
“… Joan Manuel, guitarra en mano, empieza a hacer sonar unos acordes de su canción: Els Vells Amants, y la saluda a ella, que está justo detrás de la ventana, y ella le lanza un beso…” Éste es un fragmento del artículo El carrer dels Vells Amants, escrito en plena pandemia en esta calle del barrio de Vallcarca, en Barcelona, cuando los aplausos de las ocho y las ausencias, la del vell amant y casi un año después, su amada, nos unieron, y los vecinos “con nombre” pasaron a llamarse por el nombre de pila.
El recuerdo de ese momento vivido ha sido el punto de partida de este nuevo escrito, de cómo encarar esta conversación con Joan Manuel Serrat. Me la planteo tal y como lo haría cuando nos encontramos con el vecino o el amigo, con un tema poco recurrente, pero muy actual y, a partir de ahí, dejaremos que fluya.
Aunque vecinos y haber coincidido por trabajo, nuestra relación no iba más allá de: “Buenos días, como estáis…”. Por tanto, estoy convencida de que si no hubiera sido por la pandemia ahora no estaríamos aquí sentados hablando.
Y, hablando de pandemia… ¿Te hubieras podido imaginar que vivirías una situación como esta?
Nunca me he mirado la vida de forma negativa, siempre me ha parecido que cada día es un regalo. No he vivido pensando que podría caer enfermo o que hubiera tenido que exiliarme, pero ha pasado y las cosas pasan y uno debe estar dispuesto a afrontar lo que le viene. Aun así, lo que hemos vivido durante estos dos años ha sido tan extraordinario que nunca me lo hubiera podido imaginar.
Nunca me he mirado la vida de forma negativa, siempre me ha parecido que cada día es un regalo. No he vivido pensando que podría caer enfermo o que hubiera tenido que exiliarme, pero ha pasado y las cosas pasan y uno debe estar dispuesto a afrontar lo que le viene
¿Has leído? ¿Has escrito?
He leído mucho y he escrito poco. Tengo un déficit tan grande… y ya no por falta de tiempo, sino porque hay mucho que leer. La publicación va a un ritmo muy rápido, hay mucha gente que escribe y publica, es difícil elegir en este sentido, pero tengo muchos trucos… Me gusta volver atrás, sobre todo en música y en poesía. Vuelvo constantemente a mis primeras informaciones, digámosle los clásicos, pero no a los del siglo XIV, XV, sino a los que me han enseñado. Releo bastante. Todos los géneros, novela, poesía. Sin embargo, trato de leer también nueva poesía, aunque siempre acabo volviendo a los clásicos.
¿Crees que hay un Serrat de antes y uno después de la pandemia?
Diría que no… quizás sí…, porque vivir dos años de este modo, pues afecta. El deterioro del individuo es notorio, unos más que otros. Son unos años que podían haber sido de otro modo, pero también creo que mi generación fue la primera que pudo disfrutar de la vida que, si bien inicialmente era dura a consecuencia de las privaciones de la guerra, de las represiones, uno era niño y un niño supera todo esto saltando entre las piedras. Y, a lo largo de nuestro territorio, no se han vivido grandes tragedias como ha podido suceder en otros países,… y hablo respondiendo a una cierta mayoría y sin olvidar este submundo que desgraciadamente cada vez se va haciendo mayor y que no podemos olvidar.
¿Crees que nunca dejamos de ser de donde venimos?
Supongo que habrá alguien que sí. Hay árboles que no tienen raíces… hay gente que quizás sus raíces no le satisfacen lo suficiente, o le son amargas, y entonces, por pura supervivencia, tratará de buscar otros lugares. Yo no creo que sea ni obligatorio ni saludable ir en contra de lo que uno siente y, si amas tus orígenes – como diría Joan Fuster “amas tu identidad”. Pues yo sí, he tenido una familia extraordinaria que me ha dado cariño y estoy muy apegado a este sentimiento. La relación con tu pequeña tribu sí que me interesa…
He tenido una familia extraordinaria que me ha dado cariño y estoy muy apegado a este sentimiento. La relación con tu pequeña tribu sí que me interesa…
¿Crees que tus canciones te definen?
Hace cincuenta años que hago canciones y no tengo otro pesebre que nutrirme que mi información y mi fantasía. A partir de ahí, sí, uno va dejando constantemente rastros de él. Las canciones que yo hago son canciones muy ligadas a mi cotidianidad, donde lo que ocurre a mi alrededor es muy importante. De vez en cuando me gusta abstraerme de lo que me rodea, pero muy de vez en cuando. Lo que hay a mi alrededor me afecta, pero no quiere decir que todo lo que yo escribo sea biográfico, ni que los personajes que aparecen yo los conozca, pero sí que hay un rastro…
Dicen de ti que eres el cantante del Mediterráneo, de la alegría, de la infancia y, yo añadiría, “de la memoria”. ¿Estás de acuerdo?
De la mediterránea, sí. Mi territorio es la mediterránea. Soy y me siento muy mediterráneo. De una franja de tierra que está en torno a un mar y por eso siempre que he viajado y he ido a los países mediterráneos me he encontrado muy cercano. Y hay un porqué. Durante siglos, podríamos decir que hemos vivido lo mismo. Después han ocurrido hechos en cada uno de los lugares; ha habido conflictos que nos han ido alejando y nos han ido distanciando, incluso robándonos la hermandad, pero yo me siento de esta tierra, sí. La niñez es fundamental en mi vida. Yo soy, ya te lo he contado un poco, el resultado de mi gente, de mi experiencia. La niñez no me ha abandonado, y creo que todavía hay un niño en mí, que da vueltas a las mismas cosas, juega y disfruta…
Mi territorio es la mediterránea. Soy y me siento muy mediterráneo. De una franja de tierra que está en torno a un mar y por eso siempre que he viajado y he ido a los países mediterráneos me he encontrado muy cercano
Por tanto, el noi del Poble Sec, todavía está…
Ahora podríamos decir que El Poble Sec que yo conocí ya no está, es otro Poble Sec. Y es normal, al igual que el Poble Sec en el que yo me crié fue otro que el fundacional. El barrio lo hace la gente que vive, y después el Ayuntamiento ya se ocupa de cambiarte el paisaje… y entonces entre uno y otro tienes que hacer, a veces, esfuerzos por reconocerlo… y es emocionante eso tan simple como la desaparición de una casa… llega un momento en que miras ese espacio vacío y empiezas a pensar, como si tirases de un hilo del que van saliendo hechos, gente…
Y respecto a “la memoria”, necesitaríamos mucho rato para hablar de ello. Digamos que la memoria es muy frágil y muy tramposa. Los recuerdos nos los vamos haciendo a medida, a pesar de que hay una base que los fundamenta, le vamos añadiendo ingredientes porque necesitamos vivir, necesitamos sobrevivir, y hay recuerdos que nos los vamos adaptando para hacernos mejor el presente, y poder estar cómodos con lo que hemos sido, con lo que hemos hecho…

Cuando nos hacemos mayores y miramos atrás, nos vienen flashes, instantáneas, como pequeños resúmenes de lo vivido. ¿Te ocurre? Si es así, ¿cuáles son esas imágenes, esas instantáneas?
Cuando me vienen más es cuando escribo, cuando fuerzo la memoria, sabes… o fuerzo el aparato de recordar, y, sobre todo, cuando escribes prosa de manera periodística, que empiezas a tirar del personaje y empieza a salir una parte que está escondida en algún pliego del cerebro y que si no lo estiras no sale y entonces va saliendo, saliendo… no sé, quizás lo que uno es capaz de hacer es resultado del trabajo, quizás es eso… cuando van saliendo cosas y estas que salen son de una gran sinceridad… tanto que tienes que dejar de escribir.. porque pasa algo que te afecta de una manera especial… entonces tienes que parar…
La memoria es muy frágil y muy tramposa. Los recuerdos nos los vamos haciendo a medida, a pesar de que hay una base que los fundamenta, le vamos añadiendo ingredientes porque necesitamos vivir, necesitamos sobrevivir
Y hablando de memoria: Un año antes de la pandemia fue cuando te grabamos la entrevista para el documental de Maragall y la luna. Y justo ahora, hace treinta años de aquel 1992. ¿Cómo ves la Barcelona de hoy? Catalunya, España, el mundo que tenemos y lo que nos viene?
El mundo que tenemos, del que indudablemente somos muy responsables por acción o por omisión, por comodidad o por lo que sea, en mi opinión es un presente que está muy alejado de los sueños. Los sueños están al otro lado del río y yo los miro sin el convencimiento, y sin la ilusión, de que nos podamos acercar nunca. Es decir, vivimos en una época de una tremenda locura donde los grandes problemas que como especie tenemos no se sitúan en el lugar prioritario donde deberían estar, sino que al frente se sitúan una serie de asuntos clorofórmicos, sensibleros, que nos distraen de los graves problemas. Vivimos en un mundo donde la supervivencia de la gente, o al menos de la especie tal y como la entendemos, está en riesgo.
Por ejemplo, el calentamiento global nos lleva a un cambio climático que es evidente, y todavía algunos lo niegan. Estamos pasando por una pandemia que si nos ha dejado algo claro es que los grandes beneficiados son los grandes intereses económicos que se han llevado el dinero a espuertas y, aunque somos conocedores de que no saldremos bien parados de esta historia, ni de ninguna otra que venga, no somos capaces de ir todos a una, seguimos exactamente igual, la sociedad sigue igual. No hay una actitud social de enfrentamiento para que se liberen las vacunas, una actitud socialmente más justa y más inteligente para que los mecanismos económicos funcionen de otra forma… Es muy difícil levantarse vestido de optimismo cada mañana…
El 92 fue un estallido de alegría colectiva, y eso a una sociedad la vuelve viva. No fue algo que viniera de un mandato hacia la gente, sino que la gente se lo hizo suyo y emergió hacia arriba… No creo que en este momento pueda pasar algo como esto. Cuando me levanto y pongo la radio, me pregunto si eso que nos dicen lo harán a propósito para sacarnos la pequeña alegría de haber abierto los ojos y ver que hemos sobrevivido un día más y que hace sol, y que estamos aquí, mira que jodernos esto día tras día…
En estos dos años que llevamos de pandemia es evidente que hemos vivido todo un proceso de constante desinformación. Los dirigentes políticos no sabían dónde estaban, pero tampoco los medios, ni los científicos, mientras otra parte de la sociedad ha cargado contra todos ellos con unos intereses pequeños, mezquinos, de politiqueo, tratando de sacarle jugo. En fin, no estimula mucho.
Eres abuelo, de cinco nietos. ¿Cuál es el mundo que les dejamos?
Sí, cinco nietos que van desde los veinte y pico, hasta el año y medio. El mundo es éste, el que ya te he descrito, y es probable que todavía haya muchas más cosas terribles que no sabemos, a pesar de que con las que conocemos ya es suficiente, y debemos sentirnos responsables, si bien hay quien debería sentirse más que nadie, pero lo peor de todo es que no tienen vergüenza y siguen haciendo las cosas y conduciendo el mundo con mucha irresponsabilidad. Por otra parte, también hay gente más sensible con lo que está pasando, que se mueven por objetivos colectivos. Desgraciadamente, éstos están en franca regresión, mientras los demás siguen creciendo. Ese es el mundo que les dejamos.
¿Si alguno de tus nietos quisiera dedicarse a tu profesión, ahora, en estos momentos, que le dirías?
Que trabajara y tratara de hacer las cosas lo mejor que pudiera. No creo que haya que decir demasiadas cosas a nadie y menos a la juventud. Si tienen interés y hay normalidad, preguntan, pero sobre todo miran y sacan conclusiones de acuerdo con lo que ven, cómo te comportas… Qué les tengo que decir yo…, me he metido muy poco. Conmigo no se metió nadie. Pienso que la curiosidad de uno mismo es la que te empuja a aprender, y si de vez en cuando alguien te dice algo que te sacude, bienvenido sea. Lo importante no es lo que sabes, sino lo que eres capaz de aprender.
Pienso que la curiosidad de uno mismo es la que te empuja a aprender, y si de vez en cuando alguien te dice algo que te sacude, bienvenido sea. Lo importante no es lo que sabes, sino lo que eres capaz de aprender
Te preguntaba en concreto por tu profesión porque el otro día hablando con Martí (mi hijo) me decía: “Cuando seamos mayores, no sé qué música escucharemos. Las plataformas con sus algoritmos transforman cada vez más las canciones, recortan su duración, desvirtúan el original, lo que nos llega está corrompido”
Me cabrea ir de abuelito cebolleta… pero lo que es verdad es que la oferta ahora es tremenda y los medios de exposición que parece que vayan a ser enormes, no lo son. El escaparate se ha ido haciendo pequeño y ha ido a parar a menos manos. Lo controlan muy pocas manos. Antes había mucha gente, una compañía de discos casi podía hacerla cualquiera. En la radio se ponía la música que le daba la gana al que hacía el programa, no había unas listas que estaban obligados a seguir. Ahora hay muy poca gente que sea independiente, ahora les viene de algún modo todo pautado. Además, está el mundo de las redes. Hay mucha mentira con lo de las redes y la libertad, es una falacia acojonante… Cada vez es más difícil detenerte y parar la oreja a escuchar algo que te llame la atención… lo que quiere mi espíritu es sentir cosas que le gusten, vengan de donde vengan, las haga quien las haga, me pasa como con la lectura. Siento que estoy capacitado para escuchar las cosas que se hacen en este momento. No tengo una reacción de rechazo y de negar todo lo que ignoro. No, lo escucho y, la verdad, no rehúyo escucharlo, pero hay que decir que me cuesta mucho detenerme…
¿Pero antes no erais más libres vosotros?… Aunque me gustaría que me confirmaras si es cierto que cuando planteaste a tu representante que querías musicar a los poetas republicanos como Miguel Hernández, Antonio Machado…, encontraste reticencias, por parecer que sería poco comercial… ¿qué hay de eso?
No, no, nunca nadie me objetó nada. En la creación musical he sido libre de hacer lo que he querido, si he tenido que cambiar o renunciar a algo ha sido únicamente por la censura. Y es más, en el caso de Machado, yo no te digo que lo entendieran, pero entonces yo venía de hacer un disco que había funcionado muy bien, los discos pequeños (singles) canciones que todavía hoy funcionan afortunadamente y han sido grandes éxitos. Nadie se opuso. Entonces en las compañías había unos personajes que se llamaban ‘director artístico’, que normalmente eran unos pencas de cojones, no sé… Quizás buscaban otras compensaciones (risas). No, nunca he tenido ningún problema, he podido grabar siempre lo que he querido. Con los mejores músicos, en los estudios que quería, nunca he tenido limitaciones… probablemente también contaba con el hecho de que los discos se vendieran y que todo fuera bien.
En la creación musical he sido libre de hacer lo que he querido. Si he tenido que cambiar o renunciar a algo ha sido únicamente por la censura
¿Te podías imaginar que musicando estos poemas dabas a conocer a estos autores a un público que posiblemente nunca los hubiera leído?
Primero, en ningún momento me hubiera imaginado el impacto que tuvieron. Y, segundo, yo no lo hice para que llegara la poesía a la gente, yo lo hice porque había unos versos cojonudos, y dije: “Hostia qué letras más guapas”. Y, también, porque entonces hubo un estímulo colectivo; gente como Paco Ibáñez, hizo canciones con Góngora, Lorca, Quevedo, unas canciones extraordinarias, y Raimon hizo La Roda del Temps con los poemas de Espriu. Se estableció el “cantautor-musicador de poemas”. Aunque el filtro no lo pasaba todo el mundo, porque si no gustaba de inmediato les caía la guillotina… y tener unas letras cojonudas no les salvó que la canción fuera una mierda
Pero de tu generación hay una serie de gente que ha perdurado, y ahora quizás esto es más difícil, que salga gente buena…
De nuestra generación hay gente que todavía sigue cantando, aunque sin demasiado éxito popular y que ha hecho canciones maravillosas. Quico Pi de la Serra es un ejemplo clarísimo de los mejores compositores y autores que ha habido no sólo en Catalunya, y en España. Tiene encanto, es un artista en sí mismo, en cambio… lo que es difícil es que alguien que sea muy malo pueda sobrevivir…
Y por lo que respecta a ahora, yo iría más lejos en la reflexión: ¿Qué significa “lo que es bueno”? Porque esta persona, este artista de veinte y tantos, está en pleno aprendizaje. Después debe empezar a destilar, a llenar de conocimientos su mundo de explosión… y si no le dan tiempo para hacer este aprendizaje nunca avanzará. Hace falta tiempo para equivocarse, probar. Hace falta tiempo para aprender, y por eso primero es necesario hacer música en directo, que es fundamental, y después que esto se pueda comunicar. Y los medios para comunicarlo deben ser unos medios amplios. Cuando digo amplios, quiero decir que aquello no sea un multiplicador que actúe como un ventilador que lo esparce sin medida por todas partes, sino que haya niveles de escucha, lugares donde se pueda elegir qué escuchar. Ahora la escucha es por Internet, malamentttt, cagaaaaada… discos, no, no se venden discos, todo va por spotify… mmmm, malamenttt. Cuando spotify quiera hará su elección… pero hacen lo que nosotros hemos consentido que hagan. Eso que tenemos aquí (señalando el móvil) cuando nos dice: “Quiere usted que localice” y pulsamos: sí, sí… cagaadaaa… Cada vez que vas abriendo una aplicación y les vas dando entrada, te convertirá en una persona menos libre, y cada vez serás más dependiente. Y cuando quieras cortar tu dependencia de esto, ya estarás jodido…
Para acabar con estas reflexiones y cerrar ya el tema pandemia: ¿Te habrías imaginado que algún día cantarías desde el balcón de tu casa, Els Vells Amants a la querida vecina, o que te subirías a la azotea y desde allí, mientras el sol se ponía, harías un concierto, digámosle “íntimo”, para los vecinos de tu calle?
Lo hice y lo volvería a hacer, y aún espero poder hacer algo “anormal” por decirlo de alguna manera. Me acuerdo mucho de Mercè y de Josep y, la verdad, me sabe mal lo que les pasó… En estos dos años hemos perdido a los vecinos de un lado y del otro. Ninguno de ellos ya no está…
Y dos años después te vas a hacer una gira… Tu última gira, en 33 ciudades, a lo largo de nueve meses… ¿Cuándo decides que te retiras de los escenarios? ¿Tiene que ver algo la pandemia?
Bien, me voy. No se lo que va a pasar… mi madre tenía un proverbio muy inteligente que decía: “De aquí, de allá, pajaricos habrá”. ¡Ya veremos! Primero, tenemos que ver qué ocurre en abril y mayo, si podemos salir, si podemos tocar… Esperemos que sí y, si no, tendremos paciencia, esperaremos, esperaremos hasta que se pueda hacer.
La razón por la que quiero hacer la gira es porque estoy necesitado de recuperar lo que me ha dolido perder en este tiempo de pandemia, que es ir a los lugares que quiero, ver gente que quiero, paisajes, comidas… a pesar de que sé que realmente no podré hacer todo lo que quisiera. En cierto modo, es hacerle un pam i pipa, un corte de mangas, a esta pandemia, al cautiverio. Veremos qué ocurre… no tengo ninguna certeza de cómo irán las cosas, pero tampoco me preocupa mucho, me lo iré encontrando. Por lo que respecta a mí personalmente, trabajo cada día para poder estar en las mejores condiciones, preparar el espectáculo de la mejor manera posible, crear el escenario que quiero, con los músicos y técnicos de siempre.
Tienes amigos por todas partes, ¿tienes prevista alguna sorpresa, alguno de tus viejos amigos?
Sí, sí, está claro que la habrá. Así me dejarán descansar un poco… recuperar el aliento (risas).

Cuando uno sabe que es su último concierto, ¿cómo escoge el repertorio de canciones? ¿Cómo se comprimen cincuenta y seis años de historia sobre los escenarios?
Es muy difícil. Sé que no podré contentar a todos. Ya hace un mes que tengo un repertorio, cuando faltan menos de cien días para debutar, el 27 de abril, el día de la Virgen de Montserrat y el día que murió mi padre… una casualidad… como es casualidad debutar en Nueva York. Estos espacios no están libres esperando a que llegues, así que el calendario se debe ir encajando como un rompecabezas. Lo más difícil es terminarlo, y, bueno, hay algunos días que casi serán de 48 horas… y la segunda es montarlo en los espacios que uno necesita.
¿Y no se han enfadado los argentinos porque no empieces la gira allí?
No, no… (risas).
Porque ahora es fácil, llegar a la otra punta del mundo, pero a finales del 60…
Entonces también lo era. En el 69 hice la primera gira.
…y el cariño y la estimación que te tienen es extraordinario.
Bien, cosas de la vida, de los caminos que nos lleva la vida, coincidencias, las casualidades y causalidades.
¿Y a partir de ahora qué? … Porque he leído lo que dices en una entrevista en La Nación-Argentina: “Antes de que me retire una pandemia, el tiempo o la gente me retiro yo; pero me retiro de subirme a los escenarios, no de vivir”. Es hermoso lo que dices. ¿Pero qué quieres decir que no te retiras del todo?
No me retiro ni de vivir ni de ser artista… Yo ahora tengo hecho este planteamiento y lo he hecho en serio y no como excusa para hacer una gira triunfal. Lo he hecho porque creo que es el momento adecuado y lo puedo elegir yo. Muchas cosas han influido en esta decisión y muchas cosas que ya han salido en esta conversación y de las que el avispado lector podrá sacar alguna conclusión. Creo que puede ser un buen momento. Cuando tengo previsto retirarme estaré cumpliendo setenta y nueve años, y, en fin, no creo que pueda aportar mucho más encima de un escenario.
Disfrutaré de esta gira y si cuando llegue ese momento las cosas han cambiado, mi sentimiento ha cambiado, veré cómo me enfrento al resto de mi vida. Lo que no tengo previsto es retirarme como si hubiera trabajado en Nissan y me hubieran dado la jubilación anticipada, no… me dedicaré a hacer cosas que me gusten, me sentiré quizás un poco más libre de otras cosas, pero vaya, debo confesarlo, no me siento cautivo de mi profesión, no me siento de algún modo obligado en ningún sentido a hacer otro tipo de actividad de las que hago… He tenido una vida bastante libre y no tengo intención de modificarla…
No me retiro ni de vivir ni de ser artista… Yo ahora tengo hecho este planteamiento y lo he hecho en serio y no como excusa para hacer una gira triunfal. Lo he hecho porque creo que es el momento adecuado y lo puedo elegir yo
He visto que en muchas ciudades las entradas ya están agotadas, y en algunas incluso habéis tenido que doblar día.
Yo no me imaginaba nada de eso, ni de muchas cosas que me han pasado en la vida… yo creía que acabaría siendo perito agrícola, trabajando para una concentración agraria…
Es cierto, porque empezaste a estudiar esto, ¿verdad?
Sí, y lo terminé… o posiblemente habría terminado de profesor de biología en un instituto.
¿Mientras estudiabas ibas haciendo bolos?
Sí, yo hacía de todo, tenía una gran actividad y me sobraba bastante energía, faltaba dinero, pero me lo iba ganando…
¿Cúando decidiste que lo abandonabas…? ¿Llegaste a ejercer alguna vez?
Estuve trabajando en un centro de investigación en el Pirineo, en el Centro Pirenaico de biología experimental. Estuve de becario. Cuando terminé Perito Agrícola me matriculé en Biología y entonces ya empecé a hacer alguna canción, entré en Els Setze Jutges e iba manteniéndome, justito, pero vaya, mis necesidades pasaban por no ser una carga familiar y la verdad es que no tardé demasiado tiempo en tener un cierto éxito con algunas primeras canciones como Cançó de matinada o Paraules d’amor, que se hicieron populares enseguida y me dieron trabajo… y algo más que sucedió entre mis estudios… Un cierto malentendido con un catedrático, alguna tontería y algo más…
¿Y qué fue, se puede saber?
Sí, a veces lo cuento, pero no viene al caso en este momento… será muy mayor ya, o no, no creo que aún viva.
Ahora que has mencionado Els Setze Jutges. ¿Qué recuerdo tienes de entonces, de la Nova Cançó, de esos momentos?
Yo era muy joven y estaba lleno de energía y sensaciones de inmortalidad, fue una época muy interesante y muy activa. Se me abrió un mundo de gente y emociones, fue una etapa muy educativa para mí… después enseguida empecé a volar solo, un par o tres años después. Ay, pero espera, de dónde sacabas el dinero, pensaba yo ahora…. claro, cantaba en la radio, era una época en la que las radios pagaban… como en el programa de Salvador Escamilla…
¿Podrías decir que él te descubrió?
Yo diría que sí, es quien más me ayudó en ese momento, pero sin lugar a dudas, él fue quien me abrió la radio y quien primero me dio una posibilidad de sobrevivir. Después me dio, con la radio, un altavoz, o lo que él llamaba “un altavoz sonoro”. Me puso en contacto con la discográfica EDIGSA y con Els Setze Jutges, y, por encima de todo, fue mi amigo, uno de los mejores amigos que he tenido en la vida.
Cuando se habla de Joan Manuel Serrat se habla mucho de amistad. Tienes muchos amigos, y no todo el mundo puede decirlo… porque la amistad debe cuidarse.
Todo debe cuidarse… incluso las uñas también (risas), no, de verdad… si se te clava una, duele… pues eso con todo. Hay que cuidar las relaciones, los malentendidos, las cosas, los intereses, los egoísmos… todo son cosas que nos ponen a prueba constantemente… Yo he tenido suerte porque en general he recibido cariño de los amigos que me han tocado, la gente que he amado y también he tenido decepciones… como todo en la vida, si juegas, sabes que puedes perder…
Déu-n’hi-do… con eso que estamos haciendo hoy puedes hacer un libro (risas)…
Hay que cuidar las relaciones, los malentendidos, los intereses, los egoísmos… todo son cosas que nos ponen a prueba constantemente…
Y casi ya por terminar. Una pregunta algo estrambótica… Imaginemos que llega un hecho extraordinario y desaparece toda la información, no hay Internet, ni otra información archivada… y debes explicar a alguien que no te conoce quién eres y al que te dedicas
En este mundo habría tantas cosas más importantes a saber que eso… no tendría ningún interés en hacer saber quién soy. … no lo tengo ahora que hay luz (risas)… no tengo que explicar nada, ya lo he dicho todo, al fin y al cabo, todo pasa y uno mismo también termina… lo único a que puede aspirar un artista es que su obra aguante algo más que él…
Y ahora sí… ¿Le estás agradecido a la vida?
Mucho. Es una experiencia extraordinaria. Me sabe mal que sea tan… finita, pero le he estado siempre agradecido a la vida. La única queja que tengo es que se me acabe y trataré de vivir lo que me quede de la mejor manera posible… me ha tratado muy bien, y deseo que siga con esta buena costumbre, que no pierda los buenos modales… (sonríe).
Mientras cruzo la calle para ir a casa, miro atrás y me vienen momentos de la conversación… el silencio no deseado cuando se le hace un nudo en la garganta mientras recuerda a los Vells Amants, como cierra los ojos y respira hondo buscando esa palabra “para poder decir las cosas por su nombre”, y cuando se remueve en el sillón como quien busca en algún pliego del cerebro aquella imagen de niñez, la del noi del Poble Sec, y de repente me viene a la memoria la canción “Aquellos locos bajitos”, “…nos empeñamos en dirigir sus vidas sin saber el oficio y sin vocación”. Se ha mostrado el Serrat amigo al referirse a Salvador Escamilla y la carcajada de complicidad recordando “un cierto malentendido con un catedrático, alguna tontería y algo más…”, que sin él saberlo le empujó a ser quien es ….
Y entro en casa, tarareando… “De vez en cuando la vida Toma conmigo café Y está tan bonita que da gusto verla”.