Estimada Terra es un libro de fotografías de Joan Guerrero y Cesare Pace, que actúa como una reflexión sobre el planeta que dejaremos a las generaciones futuras. “Queríamos mostrar al máximo las distintas caras, las contradicciones, los sufrimientos de las personas y el medio ambiente”, escriben los autores en el inicio del libro, bajo el título “Perdónanos Tierra”.
Todas las ganancias recaudadas inicialmente con el libro, publicado por la editorial italiana Libri Contro Fucili, fueron destinadas a proyectos llevados a cabo en Ecuador. Ahora también se destinarán a las víctimas de la invasión rusa en Ucrania, a los refugiados ucranianos en Italia. El libro cuenta con la participación del reconocido fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado, quien, en el prólogo, llama a la humanidad a cambiar la relación que mantiene con la Tierra, cuando cada vez se acerca más al punto de no retorno. “Quizás considerar la tierra como un órgano de nuestro cuerpo pueda ayudarnos, antes de que sea demasiado tarde”, propone Salgado.
Núria Parlón, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, la ciudad de Joan Guerrero, escribe en el libro que “Estimada Terra presenta una colección de fotografías que reflejan la belleza del planeta en el que vivimos, y la impronta que deja el ser humano”. Fotografía, poesía y datos sobre la situación climática, se combinan en un libro para hacernos reflexionar sobre los riesgos a los que se enfrenta el planeta, los riesgos a los cuales nos enfrentamos como humanidad. En una entrevista para Catalunya Plural, Joan Guerrero responde algunas preguntas sobre su nuevo libro, la crisis climática y el rol del arte en la sociedad.
¿Cómo surgió la idea del proyecto?
La idea del proyecto surge a partir de una exposición de mis fotografías celebrada cerca de Venecia. Allí conocí algunas personas entrañables, buenas, solidarias, especialmente solidarias. Y hablando con ellas, surgió la idea de hacer un libro en torno a la Pachamama (la ‘madre tierra’ en lengua quechua), cómo está sufriendo con el cambio climático. Es un libro sobre la tierra, el humanismo y a la solidaridad, mediante la herramienta que tenemos, que es la cámara fotográfica y la palabra. Este libro lo hicimos en conjunto con Cesare Pace, un amigo que conocí allí en Italia. Así fue como comenzamos a trabajar, yo desde Santa Coloma, y él desde Italia, y así surgió este libro en catalán y en italiano. Y nos encontramos también con Sebastián Salgado, que es muy amigo de Cesare. Nos asociamos a partir de la solidaridad. El libro ha tenido una acogida muy importante. Ya en Italia, incluso desde antes de salir, se habían vendido 2.500 libros, siempre pensando en la solidaridad, siempre. Todo el beneficio que genere la venta va a ser donado a quien lo necesiten.

¿A dónde planean donar el dinero recaudado por la venta del libro?
Por lo pronto ya se ha enviado una gran parte de este dinero a Riobamba, en Ecuador. Allí se encuentra el Padre Gabicho, que es un sacerdote que se preocupa mucho de su pueblo, los quechuas. Ya se construyeron dos escuelas a partir del dinero recaudado. Cuando se terminaron de construir las dos escuelas y estalló la guerra en Ucrania, decidimos destinar el resto de la recaudación al apoyo de los refugiados ucranianos en Italia. Queremos las donaciones sirvan para comprar lo que necesiten: medicina, ropa, comida, lo que sea.
En el libro se ven retratos de personas de diferentes culturas, y paisajes de diferentes continentes, ¿cuál es el hilo conductor que las une?
Yo creo que, en este caso, el hilo conductor que las une es el sufrimiento, que es consecuencia del modo en el que estamos tratando a la Tierra. Y también creo que las une la belleza: la belleza del desierto, la belleza de la jungla, la belleza del agua, del mar, la belleza de su gente buena. Las une la belleza de la solidaridad y de tantas otras cosas. En el libro hay un fondo de agradecimiento, pero al mismo tiempo de sufrimiento, porque todo lo que se ama, todo lo que se quiere, también da sufrimiento, ¿no?
El hilo conductor que las une es el sufrimiento, que es consecuencia del modo en el que estamos tratando a la Tierra
A lo largo de su historia como fotógrafo, usted ha retratado la migración, la crisis y la pobreza. ¿Cuándo comenzó a percibir esas cuestiones como consecuencias de la crisis climática?
Yo nací en Tarifa, un pueblo que está a 14 kilómetros de África. Nací en el año 40, que eran tiempos de posguerra, de hambre, de miseria, de llantos, de muerte, y de tantas cosas… de un franquismo que había arrebatado la libertad de un pueblo. Lo viví muy en directo. Esa fue mi niñez, y yo creo que luego de observar todo aquel llanto, que mi madre, como tantas madres y tantos padres tenían por no poder dar de comer a sus hijos, no podía ser de otra forma no sentirme solidario con todos aquellos que vierten lágrimas debido a tanto sufrimiento. Y ahora sobre todo con la guerra. Algunos pueblos tienen tanto y otros tienen tan poquito. Unos mueren con dolor por no tener ni para tomar una pastillita para aliviarse. No hay derecho, es muy duro. El fotógrafo, el cineasta, el dramaturgo, el escritor, el pintor, el músico, deben estar muy unidos en el arte o en lo que fuere para acabar con tanto sufrimiento. Esa es la historia de los que participamos en este libro: yo los conocí en Venecia y hoy somos como hermanos que nos hubiéramos conocido toda la vida. Y el fruto es este libro.

¿Y en qué momento comenzó a notar que todo este sufrimiento era, en parte, consecuencia de la crisis climática?
No sé un momento. Lo que sé es que sentí el sufrimiento de aquellos que poco tienen desde que nací, desde que tuve uso de razón. Y ese sentimiento fue poco a poco aumentando y me di cuenta qué poco hacemos para unir, vincular esas vivencias, para que cualquier niño tenga su colegio, su lapicito de color. Me he encontrado en los Andes con niños que caminaban tres horas para ir al colegio, y cuando llegaban no tenían ni lápices para escribir. Eso es una aberración. El que le hace eso a un niño, a cualquier persona, pero especialmente a un niño, no puede vivir tranquilo, ignorando todo lo que pasa. Hoy en día tenemos todo para explicar, para conocer. Antes tal vez podía existir la excusa de que no lo sabías, pero hoy lo sabemos todo por los medios de comunicación, por Internet. Sabemos lo que sufren nuestros hermanos, nuestra gente.
He visto tantas familias en Ecuador, en Nicaragua, El Salvador, queriéndose, uniéndose en las noches con el pucherito ardiendo. Y ahí había felicidad, una felicidad de humanismo, que es lo que estamos perdiendo aquí, en definitiva. Ellos pueden ser ricos, no en la parte material, sino de sentimiento, de cariño, de amor… y eso nadie se lo puede quitar. No sé si la crisis climática lo empeoró. Perdieron los que siempre han sido perdedores y ganaron los que siempre se aprovecharon de las materias primas de los países pobres. Los que tenían deudas se endeudaron aún más, y los que éramos ricos, fuimos más ricos. Porque nosotros somos gente muy rica aquí en Europa.
En una entrevista usted citó una frase de Atahualpa Yupanqui: “Lo primero es ser persona; lo segundo, poeta”. ¿Cree que todo arte es de denuncia?
A mi no me interesan las rosas por las rosas. A mi no me interesa el arte por el arte. A mi no me interesa la poesía por la poesía. Me interesa todo aquello que es auténtico y que a veces, sin darte cuenta que lo haces, estás creando arte. Me interesa como fotógrafo retratar el sentimiento, ya que creo que, para llegar, la fotografía tiene que tener eso que tiene el bolero: alma y corazón. Si tiene solamente estética, por muy bonita que sea, será una patada, y a mi francamente la patada no es que me guste mucho. Por eso es que digo que el arte por el arte no me interesa. Lo primero es lo que decía Atahualpa: “Primero la persona y luego el poeta”, primero la persona y luego el político, primero la persona y luego el panadero, primero la persona y luego el fotógrafo. Si va la persona antes que el político, será buen político. Ahí está el caso de Antonio Machado que era buena gente, y a medida que era más bueno, era mejor poeta. Esto lo he visto en gente sencilla, que quizás ni se han dado cuenta, pero con la edad, uno se va dando cuenta de lo que es la generosidad, la bondad. Ese empujar para cambiar la historia, especialmente de aquellos que no tienen nada.
Con la edad, uno se va dando cuenta de lo que es la generosidad, la bondad. Ese empujar para cambiar la historia, especialmente de aquellos que no tienen nada
¿Cuáles cree que son las herramientas del arte para la transformación social?
El arte para mi es importantísimo dentro del mundo de la solidaridad, del cambio social. Es una herramienta de humanismo, de creación, de poesía, de sentimiento, de solidaridad. Ya en la Piedad de Miguel Ángel estaban presentes el amor, la muerte, la madre, el hijo, la vida, la perfección del genio. El arte es fundamental para la transformación de la sociedad desde mi punto de vista.
¿Cree que aún estamos a tiempo de revertir la situación climática?
Puede ser que sí, puede ser que aún haya esperanza. Yo siempre he sido muy optimista, hasta en las lágrimas de los años 40 era optimista como niño, y luego como joven, también. Sigo inyectando optimismo, está clarísimo. Además, yo me veo como si fuese un hueco que, si no me encargo de rellenar yo mismo, nadie lo hará por mi. Por lo tanto, sigo en ese camino de la justicia, de la libertad, de solidarizarme con aquel que sufre, forma parte de mi, como la nariz, como el pelo. Yo estoy cómodo en el primer mundo, en Europa. Y por mucho que estemos mal, pues no será nunca como lo que he visto en los países pobres.

¿Quiere compartir alguna reflexión que le hayan dejado las vivencias a lo largo de su carrera como fotógrafo?
La vida me ha dado tanto, me ha dado amistad, me ha dado la belleza de contemplar tantas cosas por muy sencillas que fueran. Me siento más hermanado con lo que somos. Doy gracias por lo que descubrí en Santa Coloma, aquel pueblo, aquella ciudad, pues lo tengo todo. También por mi trabajo, que fue y es la fotografía, la pasión de mi vida. Frente a un mundo cada vez más contaminado, Joan Guerrero decide resaltar el humanismo, la solidaridad, la amistad, la gratitud, el optimismo, la belleza, el amor y la esperanza. “Que sea muy feliz y que sigamos en este camino unas veces tan lindo y otras veces tan difícil de la vida”, cierra la conversación telefónica.
La presentación oficial del libro “Estimada Terra” en Barcelona tendrá lugar el 21 de abril a las 18 horas, en el Colegio de Periodistas de Barcelona