Miquel Macià (1957, Vic) y Pep Martí (1964, Barcelona) son dos periodistas de largo recorrido con los que un servidor tuvo la suerte de trabajar durante la segunda mitad de los noventa en el semanario El Triangle, cuando las noticias se conseguían a golpe de teléfono y las convocatorias llegaban vomitadas por el fax. Más adelante, Macià fue de los primeros en entender el potencial informativo de internet, impulsó Osona.com, posteriormente rebautizado como Nació Digital, lo convirtió en el diario digital líder de Cataluña, y hace siete años tuvo el acierto de incorporar a Pep Martí a su proyecto. Ahora han escrito a cuatro manos un libro sobre el poder y el dinero en Cataluña, que han titulado Els que manen (Saldonar), y que son las 643 páginas más jugosas, a la vez que rigurosas, que se pueden encontrar si realmente se quiere saber el quién, qué y cómo del poder en este país del que, por azar o voluntad, todos formamos parte. Aparecen los Cambó, Güell, Millet, Samaranch, Vidal-Quadras, Godó, Lara, Grífols,  Sumarroca, Cuatrecasas, Molins, Lao, Sánchez Llibre, Tous… Además de otros apellidos en singular como Fainé, Oliu, Roures, Carceller, Alemany, Reig o Núñez. Y así hasta cincuenta, que no dejan de ser la mejor síntesis de las famosas 400 familias que, según dijo en su día Fèlix Millet, coinciden siempre en todos lados.

¿Cómo hicisteis la selección y cómo es que en el libro hay esta mezcla de nombres que son muy actuales con otros que mandaron pero que ya no mandan?

Pep Martí: Como toda selección, es más que discutible, hay nombres del poder real que no están, y los hay que no son protagonistas de los capítulos pero que están muy presentes a través de los otros personajes. Hemos querido que el listado fuese representativo, y creemos que lo es, pero claro, no es sistemático, hay nombres que podrían estar y no están. Es verdad que hay muchas concesiones a la historia, porque en algunos casos nos parecía que explica muchísimas cosas. Por ejemplo, es evidente que hoy los Cambó no tienen nada que ver con lo que fueron, pero para explicar la pérdida de una alcurnia tienes que ir al momento que era grande. A parte, en este caso también permite preguntarse adónde ha ido a parar el mecenazgo, puesto que, con todas sus contradicciones, Cambó es una figura extraordinaria que dio mucho apoyo a la cultura y sin la cual no se entiende la burguesía catalana actual.

Miquel Macià: Lo que no pretendíamos era hacer una fotografía del momento actual. De hecho, leyendo este libro estás leyendo, a retazos, la historia de buena parte del siglo XX de Cataluña. Por lo tanto, no es un libro presentista, no hemos ido a buscar quienes facturan más o quienes son hoy más ascendentes, porque entonces nos tendríamos que haber metido con Glovo o Desigual. Es un retrato de historia contemporánea y por eso hay nombres que han dejado su huella y ahora están de retirada.

Pep Martí: Pero cada capítulo ayuda a entender el ahora, la actualidad, si no el libro fallaría. También se explica el desarraigo de algunas sagas. ¿Por qué, por ejemplo, los Güell? Pues a través de esta saga se explica muy bien lo que ha ocurrido con muchas familias que se entroncaron con la historia del país y que ahora ya no están. Y llegamos a Cayetana Álvarez de Toledo, que es la exmujer del nieto de un gran Güell.

Prácticamente en el libro no aparece ningún político. ¿Por qué?

Miquel Macià: Porque tienen una vida efímera. Aparte de Jordi Pujol, ¿qué otro político ha transcendido?

Entre los que han mandado y mandan yo echo de menos a Miquel Roca.

Miquel Macià: Podría haber estado, y de hecho estaba entre los cien nombres iniciales. Pero en algún lugar tienes que poner el listón. Hemos descartado otros nombres que habrían podido entrar, como los Folch-Rusiñol. A parte, están clasificados por categorías y eso también nos obligaba a repartir: está la vieja burguesía, los fabricantes, los que especulan alrededor del dinero y la inversión, diferentes sectores de la economía, y la payesía.

Pep Martí: Sobre todo hemos querido reflexionar sobre la burguesía. Y por tanto quedaban fuera los dirigentes políticos explícitos de los últimos años. Es decir, Sánchez Llibre está, pero porque dirige la patronal, no porque fuera durante mucho de tiempo el número dos de Duran Lleida. Y hay políticos como Maragall y Pujol que están muy presentes en el libro, pero a través otros personajes.

¿El poder mediático no está infrarrepresentado? Solo he visto a los Godó, Lara y Roures, si no me equivoco.

Miquel Macià: Y a los Rodés, con el Ara. ¿A quién más podíamos meter, a Asensio? Estaba en la lista, pero no lo veíamos. Lo sacamos.

Pensaba más en el mundo digital, los que dominan el relato gracias a internet.

Miquel Macià: En el mundo digital todos somos pequeños y pobres.

Pep Martí: Es cierto que el libro tiene mucho de patriciado, de burguesía clásica y qué se ha hecho de ella.

Miquel Macià: Es que fortunas nuevas no hay muchas, y hemos puesto pocas porque siempre corres el riesgo de que sean efímeras. Hemos metido a Roures y a Tatxo, a Joan Font de Bonpreu, a los Alsina de Guissona… Es que tampoco hay tantas.

¿Los grandes empresarios que no han querido influir en política no os han interesado?

Miquel Macià: Hombre, por ejemplo, Carceller no interviene en nada… Bueno, dicen que es la segunda consejería de Cultura de Cataluña, por el presupuesto que tiene la Fundación Damm.

Me ha parecido que el procés aparece en varios capítulos. ¿El análisis de lo que escribís pivota mucho sobre el procés?

Pep Martí: Aparece un poco, pero tampoco demasiado. El libro viene de una serie de 50 nombres que se publica a Nació Digital en un momento que el procés está álgido, pero aquellos reportajes se han revisado y actualizado posteriormente. Algunos de los nombres que salen se posicionaron de una manera muy clara, pero también nos interesaba los que adoptaron posiciones terceristas, y así se ven todos los diversos matices. Con el procés hay algunas pequeñas complicidades, y hay una mayoría que se pronuncia poco pero que es bastante hostil, y después hay algunos a los que yo llamo la burguesía del dolor, es decir, la burguesía que sufre ante la situación y trata de buscar salidas, intentando evitar el estropicio. El mismo Rodés es un exponente de esta burguesía del dolor que se sincera mucho y explica que lo pasó fatal, que sufrió mucho con el discurso del rey…

Miquel Macià: Ferran Rodés publicó aquel famoso artículo el 15 de octubre del 2017 en el Ara. De todos estos burgueses fue el único que tomó una posición política muy desarrollada, llenó toda una página del diario teorizando sobre el momento político que vivía Cataluña. ¡El único, eh! Todos los demás hicieron picoteadas superficiales.

Martí: “Con el ‘procés’ hay pequeñas complicidades y una mayoría hostil, y está la ‘burguesía del dolor’, la que sufre ante la situación y trata de evitar el estropicio”

Macià: “La burguesía no sabe leer la crisis en la que entra la clase media ni el impacto de la sentencia del Estatut, y es incapaz de promover una alternativa política”

La paradoja es que manda el poder económico, pero este poder económico fue incapaz de frenar lo que tenía que frenar. ¿Es porque está muy debilitado?

Miquel Macià: Totalmente. Esta es una de las lecciones del libro. Se equivocaron en un montón de cosas. Primero, no supieron leer la fase de crisis en la que entraba la clase media, por la proletarización creciente derivada de la globalización y de la crisis financiera de 2008. Y tampoco hicieron una lectura profunda del tema de la sentencia del Constitucional y el recorte del Estatut de 2006, fueron incapaces de prever lo que pasaría y después fueron completamente incapaces de formular, amparar o promover una alternativa política democrática y que pudiera aspirar a una victoria electoral. Al final les vino a sacar las castañas del fuego la Guardia Civil. Pero el hecho es que los terceristas, los que querían evitar el choque de trenes, también han fracasado, porque la autonomía de Cataluña no ha crecido ni un milímetro.

Un directivo de una empresa del Ibex me explicaba que hay un momento en que la clase política dirigente catalana ya no les escucha. Es decir, hasta Mas hay buena comunicación. A partir de Puigdemont ya no les descuelgan el teléfono.

Miquel Macià: ¿Y por qué Puigdemont se lo podía permitir? Porque ellos no habían construido una alternativa política convincente. ¿A quién representaba Puigdemont? A las clases medianas catalanohablantes radicalizadas y al mundo rural. Y estos burgueses, ¿qué tenían para ofrecer a estas clases medianas radicalizadas?

No sé si es esto lo que representaba, pero venía del mismo partido de toda la vida que sí que tenía hilo directo con el mundo burgués.

Miquel Macià: ¡Pero ya no lo era! La situación no era la misma, el artefacto político quedó destruido a partir de la confesión de Pujol.

Pep Martí: El Estado tampoco ayudó. Antón Costas nos explicó que un grupo de gente tuvo una reunión con Rajoy en la Moncloa para presionarlo para que hiciera algún giro político ante lo que estaba ocurriendo. Y cuando le estaba diciendo “Presidente, ahora sería urgente que tú lanzaras una propuesta política”, Rajoy le corta y le dice: “No Antón, ahora lo más urgente es esperar”.

Miquel Macià: Aquellas cartas que le envía en el mes de octubre Rajoy a Puigdemont: “Diga usted si ha proclamado o no la independencia de Cataluña”. ¿Tú te habrías imaginado nunca que esto se pidiera por carta?

Foto: VS

 

La otra gran dinámica que se ve en el libro es que muchas o unas cuantas de las obras que surgen de la burguesía emprendedora en estos momentos está en manos de capital extranjero.

Miquel Macià: Entre ventas directas o entradas en el capital, hemos visto muchos casos en los últimos años: Mediapro, Industrias Titan, Panrico, Freixenet, Codorniu, Cirsa, Fibanc, Pronovias, Valentine… Hace no mucho tiempo hice el ejercicio de coger las 32 empresas catalanas que en 1992 constituyeron el Instituto de Empresa Familiar e hice un trazado de qué había sido de estas empresas al cabo de treinta años. Todavía quedan, pero hay unas cuantas que ya no son empresas familiares.

¿Y no os asusta que muchas empresas catalanas ahora estén controladas por capital extranjero?

Miquel Macià: Es la ley del capitalismo, como previó Marx. El desarrollo económico y la globalización llevan a que pequeñas o medianas empresas de base nacional no estén en condiciones de competir frente a grandes corporaciones que tienen una musculatura financiera incalculable para invertir en investigación, en formación o contratación de talento y en movilización de recursos para invertir. Esto se traduce en una superación del producto y en una disponibilidad de producir más barato. Contra esta ecuación, poca cosa pueden hacer empresas locales, muchas de ellas de propiedad familiar, con todas las ventajas y rémoras que esto comporta.

Miquel Macià: “Las empresas de base nacional y propiedad familiar difícilmente pueden competir con las grandes corporaciones, es la ley del capitalismo que ya previó Marx”

¿Qué capítulos os han costado más?

Miquel Macià: Depende, hay capítulos que quizás habrán quedado cortos, porque los personajes eran más impenetrables, como Luis Conde o Josep Oliu.

Pep Martí: Algunos personajes no han querido hablar y hemos hablado con gente próxima a ellos. Muchos no han contestado. Y también los hay que nos han recibido, pero han sido la minoría. Ha habido mucha resistencia por parte de todo el mundo.

Miquel Macià: Por ejemplo, un personaje que me llevó mucho trabajo fue Sol Daurella, de Coca Cola. Me sale un capítulo largo, pero es que yo quiero explicar el negocio, como se produce, y como esta mujer llega a ser la primera partner mundial de Coca Cola USA. Aquí hay todo un recorrido empresarial desde el momento en el que Franco les da la licencia de la cocacola hasta que se llega a la constitución de Coca Cola Europacific Partners, que es la distribuidora de toda Europa, Asia y Oceanía y que preside Daurella. Ha sido laborioso porque lo quería explicar paso a paso, puesto que uno de los objetivos que nos marcamos es que se tenía que llegar al origen de cada una de las grandes fortunas. Y así la gente que lo lea tendrá una respuesta a la pregunta: ¿por qué esta persona sí y yo no? Otro ejemplo: como los hermanos Lao pasan de llevar unos boletos por los bares de Terrassa a crear una primera máquina tragaperras, de aquellas que echabas una moneda rodante que hacía caer las otras monedas.

Pep Martí: Y aunque no sea ningún secreto, también había que contar que muchas fortunas de hoy no se explican sin el franquismo. No solo gente que se hace rica durante el franquismo, sino que algunas fortunas lo son gracias a la adscripción franquista de estas familias. Por ejemplo, el caso de Carceller, que es un hombre que hace fortuna porque era ministro de uno de los primeros gobiernos de Franco, o de Godia, que presumía de ser el alférez provisional más joven que combatió junto a Franco.

Miquel Macià: Y aún Carceller al menos fabrica un producto, y se la juega cada día en los bares y las terrazas que la gente le compre lo que fabrica. No es el caso de los Godia.

Pep Martí: Es posible que generen más simpatía lo que llamaríamos los capitales de industria, como Carceller o el propio Sumarroca o los Molins. Gente que genera unos productos, que levanta la persiana cada día y que tienen una relación con lo mundo del trabajo, que puede ser de guerra abierta, pero dentro de un mismo barco que se puede hundir. En el otro está la gente que gana mucho dinero trabajando básicamente con el dinero, y que no aportan nada de todo esto.

Me sorprende que digáis que mucha gente no ha querido colaborar. ¿No les gusta aparecer en un listado de gente con poder, a pesar de serlo?

Pep Martí: Creo que la mayor parte de la gente que tiene poder y ejerce influencia desde fuera de la política pública, prefiere mantenerse en la penumbra. También es una manera de ejercer más influencia. Toda exposición, poco o mucho, debilita. En algunos casos, se llega a un casi anonimato. Pienso ahora en los Valls Companys, de quienes incluso es difícil encontrar fotografías. O en un Marc Puig, reticente a postularse para presidir el Círculo de Economía.

Imagino que muchas de las cosas que habéis escrito ya eran más o menos conocidas, y las habéis puesto en orden, pero seguro que hay alguna que no lo es tanto. Ponedme algún ejemplo de lo que para vosotros ha sido un ‘hallazgo’.

Pep Martí: No sé si hemos hecho algún gran hallazgo, pero sí que nos hemos encontrado con muchos pequeños hallazgos. Aportamos datos sobre la voluntad de los Cambó de deshacerse de un retrato hecho por Botticelli que Francesc Cambó consideraba la perla de su colección. Y que todavía no han podido vender. Hemos recuperado aspectos, algunos desconocidos, otros olvidados, de muchos de estos linajes, especialmente de los vínculos estrechos con el franquismo de algunas familias, como en el caso de los Raventós de Codorniu, que bautizaron uno de sus espacios como la Bodega del General Franco. La hemeroteca nos ha dado muy buenas estampas, como la boda de Artur Suqué y Carmen Mateu, oficiada por el cura de Franco. En otros casos, pocos, se constata la persecución sufrida por la dictadura, como en la familia del hotelero Jordi Clos, hijo de un padre policía de la República que fue represaliado.

Miquel Macià: El hallazgo sería haber construido el relato de cada familia desde el principio hasta el final, no unas pinceladas más o menos actuales sino una crónica detallada desde los orígenes de la fortuna hasta el momento actual, sin saltos históricos. Así, estos relatos son también otra manera de reseguir la historia del país desde el siglo XIX hasta hoy. Para mí, un hallazgo es la empresa Grífols, por saber cómo ha conseguido la expansión mundial que tiene; el porqué de su ascendencia en los Estados Unidos, y hasta donde llega la profundidad de sus investigaciones médicas vanguardistas.

Pep Martí: “Hemos recuperado aspectos, algunos desconocidos, otros olvidados, de muchos de estos linajes, especialmente de los vínculos estrechos con el franquismo”

El dinero crea fascinación. Se decía que a Pujol le fascinaban los hombres que habían sabido ganar dinero. Como autores, ¿no os ha ocurrido?

Miquel Macià: La verdad es que a mí, particularmente, no demasiado. Pep y yo hace muchos años que hacemos periodismo y estamos ya curados de espantos. Muchos han ganado dinero porque se lo han encontrado: creyeron en unos productos y tuvieron una expansión inesperada, espectacular, como pasó en los sectores de la alimentación o el farmacéutico. Sí que es más fascinante el hecho de ver como algunos –sobre todo los industriales– se han organizado, han seleccionado equipos de gente con talento y han tenido la capacidad de arriesgarse para crecer, o para rehacerse de algunas sacudidas graves. En cuanto a los perfiles personales, son personas como todo el mundo, con sus alegrías y miserias, pero quizás con algo más de miedos que la media de la gente. En algunos casos, sí que es fascinante su clarividencia empresarial, que contrasta con el sorprendente desconocimiento que algunos tienen de la realidad social –e incluso política– del país.

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