Hace menos de un mes publicábamos un reportaje bajo el titular “2022 y sigue muriendo gente en el trabajo y sigue sin abordarse la siniestralidad laboral”. En éste, aún sin saber los datos oficiales del último año, analizábamos cómo había incrementado la siniestralidad laboral y en qué medida los accidentes provocaban bajas, situaciones de incapacidad o incluso la muerte. Lo hacíamos porque a día 10 de enero ya se registraba la tercera muerte laboral del año.
Menos de un mes después, sabemos que en 2021 se produjeron un total de 201.153 accidentes de trabajo, lo que conlleva un aumento del 15,18%, respecto a 2020, según los datos publicados por el Observatorio del Trabajo y Modelo Productivo de la Generalitat.
En números totales, de estos accidentes, 184.448 se produjeron durante la jornada de trabajo (suponiendo un aumento del 14,73%) y 16.705 in itinere, de camino de ida o vuelta del trabajo (incremento del 20,41%). Entre los accidentes en jornada, 90.985 dieron lugar a una baja laboral, mientras que 93.463 no produjeron incapacidad temporal, cifras que representan aumentos del 21,06% y del 9,16%, respectivamente. Por gravedad y respecto al año anterior, en 2021 se produjeron más accidentes de trabajo leves y graves durante la jornada y con baja, suponiendo unos incrementos del 21,18% y del 6,83%. En cambio, se observa un descenso del 12,66% en los accidentes mortales, habiéndose producido un total de 69 fallecidos en el trabajo, 10 menos que en 2020.
Según se analizaba ya con los datos de los primeros once meses del año, las principales causas de muerte en jornada laboral son los infartos y derrames cerebrales y los accidentes de tráfico. Si bien sindicatos como UGT destacan que el Plan de Choque contra la accidentalidad mortal, elaborado recientemente por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, no aborda las muertes en el trabajo por las patologías no traumáticas, es necesario también exigir la correcta gestión a las empresas de riesgos psicosociales y organizacionales. Y es que este tipo de riesgos podría estar detrás de muchas muertes en accidentes de trabajo, ya que los infartos y derrames cerebrales pueden tener relación con la presencia de riesgos psicosociales como el estrés laboral, y los accidentes de tráfico en jornada laboral pueden relacionarse con un exceso de carga de trabajo o los plazos ajustados de tiempo.
En este sentido, los datos a nivel catalán destacan que el 34,78% de estos accidentes mortales se produjeron por causas no traumáticas, (por ejemplo, infartos, derrames cerebrales y otras patologías no traumáticas), relacionadas con elementos de organización del trabajo, tales como presiones y cargas de trabajo, y no a cuestiones de seguridad.
Los datos muestran también un incremento de los accidentes in itinere leves y graves, del 20,60% y 8,67% respectivamente, mientras que ha habido un descenso del 23,81% en los accidentes mortales in intinere, con 16 personas fallecidas, 5 menos que en 2020.
Desde sindicatos como CCOO apuntan que “cada persona muerta por el trabajo es una lacra que debemos denunciar, no podemos permitir que se normalice”. Añaden que es necesario analizar esta disminución de la mortalidad en el trabajo con cierta prudencia, ya que en 2020 mostró un comportamiento al revés, con un marcado descenso de los accidentes ocurridos durante la jornada más fácilmente ocultables por empresas y mutuas, es decir, aquellos clasificados como leves o graves, y un aumento del 21,54% en los accidentes mortales. De hecho, en 2021 hubo 4 personas fallecidas más en el trabajo que en 2019 (crecimiento del 6,15%).
Por sexos, la mayoría de los accidentes de trabajo en jornada y con baja producidos en 2021 los sufrieron hombres, sin embargo las variaciones respecto a 2020 fueron más pronunciadas en el caso de las mujeres, con unos incrementos del 31,89% por los accidentes leves, del 20,59% por los graves y del 500% por los mortales, al producirse 5 accidentes mortales más que en 2020, donde sólo se produjo 1. Por su parte, los hombres mostraron una reducción del 19,23% de la mortalidad laboral, sufriendo 63 accidentes mortales y unos aumentos del 16,85% de los leves y del 4,40% en el caso de los graves.
CCOO considera que estas cifras reflejan una reactivación de la actividad económica en un claro contexto de precariedad laboral y de incumplimientos empresariales en la protección de la salud de las personas trabajadoras. Al mismo tiempo, apuntan que la aplicación de la reforma laboral y, en concreto la disminución de la temporalidad, es un factor que puede disminuir la siniestralidad, ya que las personas trabajadoras con contrato temporal sufren el doble de accidentes que las que tienen un trabajo estable.
El sindicato también denuncia que el sistema preventivo actual se caracteriza por un alto uso de los servicios de prevención externos, lo que se vincula con una menor prevención interna en la empresa, así como por una extensa voluntad empresarial de cumplimiento mínimo de los formalismos legales que no genera una prevención eficaz, mostrándose como un sistema agotado que requiere cambios legales inmediatos y de mayores inversiones por partes de las administraciones públicas en el seguimiento, inspección y control de la práctica preventiva real que se realiza en las empresas.
En esta línea, una labor de trabajadores y sindicatos continua es insistir a Inspección de Trabajo y a Fiscalía para que actúen de forma contundente en la vigilancia de la calidad de la prevención, tanto en la vía administrativa como la penal y exigir a las empresas compromiso absoluto con la vida y la salud de las personas trabajadoras.