Hoy, treinta años después de la muerte de Camarón de la Isla, todos hemos crecido y las cosas del flamenco en Cataluña van ocupando su lugar natural. Algunos de los mejores artistas son de aquí y los escuchan en Andalucía, Tokyo o Madrid. Hay mucho trabajo de hormiguita del Taller de Músics, las peñas de barrio o las escuelas de baile, y si no hay más flamenco en directo es porque los programadores o las salas no creen lo suficiente en el público local y apuestan por el supuesto dinero guiri.
Tras morir Camarón, la Mina fue el primer lugar en inaugurar un busto del artista. La estrella impresionante del genio del flamenco en Sant Adrià del Besòs dejó un poso importante en los incipientes jóvenes aficionados del país, y al año siguiente nació el festival Ciutat Flamenco; después vino una larga y fecunda lista de artistas flamencos catalanes que no se agota.
El viernes, 20 de mayo, se inaugura la 29ª edición del festival, que rendirá recuerdo, homenaje y estudio al capital primer concurso de cante jondo de Granada, que se celebró ahora hace un siglo. Y esto pasará en Barcelona. Hoy las cosas se entienden así, con normalidad, sin más. La riqueza cultural de un lugar la hace la gente. Y el día a día nos acaba clavando en la tierra nuestro legado cultural. Y al final todos somos tierra de la cual emergen nuevas riquezas. Siempre es así. ¡Olé!
Ciencia y cante

Músico, compositor y musicólogo, David Leiva (Almería, 1977) es el director del festival que responde a su propio perfil. Con una mano en la guitarra y la otra en los libros, Leiva entiende Ciutat Flamenco como un punto de encuentro entre la investigación y el espectáculo y todo con cierta bis pedagógica. “El festival tiene dos patas, la programación musical y el congreso de flamencología. El congreso, diseñado por un potente comité científico, llega a la cuarta edición con más debates, con más doctores y doctorados, más universidades y escuelas”, explica con el entusiasmo del erudito. “Del extranjero y de muchas músicas del mundo, cada día hay más gente interesada en conocer las posibilidades rítmicas del flamenco. Nosotros procuramos dar esta visión moderna y abierta a través de las ponencias presentadas en las mesas de pedagogía y las de investigación”.
Consultad la web ciutatflamenco.com y os daréis cuenta del vivo carácter cosmopolita, diverso y universal del flamenco de hoy en día (que bebe del de toda la vida, está claro). Se ha acabado aquello de los puristas y los renovadores; ahora el flamenco es de todos y de todo el mundo. El mestizaje musical del que se apropian los ritmos latinos ya hace años que lo practica la música flamenca. Joe Beck, Miles Davis, Chick Corea, John Mclauhgin o Max Roach se contagiaron de Sabicas, de Lucía o Morente para inaugurar un nuevo lenguaje musical que hoy es tan global como el palo de un cantaor en una peña de Cornellà o del Puerto de Santa María.
Esta realidad se hace con músicos, productores y salas de conciertos, pero es el trabajo intelectual el que le da una dimensión irrefutablemente original y universal. Y todo esto es Ciutat Flamenco.
El vértice entre la ciencia y la música será el primer festival de cante Ciutat Flamenco, un certamen que recupera la memoria de aquel primer concurso de 1922 que organizaron Manuel de Falla, Joaquín Turina y García Lorca en Granada. Entonces, el ganador fue Diego Bermúdez Cala El Tenazas y recibió una mención especial un jovencísimo Manolo Caracol. Ahora este concurso se retoma dentro del Ciutat Flamenco con carácter bianual, alternándolo con el concurso de guitarra. La historia continúa en cualquier lugar, y una capital del flamenco como Barcelona le tiene que dar continuidad. “La gente de Granada nos felicitan por recuperar la memoria del concurso un siglo después”, asegura David Leiva. “Además, se cantarán todos los palos para hacerlo más atractivo al público y más intenso a los artistas”. ¡Olé!
Lee el artículo completo en París/BCN


