“Llevamos cinco meses con una inflación por encima del 8% y ya hay un problema endémico en el que mucha gente ha perdido los ahorros para poder sostener su situación”, afirma Javier Pacheco, secretario general de CCOO de Catalunya. El líder del sindicato, ambicioso, cree que es momento de llevar a cabo grandes reformas en las que el Estado se ponga junto a la ciudadanía para poder hacer frente a una transición digital y energética justa. Asegura que ponerse junto a la gente, es la mejor forma de frenar a la ultraderecha.
¿Tendremos pacto de rentas o acuerdo para aumentar los sueldos cuando parece que la inflación va por largo? ¿Cómo valoras las medidas del Gobierno central hasta el momento?
Nosotros el pacto de rentas le vemos como un proceso de redistribución de la riqueza, con salarios o pensiones dignas y con regulación de precios. Hay que poner un tope en el oligopolio energético y de combustibles. Estas empresas están manteniendo los márgenes de beneficio en detrimento de las rentas de los trabajadores, que son los consumidores. Para evitar un ciclo de recesión económica y corregirlo con justicia social, sus beneficios deben redistribuirse con una modificación del sistema fiscal, sobre todo el impuesto de sociedades, que bonifica a las mayores empresas. Sin embargo, el Gobierno está realizando medidas paliativas, en las que intenta actuar sin tocar las estructuras de los factores inflacionarios. El gas y el petróleo empezarán a tener problemas de oferta y demanda cuando se realice una transición real hacia un modelo renovable.
La semana pasada, la parte minoritaria del Gobierno proponía aplicar un impuesto a las eléctricas, pero el socio mayoritario quiere esperarse para incorporarlos en los presupuestos generales. ¿Crees que es una buena propuesta?
Es una de las medidas que nosotros contemplamos como redistributiva de la riqueza, aunque no la única. Otros estados europeos ya lo han hecho.
¿Crees que habrá una reforma fiscal en breve?
Desafortunadamente, no. No existe suficiente valentía, ni correlación de fuerzas en el Congreso para poder abordarla. A lo sumo tendremos breves modificaciones, pero de carácter menor. No creo que se produzca una reforma como la contemplada desde el sindicato, que tenga una vocación de recaudar hasta 60.000 millones de euros comparado con los modelos impositivos del resto de países europeos. Esto permitiría dar potencialidad a las arcas públicas para hacer frente a un elevado gasto social que ayude a la ciudadanía, que lleva tres crisis encadenadas y ha supuesto que un 27% de los catalanes y catalanas esté debajo del umbral de la pobreza. Yo pienso que en otoño tendremos una situación social caliente si se mantiene la inflación, y desde el sindicato no desfalleceremos al situar en la agenda política una modificación impositiva estructural.

Desde CCOO se han considerado las medidas del Gobierno de la Generalitat para paliar los efectos de la guerra como insuficientes. ¿Qué propuestas se han hecho? Vosotros proponía entre otros ampliar la cobertura de la Renta Garantizada de Ciudadanía, un bono social de suministro y medidas de apoyo al tejido productivo. ¿Qué respuesta ha tenido?
La Generalitat debe dejar de mirar hacia España cada vez que debe aplicar medidas de su competencia. Tiene que redefinir cómo invierte sus recursos, que no son pocos. Siempre ha trasladado el balón al Estado. Conjuntamente con UGT hicimos una propuesta para proteger a las personas más vulnerables, con un intento de ampliar la cobertura de la Renta Garantizada, fomentar la coordinación para mejorar el Ingreso Mínimo Vital, incrementar el índice de suficiencia de Cataluña por a mejorar las condiciones de las ayudas sociales y un ingreso directo de 350€ para suministros por las personas que no tengan ingresos equivalentes al salario mínimo. Hicimos estas propuestas para mitigar los efectos de la inflación en la ciudadanía, pero no hemos tenido respuesta y evidencia que la Generalitat no está a la altura. Existe una cronificación de la pobreza que abre escenarios políticos reaccionarios y les deja un fácil acceso a las instituciones. El mejor cordón democrático en la extrema derecha es garantizar condiciones de vida dignas.
¿Y crees que se podrá llevar a cabo alguna de las medidas propuestas?
No, porque la Generalitat confía en atarlo todo en la negociación de los próximos presupuestos. Es el momento de darle respuestas concretas a la gente. Es necesario destinar recursos presupuestarios para poder hacer frente a la realidad que vive la ciudadanía. Llevamos cinco meses con una inflación por encima del 8% y ya hay un problema endémico en el que mucha gente ha perdido los ahorros para poder sostener la situación.
Hemos visto Asambleas por el Pacto de Industria en todo el país, que terminarán en un acto en Madrid el próximo 21 de junio. ¿Ha visto algún movimiento al respecto por parte del Gobierno o cree que se producirá después de los diversos actos?
El Gobierno tiene un problema de interpretación del valor de la concertación social. No puede contemplar que sólo tiene cabida en el marco laboral, que también, pero existen otros espacios, como es el desarrollo de un modelo productivo con agentes afectados como empresarios y trabajadores. No vemos una cultura de abrir los espacios de diálogo social para desarrollar medidas compartidas en torno a las inversiones públicas que deben cambiar el modelo productivo. Si queremos intentar digitalizar la economía con el empuje de los fondos europeos o fortalecer la lucha contra el cambio climático, debemos hacerlo con la industrialización como un factor fundamental para el equilibrio socioeconómico estatal. Es un modelo de progreso, porque todo lo que tenga capacidad de estabilizar y mejorar la calificación del país, incrementa los recursos y fortalece el sistema del bienestar, por tanto, defender a la industria es defender el estado del bienestar. El Gobierno ha renunciado a un pacto de estado y tiene una visión muy sesgada de lo que debería ser una estrategia industrial. CCOO quiere un gobierno progresista que tenga una mirada del diálogo social amplia y nos movilizaremos para que la ciudadanía no pague sus incompetencias.
Defender a la industria es defender el estado del bienestar
También has mencionado en alguna ocasión la importancia de realizar medidas industriales desde Cataluña. ¿Es la fábrica de microchips de Mont-Roig un inicio de la reindustrialización?
Que tengamos capacidad de atraer a empresas fundamentales para la industria es una gran noticia, pero no podemos confiar en las flores de verano. Debemos sectorializar las actividades industriales. Cataluña viene de tener un 27% del PIB industrial y ahora no llegamos al 19%. En los últimos quince años hemos perdido más del 30% del empleo industrial y corregir esta tendencia requiere realizar un cambio en el modelo industrial actual.
Hemos visto un récord de medidas aprobadas en el marco del diálogo social. ¿Crees que existe un cambio de tendencia a la hora de hacer política, de mayor cogestión con agentes sociales?
Los fondos de reconstrucción europeos muestran la ausencia de diálogo social. Existe una falta de cultura intencionada que únicamente le contempla en el marco de las relaciones laborales. La Generalitat tiene incluso problemas para contemplarlo en el ámbito del trabajo. No es la tradición de nuestro sindicato y no vamos a renunciar al reivindicarlo. Nosotros no queremos sustituir a la función parlamentaria, pero disputaremos los intereses de la clase trabajadora, y esto no ocurre sólo en el recinto de una empresa: la educación, la salud; la dependencia; la vivienda; las infraestructuras, afectan a las condiciones de vida del conjunto de la clase trabajadora y queremos decir la nuestra para representarlos.
CCOO quiere un gobierno progresista que tenga una mirada del diálogo social amplia y nos movilizaremos para que la ciudadanía no pague sus incompetencias.
Recientemente, se ha aprobado en el Congreso la ratificación del Convenio 189 de la OIT en el que las trabajadoras del hogar ganan derechos básicos. Se ha aprobado por unanimidad, ¿cómo puede llegar tan tarde si parece que había consenso?
Ni las dificultades administrativas justificaban tal retraso. Reconocer este derecho requiere un cálculo presupuestario y el factor relevante ha sido tener que poner los recursos necesarios que suponía una pérdida de derechos a mujeres que han estado en primera línea incluso durante la pandemia. Por fin se ha corregido, aunque ahora debe desarrollarse deprisa el proceso legislativo para dar acceso al servicio de prestaciones.

Has mencionado que la carencia de políticas sociales abría la puerta a la extrema derecha, que también absorbe votos de la clase trabajadora. ¿Qué responsabilidad tiene desde los sindicatos y qué autocrítica hace?
La responsabilidad de las fuerzas de izquierdas, políticas, sociales y sindicales es la construcción de un nuevo contrato social que dé respuestas a las realidades que vive la ciudadanía. Han incrementado las desigualdades sociales y los procesos de transformación social no dan certezas a la población para llevar a cabo sus proyectos de vida. Se debe tener el trabajo digno en el centro con sistemas de bienestar social que tengan una vertiente mucho más progresista de lo que hemos visto en las últimas décadas. Se deben realizar reformas muy ambiciosas en el ámbito fiscal, el sistema de dependencia, de pensiones y mejorar los sistemas de formación y educación. Se requiere garantizar las condiciones de vida dignas de la gente para que pueda desarrollar de forma libre su acción democrática con el planteamiento ideológico que quieran, pero que no deba hacerse uso de mensajes simples, reaccionarios, que intentan patrimonizar la protección de la gente, mientras la segmentan. Desgraciadamente, por la falta del contrato social existen posicionamientos que recuerdan al régimen y ganan espacio con riesgos de instalarse en las instituciones. Estamos a tiempo de evitarlo, pero debemos ser decididos.
¿Has hablado de trabajo digno, crees que la reforma laboral aprobada en el marco del diálogo social es el camino a seguir con el resto de propuestas?
Tiene claramente esta tendencia y sus primeras consecuencias son un cambio de configuración en el mercado de trabajo, que hace protagonista al contrato indefinido. Mucha gente puede acceder a un contrato de alquiler o un crédito, sobre todo gente joven, gracias a tener un contrato indefinido por primera vez después de mucho tiempo. Cambia mucho las expectativas de la gente tener un trabajo estable. Es el camino y se construye de forma conjunta. La reforma laboral es hija de un proceso conjunto, en el marco del diálogo social que no es más que encontrar los espacios de consenso. Es necesario que la izquierda se ponga de acuerdo, y la configuración del Parlamento catalán demuestra que existe una mayoría progresista. Cataluña puede liderar un proceso de consenso de las izquierdas. Estoy contento de que el otro día, fundaciones de los partidos de izquierdas y los sindicatos pudiéramos hacer un manifiesto conjunto en el que se mira hacia un horizonte de la construcción de una sociedad catalana que puede ser vanguardia en todo el Estado.

Hablas de consenso, pero no la vimos en la votación de la reforma laboral
A esto me refiero, hay que dejar de lado el oportunismo político, que no deslegitimo, pero si creamos estos consensos, podremos construir un contrato social ordenado que la ciudadanía necesita. Si queremos estar a la altura, debemos incorporar nuevas reglas de convivencia social para la economía circular o en la digitalización del mercado. Si no creamos estructuras de protección y convivencia social, sufriremos más de lo que ya sufrimos.
¿Y crees que la propuesta de Yolanda Díaz, que quiere poner en el centro a los agentes sociales e ir más allá de los partidos políticos es la solución hacia el camino que menciones?
Todavía está por ver. Primero ella comienza a escuchar y confío en que en algún momento diga algo. No sabemos todavía de qué irá su estrategia política. Hemos visto distintos espacios de confluencia y tienen su recorrido y está claro que Yolanda Díaz ha mostrado una voluntad de construir espacios compartidos y de diálogo. Todo el mundo la reconoce en el diálogo social y es una política con capacidad de liderazgo. Ahora veremos si tiene un proyecto político y una estructura que pueda acompañarla. Todos los partidos de izquierda deben tener un espacio si queremos hacer frente a los avances de la derecha reaccionaría.
Está claro que Yolanda Díaz ha mostrado una voluntad de construir espacios compartidos y diálogo.


