la casa Sabadell, un híbrido entre el Modernismo y el Novecentismo, una pieza de resaca, como las de Eduard Ferrés en, por ejemplo, el carrer de Calàbria con Gran Vía o si me apuran la casa Planells de Jujol.

La casa Delfín Sabadell desde la calle de A Coruña | Jordi Corominas

Esta finca, numerada en el 99 y el 101 de la Meridiana, es el ángulo opuesto a la casa del fotógrafo Gambús en su particular manzana. La tradición, con servidor siguiéndola en el primer ensayo de comprenderla, la atribuye a Josep Masdéu Puigdemasa, y nada falso hay en ello, pues este edificio de triple fachada, una de ellas casi invisible para la mayoría, tuvo dos fases muy marcadas de construcción, con toda probabilidad determinadas por el cambio de intenciones de su propietario.

En Barcelona dar por hecho un dato canónico es un error garrafal. Lo he aprendido sobremanera mientras elaboraba mi ensayo La ciudad violenta. Los asesinatos más célebres lo son por distorsionar su versión real desde la negligencia de cronistas y periodistas.

Por eso, con la casa Sabadell muchos, me incluyo de nuevo entre ellos, convenimos en bautizarla como de Josep Sabadell, atribuyéndola a un prohombre finisecular, alcalde de Gràcia antes de las Agregaciones, presidente de los contratistas de obra de Barcelona, impulsor del Casino de la Rabassada, miembro del Partido Conservador y fundador de la Patronal, dirigiéndola de septiembre a diciembre de 1914, cuando murió como consecuencia de la epidemia de tifus en su domicilio sito en el 359 del carrer València.

Una simple ojeada a los documentos disponibles en el Arxiu Municipal sirve para ubicar casi todas las propiedades de Sabadell Giol en Gràcia, muchas de ellas por Torrent de l’Olla, Gran de Gràcia y la plaça de Trilla, además de poseer un negocio en el 18 de passeig de Gràcia.

La casa Delfín Sabadell | Jordi Corominas

En todos estos dominios no se percibe interés alguno por el viejo Sant Martí de Provençals, y para rizar el rizo acude a mi mente una ecuación bastante lógica si atiende al perfil de este empresario de alto copete. Carecía de sentido contratar a un maestro de obras, sin por ello desmerecer a Josep Masdéu, notable en su gremio. Un burgués implicado en tantas lides políticas no podía tachar así su expediente. Lo más normal hubiera sido realizar el encargo a una firma de su plena confianza, como Andreu Audet, autor de la casa Josep Sabadell de la rambla del Prat y del Casino de la Rabassada.

Otra minucia significante son las fechas de la fachada central, 1914-1918 en cifras latinas, inicio y conclusión de la Primera Guerra Mundial y desbarajuste para con Sabadell Giol.

Aquí nos adentraríamos en otros factores. El primero, puestos a imaginar, sería la cronología como homenaje desde la continuidad, fruto de la bondad de sus hijos. Sólo Valentí Pons cita en su blog a Delfín Sabadell Serra. En la necrológica del otrora primer ciudadano de Gràcia leemos como sus herederos eran José y Juan, llamándose su mujer Concepción Mercadé.

Antes de desgranar a Delfín, cuyo nombre remite a sucesión, conviene no echar el freno con las preguntas. En un breve de 1915 se propone alquilar la torre chalet Niu Català, en Meridiana 99.

Esto conduce a la antigua forma del inmueble. Juego con ventaja por guardar pistas. Su génesis fue de planta y piso, mucho más modesta, insertada en una dinámica algo heterodoxa por la morfología de esa esquina y su ángulo para cerrar o abrir la manzana de nuestros amores, con Gambús dándole la espalda.

La casa Delfín Sabadell y el conjunto de la isla del Fotógrafo Gambús | Jordi Corominas

Esto encajaría con las atribuciones de Masdéu Puigdemasa, a priori insuficientes para el despliegue artístico de la trilogía de frontiscipios, ornados con decoraciones dedicadas a Catalunya, Barcelona y Sant Jordi, abundante uso de cerámica bicroma y un fondo blanco, esencial en todo el conjunto y una advertencia, casi un insulto, para aquellos amantes de encuadrarlo en el Modernismo, algo sólo con fundamento por las tribunas poligonales y chirriante por la sencillez de la ornamentación con jarrones florales de color rojizo, más en sintonía con los preceptos novecentistas.

La mezcla de ambos estilos y el riesgo de algunas elecciones podrían deberse a la comodidad de actuar en los márgenes, como si así el artista se concediera más atrevimiento.

Lo especial de la finca asimismo nos guía hacia la personalidad de Delfín Sabadell, quien quería hacerse notar en los aledaños, de donde era aborigen. Vivió hasta su fallecimiento, en diciembre de 1961, en el primero primera del número 99 de la Meridiana. Su universo se limitaba a un horizonte porque desde su ventana podía contemplar su fábrica, su imperio social y laboral en el 97 de Meridiana, esquina con Consell de Cent. Como veremos el próximo jueves, debió ser un individuo respetado por su comunidad. Exhaló su último suspiro con ochenta y tres años, viudo de Dolores Oliva, llorado por sus seis hijos. En 1918 quiso ampliar su vivienda en dos pisos y un tercero específico para la portería. Los planos llevan el sello del responsable de la reforma: Ramón Puig i Gairalt, arquitecto con despacho en rambla de Catalunya 106, quien años más tarde remató su cometido en el ingenio de Delfin Sabadell con el añadido de dos alturas destinadas a oficinas, hoy en día contrapuesto a su vecina de miras a causa de la ya no tan nueva sede del Orfeó Martinenc.

En rojo la casa Delfín Sabadell, en azul su fábrica almacén
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  1. Maria Antònia Carrasco Martí on

    Delfí Sabadell Serra va ser tot un personatge que va deixar empremta (a nivell arquitectònic , social i cultural ) a Montmeló, lloc que va triar per a passar les llargues temporades d’estiu, junt amb la seva família. Des del Centre d’Estudis de Montmeló l’hem estudiat i hem publicat articles i capítols de llibres en els quals en parlem, com ara el recentment editat : Aproximació a la història de Montmeló . Segle XX (1900-1960). CEM, 2021

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