
Hay un comentario que se repite entre la gente de a pie en los todos los períodos históricos sin importar el contexto cultural o religioso. Un comentario que asume la impotencia de los que son muchos ante el poder de las élites, y que dice algo así: “no podemos ni imaginarnos lo que la gente con poder puede llegar a hacer”. Y, ciertamente, así es la mayoría de los casos. El mayor aliado de las elites es la opacidad que ellas mismas han constituido. El pueblo, el vulgo, la gente, siempre ha estado lejos de poder comprender al detalle el funcionamiento de los mecanismos del poder.
Romper la maraña de oscuridad que envuelve los tejemanejes del poder es una tarea harto difícil, pues es demasiado costoso — a todos los niveles — para quién ose levantar la voz. Y si ya difícil es enfrentarse, llegar a desvelar aquello que se escondía merece ser catalogado de milagro. Eso por eso que la historia que viene a continuación es tan relevante. No solamente se consiguió enseñar al mundo cómo una de esas empresas líderes en su sector actuaba en las tinieblas del poder — comprando periódicos, científicos, e instituciones académicas para esconder que sus productos eran dañinos para el ser humano —, sino que mostró que a veces los milagros suceden. Y que cuando suceden, se debe por la obstinada voluntad de una persona en perseguir la verdad más allá de toda posible (nefasta) consecuencia. Eso es exactamente lo que logró Gilles – Éric Seralini con Los papeles de Monsanto.
En septiembre de 2012, Gilles-Éric Seralini, uno de los biólogos de mayor prestigio a nivel internacional, publicó en la revista científica Food and Chemical Toxicology un estudio que puso en pie de guerra a la empresa multinacional Monsanto, luego adquirida por el grupo Bayern. Monsanto era líder en ingeniería genética de semillas y producción de herbicidas. El artículo dejaba patente los efectos en el hígado y en los riñones de dos productos estrella de la compañía: el glifosato Roundup y determinados organismos modificados genéticamente para absorberlos.
Seralini le había declarado la guerra a un imperio, y las consecuencias se notaron inmediatamente por tierra, mar, y aire: presiones a los editores para que formalizases una retracción de los resultados, campañas para desacreditar e intimidar a Seralini y a cualquiera que le diera cobijo, manipulación de organismos públicos con el fin de sortear las regulaciones que tenían que proteger la población, entre muchas otras.
Pero la tenacidad de Seralini contó con muchos aliados. De hecho, tantas como los miles de demandas de particulares que habían enfermado gravemente a raíz de haber utilizado Roundup. Todo héroe, para llegar a su destino, necesita aliados que le apoyen y le empujen para finalizar con su destino. En el caso de Seralini fue en 2017 cuando se consiguió derribar el muro de impostura e inmunidad que había hecho de oro a los amos de la multinacional. Su valiente investigación, directa al corazón de los Papeles de Monsanto, desentrañó, queriéndolo o sin querer, el modo en que se organiza la apropiación indebida de la ciencia, la medicina y los poderes públicos.
La historia Éric Seralini y los Papeles de Monsanto puede leerse en el libro escrito por el propio Seralini en colaboración con Jérôme Douzelet, publicado recientemente por la Editorial Octaedro.

