Aunque es incierto cuál será el futuro del modelo productivo, parece que la automatización y la digitalización han llegado para quedarse con una mejora de la productividad de las empresas. Sin embargo, el estancamiento de los sueldos y el debilitamiento del estado del bienestar de las sociedades desarrolladas ha aumentado la desigualdad social.
Para debatir sobre cuál debe ser el papel de los diferentes actores sociales en la nueva revolución digital, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y la Fundación Ernest Lluch han organizado tres diálogos sobre el futuro del trabajo. Con el objetivo de conseguir “una sociedad más justa y con un crecimiento inclusivo”, según Montserrat Ballarín, vicepresidenta de Desarrollo Social y Económico del AMB, el primero de los debates celebrado el lunes en el Palau Macaya, puso el foco en la Economía 4.0 y los retos sociales que acompañan a la rápida revolución digital en el mundo laboral.
Por un lado, los sindicatos destacaron la importancia de reforzar el estado del bienestar y el modelo fiscal en una búsqueda de mayor redistribución. Además, “es necesario poner el trabajo digno en el centro con mejoras salariales y mayor estabilidad”, afirmó Camil Ros, secretario general de UGT de Cataluña. También afirmó que “la digitalización no es el fin del mundo” y destacó los cambios que debe asumir el sindicalismo en esta nueva etapa. Javier Pacheco, secretario general de CCOO de Cataluña, en la misma línea, destacó que “hay que reorganizar las relaciones laborales con una adaptación del sindicalismo”. Ambos, afirmaron que el Diálogo Social debe ser el eje vertebrador de la evolución, con una responsabilidad compartida entre administraciones, sindicatos y patronal para “construir una sociedad de progreso”, según Pacheco.
Por otro lado, en un debate entre Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social de España, y Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball, también se destacó el papel que debe jugar el Diálogo Social, con el ejemplo del consenso alcanzado en la nueva reforma laboral, que ha contado con el apoyo de patronal y sindicatos.
Costas afirmó que “debemos abandonar los posicionamientos fatalistas”, porque la digitalización “no destruirá puestos de trabajo, sino que creará nuevos”. Además, destacó el malestar vigente por la despoblación y afirmó que “hay que buscar más cohesión social” para que “haya más puestos de trabajo en todo el país y no sólo en las grandes ciudades”. También, advirtió de que el crecimiento económico no llegará de la mano de las grandes empresas: “Hay que potenciar las pequeñas y medianas empresas del país para que mejoren su productividad”.
Josep Sánchez Llibre, en una crítica a la rigidez de la legislación laboral actual, abogó por un nuevo contrato social, un compromiso que busque acabar con las desigualdades actuales.
Ambos ponentes destacaron el valor de los Fondos Europeos que deben tener por objetivo iniciar una transición basada en “la digitalización, la descarbonización y la igualdad de género”, según Costas.
Una de las reivindicaciones sindicales con la llegada de la automatización ha sido la reducción de la jornada laboral, porque “se mantendría el nivel de productividad” y “garantiría una mejor conciliación”. Preguntado por el Diari del Treball, el presidente de Fomento afirmó que es una cuestión que se debatirá, pero se mostró reacio a asumir una jornada laboral de menos de cuarenta horas. “Será difícil llegar a un acuerdo”, advirtió. Por otra parte, el presidente del Consejo Económico y Social afirmó que “parece lógico reducir la jornada laboral establecida hace cien años”.
A pesar de las discrepancias, desde la patronal se insistió en que “el diálogo y el consenso social” son el camino.


