Hoy iba a escribir sobre uno de mis edificios predilectos del Camp de l’Arpa. Se trata del número 31 del carrer Rogent, policromo en su fachada, con una ornamentación muy original y pocas referencias, tan escasas como para confundir al archivero, quien al no encontrar documentación me remitió al número 29, cuyo autor es el maestro de obra Pedro Molinas Coll, con mucho bagaje en la zona, algo a tratar en la siguiente entrega de estas Barcelonas.

Paseemos un poco por Rogent. Lo haremos desde su cruce con Freser, casi vacío a principio de siglo XX, con pocas salvedades, entre ellas el Forn Elies, premiado, reconocido y con cola en sus inmediaciones por la calidad de su pan. Si descendemos un poco veremos cómo hay elementos imperdibles, como las Escolapias, abordadas cuando hablé del noble caballero Joan de Peguera.
Habrá tiempo de realizar un catálogo más o menos razonado de esta avenida tan poco considerada desde su patrimonio, un error al ser valiosa en muchos sentidos. Sin embargo, ahora mismo me muevo asombrado por la calidad de vida del lugar, con esa arboleda mágica camino a la Meridiana, infinitud de terrazas, casi ninguna tienda de franquicia y muchos comercios de barrio. Mientras escribo me siento un poco como Paul McCartney en sus veinticinco primaveras, cuando en una de sus múltiples inspiraciones ofreció Penny Lane a la Humanidad.
El miedo de Rogent es la posibilidad de una inminente gentrificación ante tantos parabienes, desde ese ambiente de barrio aún medio protegido, casi me sabe mal verter estas palabras, hasta su virtud de enlace entre la plaça de les Tortugues y la Meridiana, asimismo conectadas mediante dos líneas de metro, una de ellas, pueden buscar las fotos por la red, inaugurada por Franco en 1970.

Muchos vecinos se declaran sorprendidos por esa extraña resistencia. Guiris no hay muchos pese al error de descentralizar hoteles, una esencia nada indirecta de la gentrificación de los márgenes, mientras cuestionan la segunda escena de esta caminata.
Desde hace algunos años se comenta la opción, aprobada por los presupuestos participativos de Decidim Barcelona, de una súper isla. Este recurso urbanístico mejora la calidad del entorno y propicia, nada es casual, un mayor número de votos para el actual partido en el gobierno, el mismo incapaz, como por otra parte es comprensible, de solucionar una consecuencia de la iniciativa, magnífica desde lo ecológico e inevitable causa de aumento del precio de la vivienda.
Para el Camp de l’Arpa se justifica la hipótesis de tirar adelante la medida para recuperar espacio para los peatones, a imagen y semejanza de Rogent, reducir la contaminación acústica y atmosférica, potenciar el pequeño comercio y dar la calle a las personas, este último punto muy bonito sobre el papel, aunque con un indudable tufo populista.
Si paseo por este perímetro detecto tráfico, si bien no en un grado superlativo al estar delimitado por dos arterias clásicas como son la Meridiana y Freser, preludio al passeig de Maragall.
Si se pacificara el Camp de l’Arpa el embrollo iría para su comunidad. El plan es ambicioso y pretende liberar Navas, Meridiana, Independència, Freser e Industria, con el plus de dos ejes verdes en Mallorca y Muntanya, este último motivo de desvelo para mi persona al imaginar esta vía, casi siempre tranquila, como una reproducción de Rogent con la intención de fomentar el alud de bares y una economía similar a la visible en el Clot, donde los aledaños del mercado han quedado preciosos, pero con el riesgo de estar de moda, como si así se cumpliera el anhelo olímpico de reformar un inmenso territorio, del Poblenou a Glorias, ampliándolo desde la inocencia de un bienestar, cierto cuando lo transitamos, más dudoso si nos adentráramos en las viviendas de sus ciudadanos y la cuantía de alquileres o hipotecas.

¿Significa con esto no hacer nada? En absoluto, de hecho alabo los progresos de las dos últimas legislaturas, sobre todo la sensación de paz en esos rincones y la eclosión de mucha arboleda, perfecta para disminuir la temperatura del asfalto y generar una especial idiosincrasia, donde aún muchos se saludan por la calle y es posible conversar de la nada con desconocidos, pero eso no conlleva destrozar estos hitos: debemos conservarlos sin expulsar a quienes conviven en ellos y los aprovechan.
Estos nos catapulta al tercer cuadro. Lunes a mediodía. Con mi amiga y socia Cristina hemos ido a un interior de manzana abandonado, con una barraca improvisada y un futuro radiante si se recicla como espacio para los ciudadanos con un extra de pedagogía urbana al tener vistas a dos pasajes.
Después de estudiarlo in situ e intercambiar pareceres con limpiadoras y residentes nos sentamos en una terraza en la esquina de Dega Bahí con Trinxant. Hace poco demolieron dos casas de la próxima calle de Tomàs Padró y ha quedado un pasaje sin nombre junto a las casitas de Trinxant, de 1870 y uno de mis obcecamientos. Es de esperar su conservación provisional al discutirse, algo merecedor de aplauso, durante este año qué debe protegerse a nivel patrimonial.

Estas fincas están condenadas porque así lo quiso el PGM d 1976. La estrategia ha sido dejarlas pudrir por dentro. La promesa de vivienda social convence a muchos. Nosotros preferiríamos un centro de memoria de barrio o cualquier otra alternativa. Pedimos sendas claras a la camarera china y un mecánico nos da cháchara. No quiere verlas desaparecer, pero se transforma en un experto arquitecto y desgrana defectos, tales como la ausencia de cimientos y las grietas. La voz del pueblo es amor e información desinformada.
Al final, tras pimplarse dos cervezas en un santiamén, se levanta y adiós muy buenas. Ha criticado a Colau, no ha argumentado una contrapartida y continuará su existencia, contento, quejoso por la reducción del tráfico motorizado. Para cumplir lo expuesto a lo largo de estos párrafos no bastará con entusiasmo y trabajo si no nos ponemos las pilas con una verdadera educación de todo lo que está en juego si queremos una Barcelona federal ajena a la homologación, más proclive en una capital del sur de Europa, gloria de turismo, amenaza de muerte para todas sus identidades.



1 comentari
MOLT INTERESSANT
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