Las elecciones legislativas del 8 de noviembre serán decisivas de cara a la segunda mitad del mandato del presidente Joe Biden. Las encuestas y la tradición indican que los Republicanos recuperarán la mayoría en la Cámara de Representantes. Los Demócratas, desde enero de 2021, gozan de mayorías mínimas tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes. Si los Republicanos obtienen la mayoría en la Cámara Baja, bloquearán las iniciativas legislativas de los Demócratas. Desde paquetes de estímulo con gasto social e inversión en energías renovables hasta presupuestos.
En caso de mayoría en la Cámara de Representantes, los Republicanos utilizarán sus comités para poner en marcha investigaciones en relación con diversos temas. Y un nuevo intento de Donald Trump de ser el candidato republicano para las presidenciales de 2024 es mucho más probable si los Republicanos logran buenos resultados el 8 de noviembre. Hay pues mucho en juego. Examinamos los muchos frentes abiertos, desde la economía hasta la guerra en Ucrania, que tienen abiertos Joe Biden y los Demócratas.
Los Demócratas destacarán que el paro ha continuado disminuyendo. En abril se mantuvo en el 3,6%, tasa que se registraba en febrero de 2021, justo antes del inicio de la propagación de Covid-19. En abril se generaron 428.000 empleos. Entre los segmentos demográficos, el paro fue del 3,2 para los blancos, 5,9% para los afroamericanos, 4,1% para los hispanos y 3,1% para los estadounidenses de origen asiático. El número de parados, 5,9 millones, era todavía ligeramente superior a la cifra pre pandemia (5,7 millones).
Sin embargo, los informes del ministerio de Trabajo muestran datos preocupantes. La cifra de parados de larga duración (1,5 millones, 362.000 más que en febrero de 2021) no se ha reducido. Constituyen el 25% de todos los desempleados. Hay cuatro millones de estadounidenses ocupados a tiempo parcial que quisieran serlo a tiempo completo. La tasa de participación de la fuerza laboral mide a las personas que trabajan o buscan trabajo sobre el total de la población por encima de dieciséis años. Se mantiene estable en el 62%.
Baja la bolsa y sube la inflación
Este mercado laboral ya lo querrían muchos países desarrollados. Las cifras menos positivas podrían ir mejorando paulatinamente. Pero la inflación más alta en cuarenta y un años amenaza con ralentizar la economía de forma brusca, y no se puede excluir una recesión a finales de año. El PIB disminuyó en el primer trimestre un 1,4%. Los analistas todavía pronostican un crecimiento ligeramente superior al 2% en el 2022. Pero la Reserva Federal no tiene más remedio que incrementar los tipos.
La inflación interanual fue del 8,3% en abril, algo menos que el 8,5% de marzo. Los mercados esperan subidas de 50 puntos básicos en junio y julio. Tipos de interés más altos, evidentemente, encarecen las hipotecas nuevas o ya existentes con tipos variables, préstamos de consumo y las deudas de tarjetas de crédito. El consumo aporta el 66% del PIB en los Estados Unidos.
Las bajadas muy profundas de los índices bursátiles pueden hacer que la Fed eleve los tipos más moderadamente. El Dow Jones ha encadenado ocho semanas seguidas con pérdidas, algo que no se había producido desde 1932. S&P y Nasdaq suman ya siete semanas seguidas de retrocesos. Desde el pinchazo de la burbuja de las llamadas punto.com en 2001 no se ha registrado una racha negativa tan larga en el S&P y Nasdaq. Las pérdidas bursátiles perjudican a todas las clases sociales teniendo en cuenta que afectan a los fondos de pensiones individuales y a los colectivos, sean de estados o de los que grandes empresas tienen para sus empleados actuales o jubilados.
Los malos resultados de grandes cadenas de supermercados (Walmart, Target) han acelerado las pérdidas de la bolsa en los últimos días. La clase media y baja está recortando sus compras de bienes no esenciales. El promedio nacional de un galón (3,7 litros) de gasolina es de 4,6 dólares, un incremento del 50% respecto al año pasado. Dos factores actúan en favor del crecimiento económico. Muchos estadounidenses no tienen más remedio que trabajar (en uno o más trabajos) porque las prestaciones sociales (subsidios de paro, por hijos a cargo, falta de seguro médico gratuito y universal) siguen siendo inferiores a las de los demás países ricos. Además, muchas familias continuarán gastando, aunque conlleve una subida de su endeudamiento. La independencia de la Reserva Federal significa que Biden y los Demócratas no pueden presionarla para que eleve los tipos más moderadamente. Tampoco gozan de una mayoría en el Congreso suficiente para aprobar nuevos paquetes de estímulo. Demócratas moderados y la mayoría de expertos opinan que agravaría la inflación.
Biden ordenó el 31 de marzo la liberación durante un período de seis meses de 180 millones de barriles de petróleo de la reserva estratégica, una decisión sin precedentes desde su creación en 1974. Algunos estados han suspendido la recaudación del impuesto sobre la gasolina. Se seguirá presionando a Arabia Saudita y otros exportadores claves de la OPEP para que produzcan más petróleo. Biden podría reducir los aranceles del 25% todavía aplicados a importaciones chinas, medida que frenaría la inflación. Pero debería ser en un contexto de concesiones de Pekín en relación con las prácticas de subvenciones a sus empresas de tecnología, exigencias de transferencia de tecnología a los inversores extranjeros y falta de protección de la propiedad Intelectual. En plena guerra económica contra Rusia, es bastante improbable que Washington y Pekín avancen en unas negociaciones estancadas.
Proyección exterior y movilización interior
Antes de las elecciones del 8 de noviembre, Biden realizará varios viajes internacionales. Permiten al presidente proyectar una imagen de estadista multilateral, que contrasta con la actuación de Donald Trump cuando fue presidente. En su primera gira en Asia, con visitas a Corea y Japón, seguirán las cumbres del G7 en Alemania el 26-28 de junio y de la OTAN en Madrid el 29-30 de junio. En Madrid se recalcará la histórica decisión de Finlandia y Suecia de solicitar la adhesión a la OTAN, aunque costará muchos meses de diplomacia superar a la oposición de Turquía. No se puede descartar una visita de Biden a Ucrania si la seguridad lo permite.
Los Demócratas cuentan con tres dinámicas favorables de cara a las legislativas. El Tribunal Supremo a finales de junio tumbará probablemente su histórica decisión Roe vs. Wade de 1973 que legalizó el aborto a nivel nacional. Varios estados con legislaturas controladas por los Republicanos han prohibido el aborto después de siete semanas de embarazo. Ya se han producido numerosas manifestaciones en todo el país en contra de estas medidas.
Las bases del partido Demócrata estarán movilizadas de cara a una participación electoral alta. La Casa Blanca destacará la promoción de los derechos de los afroamericanos, indios nativos y de la diversidad en general. El porcentaje de la población plenamente vacunada es del 65% y un 77% ha recibido al menos la primera dosis. Se han eliminado la mayoría de restricciones de obligatoriedad de uso de mascarilla, manteniéndose como muchos países europeos en los centros sanitarios, residencias y en el transporte público.
La inflación tan elevada tiene varias causas. La expectativa de incremento de los tipos de interés. Los atascos de las cadenas de producción y suministro. Los nuevos confinamientos en China y la ralentización del crecimiento de la segunda economía mundial. Los precios muy altos de petróleo y gas natural derivados de una guerra en Ucrania donde Rusia afianza su control del Donbass. En noviembre los votantes Demócratas tendrán muchos motivos para votar por sus candidatos en la Cámara de Representantes y el Senado. Pero el control de ambas cámaras a menudo se decide por los resultados de pocas carreras. En estos distritos, los votos de los Demócratas conservadores e independientes son decisivos. A Joe Biden le conviene no abrir más frentes e intentar cerrar algunos antes de las elecciones.


