‘Ennio, el Maestro’
El séptimo arte tiene un lenguaje propio que engloba a otros lenguajes. Uno es el musical, que ha hecho aportaciones muy significativas por la comprensión de lo que vemos, de lo que se nos muestra y por la emoción que sentimos. Mira, por ejemplo, la secuencia de la fuga de la secretaria que roba el dinero de su empresa en la película Psicosis sin sonido y después con el sonido y verá todo lo que ganamos.
Uno de los grandes maestros de la música que muy a regañadientes decidió crear para películas es Ennio Morricone. Y el documental que ha dirigido Giuseppe Tornatore es uno de los homenajes mejor hechos que puede dedicarse a un personaje central en la creación de una película. Durante el documental escuchamos a varias personas que explican cuáles han sido sus aportaciones al mundo de la música del cine y por qué podemos considerarlo un maestro.
Pero quizás lo más emotivo de la película es cuando Morricone dirige solo alguna de sus obras, obras que él siente con los ojos cerrados y observamos cómo las manos se mueven por el espacio, cómo dibujan una melodía.
El documental es el género que más acerca a la realidad con gran pretensión de mostrar una verdad. Por eso es un género que siempre debemos mantener bajo sospecha, porque no podemos olvidar que tiene un punto de vista.
En este caso el director ha conseguido que sea el nuestro también, que escuchamos embobados la música que ya conocemos, porque Morricone es un creador popular, y que descubrimos que lo que dicen los que intervienen sea lo que nosotros pensamos, pero que no sabremos expresar con tanta claridad. ¿Quién puede olvidar Cine Paradiso , Los intocables , La misión o las colaboraciones con Sergio Leone!
He pasado un rato maravilloso, unos momentos llenos de belleza y estos días repasaré las películas musicadas por Morricone y me dejaré llevar al mundo que él dibuja en el espacio con un gesto y unos sonidos.
JKF: caso revisado
Oliver Stone dirigió el documental JFK: Cas Obert hace varios años, pero le quedó clavada la espina de no poder acabar de demostrar su teoría –un crimen de Estado– porque muchos de los archivos estaban clasificados y falseadas las conclusiones de el informe oficial. Eran secretos, estos archivos, y de ese secretismo ahora sabemos algo en nuestro pequeño país.
En este caso revisado , Stone ha podido consultar muchos más archivos porque se ha iniciado un proceso de desclasificación y poco a poco podemos ir resolviendo uno de los misterios del siglo pasado: quién y por qué asesinó al presidente Kennedy. ¿Qué manos había detrás del magnicidio de Dallas?
Stone intenta demostrar lo que ya nos había dicho antes, pero en este caso aporta muchas evidencias que afirman que las órdenes surgieron de los sectores más derechistas de la administración de Estados Unidos, que planearon con éxito el asesinato de uno de los líderes más carismáticos de la historia de la política de todos los tiempos. La gente de mi generación seguro que recuerda lo que estaba haciendo cuando supo la muerte del presidente, un líder que representó un horizonte de cambio en algunas de las políticas estadounidenses.
Supongo que Stone acabará filmando otro documental, cuando pueda consultar el material que todavía se mantiene en secreto, pero creo que sólo servirá para afianzar lo que ya nos ha mostrado.
Desde el punto de vista del lenguaje que se suele utilizar para filmar un documental, no creo que haya una aportación destacada que enriquezca este género, pero yo me quedo con la tozudez de un director que quiere dar una respuesta –quizá la verdad de lo que pasó – y cerrar un tema que todavía colea.


