Hace apenas unos días treinta y siete personas que intentaron cruzar la valla de Melilla para acceder a España murieron a consecuencia de la violencia policial. Pese a la evasiva de la Delegación del Gobierno a contestar si se habían producido devoluciones en caliente, diversas imágenes y vídeos difundidos en prensa constatarían que hubo un papel activo de las fuerzas públicas españolas expulsando migrantes de vuelta a Marruecos una vez habían pasado la frontera.
Esta masacre y vulneración de Derechos Humanos tuvo lugar mientras en diversos puntos de España se celebraba el Orgullo LGTBIQ+. En más de 70 países, ser parte del colectivo es un delito, en otros, pese a no ser ilegal, el estigma y el odio pueden propiciar escenarios de violencia de los que muchas personas tienen que acabar huyendo.
En más de 70 países, ser parte del colectivo es un delito
Pese a que no existen datos oficiales sobre el número de solicitantes de asilo que forman parte del colectivo, la entidad Kifkif —que trabaja para promover los derechos y la inclusión social de las personas LGTBI migrantes y refugiadas en España— calcula que es 1 de cada 4. Según datos del Ministerio de Interior, los principales países de origen de las peticiones son latinoamericanos: Venezuela, Colombia, Honduras, Perú y Nicaragua. Precisamente es el lugar que Amnistía Internacional apunta como muy peligroso para las personas LGTBIQ+, puesto que al menos 287 personas trans y de género diverso fueron asesinadas en Latinoamérica durante el 2021. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) data la esperanza de vida de las mujeres trans en 30 y 35 años de edad.
Ley de Extranjería, Ley Trans
El pasado mayo la ONU hacía una petición sin precedentes donde instaba a todos los países a garantizar los derechos de las personas migrantes LGTBIQ+, reconociendo a la vez a través de diversos relatores como esta población es vulnerable a padecer distintos tipos de violencias y discriminaciones.
Las carencias de la Ley de Extranjería española, recientemente reformada para intentar rebajar la rigidez que presentaba en ámbitos como la inclusión al ámbito laboral de las personas migradas, o la optimización del funcionamiento de las Oficinas de Extranjería para facilitar más rápido los trámites y obtención de permisos, encuentran su complemento perfecto en el recién aprobado anteproyecto de la “Ley Trans”. La ministra Irene Montero afirma que las personas LGTBIQ+ que lo deseen, “podrán cambiar los documentos en España si en su país de origen no lo tienen garantizado”. Este paso supone un precedente histórico que abre la posibilidad de nuevas fronteras para otros países, poniendo a España como referente internacional: The Council for Global Equality, órgano estadounidense para las políticas de igualdad efectiva LGTBIQ+, ha puesto el ojo en la nueva ley española, instando a que se siga el modelo de consecución de derechos. La Ley Trans, que en un primer borrador presentaba lagunas en cuánto a la inclusión de las migradas LGTBIQ+, finalmente se ha modificado en favor de su reconocimiento como sujetos de pleno derecho.
Las personas LGTBIQ+ que lo deseen, “podrán cambiar los documentos en España si en su país de origen no lo tienen garantizado”
Un pasito para adelante, un pasito para atrás
Mientras en la Avenida Maria Cristina de Barcelona miles de personas disfrutaban de los conciertos de La Zowi, Kate Ryan, Luna Ki o Rebeka Brown enmarcados en el programa de Pride BCN, en Melilla se ponía de manifiesto una vulneración explícita de los derechos de las personas.
Precisamente el evento Pride BCN, consta con Vueling como una de sus patrocinadoras. En julio de 2017, en un vuelo de la aerolínea low cost con origen en El Prat y destino a Dakar, un grupo de usuarios se amotinaba en el avión tras descubrir entre ellos a un hombre senegalés que estaba siendo deportado en caliente. Y es que la empresa es una de las que acepta efectuar deportaciones, pese a que después de la polémica, Iberia —propietaria de la aerolínea— pidió discretamente el cese durante el verano de la práctica. No aplicó ello para AirNostrum ni Vueling.
En la misma línea, la hipocresía se extiende a empresas y gobiernos que durante el mes de junio lucen sus logos con la bandera LGTBIQ+, sin embargo, no aplican en actividad real aquello de lo que se abanderan. En el 2020 el árbitro noruego Tom Harald Hagen salía del armario en una entrevista, el réferi había participado en competiciones europeas y clasificatorias para la Copa Mundial de la FIFA. Al poco, la propia FIFA declaraba que “alaba a Hagen por esta decisión tan valiente”.
La hipocresía se extiende a empresas y gobiernos que durante el mes de junio lucen sus logos con la bandera LGTBIQ+
El logo en Twitter luce en junio con la bandera LGTBIQ+. Todo muy friendly, excepto la organización de la copa en Qatar del 2022, dónde el público tendrá prohibido la exhibición de la bandera del arco iris. Además de ello, el diario The Guardian cifró en 6.500 el número de muertes de obreros migrados que trabajaban en la preparación del mundial, basándose principalmente en los datos proporcionados por los países de origen de los trabajadores: India, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka, Pakistán, como apunta Amnistía Internacional.
El mes del orgullo LGTBIQ+ se convierte en un detector de lavados de cara, y aunque aún se esté lejos de la garantía absoluta de derechos del colectivo y de las personas migradas, cabe reivindicar los avances y nunca apagar ese “born this way”.


