Si algo tiene Pacifiction-Tourment sur les îles, rodada en Tahití, es que es una cinta de largo recorrido, que recibió muy buenas críticas de la prensa especializada y promete dejar una importante huella cuando se estrene en salas comerciales. Con las controversias que pueda comportar, con defensores y detractores, que Serra no rehuye sino que afronta.

Como cuando en la conversación le damos nuestra opinión y esto se convierte en un enconado alegato sobre los tempos en el cine contemporáneo. Podemos no estar de acuerdo en algunos aspectos, pero Serra no se esconde y es esto lo que le hace mucho más próximo de lo que se podría pensar. La palabra tensión, en las nuevas formas, en las imágenes, en la experiencia, aparece a menudo. Detrás de sus gafas negras y más delgado que en los anteriores encuentros, este fue el intercambio de media hora servido con las fotografías de Marco Barada.

Que tengas premio o no, ¿es importante?

No, aunque para todos los distribuidores sea importante. El mundo funciona así, a la gente le parece que los premios reflejan algo. A mí no me lo parece. También he estado yo en muchos jurados. Es bueno para la producción, da algo más de difusión a la película. Los premios son una herramienta para que la gente tenga constancia de que existe y que tiene unas calidades.

Sería quizás la primera vez que, viniendo a Cannes o Locarno, no te llevas premio pese a que las dos primeras veces fue en la Quincena de Realizadores donde oficialmente no se entregan recompensas… Pero las críticas han sido muy buenas…

Sí, pero esto suele pasar. Los premios dependen de los jurados. Y los jurados son tan variados y hay tantos miembros, que es difícil encontrar una homogeneidad. No se sabe nunca… La película tiene que hacer su vida, aparte de todos estos contingentes.

De todos modos, esta primera selección oficial a competición en Cannes ya es bastante significativa porque los medios de referencia, y los críticos de referencia, hablen de ella: Le Monde, Libération y Les Inrockuptibles han dejado muy bien la cinta. Libération, además, apostaba en su caso como Palma de Oro…

Y también la crítica internacional, que es algo más sorprendente porque, normalmente, el gusto anglosajón no diría algo más convencional pero sí que es más cauto, más prudente.

Tom Cruise, las plataformas y la gran pantalla

MARCO BARADA | Albert Serra, a través de los vidrios de su apartamento de Cannes sobre la importancia de ver <em>Pacifiction</em> en pantalla grande
MARCO BARADA | Albert Serra, a través de los vidrios de su apartamento de Cannes sobre la importancia de ver Pacifiction en pantalla grande

Libération, además, se atrevió a titular su entrevista Prince Albert, y te sitúa ya entre los grandes realizadores…

No sé si era tanto por esto, sino porque ofrecía una película bastante diferente de las otras. Que no tiene nada que ver, y que apunta algunas cosas que podrían ser útiles en el futuro. Para el cine del futuro. Porque para crear imágenes que son iguales de las que ofrecen las plataformas, seguro que estas lo harán mejor, con más presupuesto, con más tiempo, con una infraestructura. Y tendrán acceso a muchos más espectadores. Esta pequeña tensión, que hoy en día nadie sabe exactamente cómo resolver, pero hay que mirar de resolver. Se tiene que proponer otra cosa. Y, desde un punto de vista estrictamente artístico, pienso que es fascinante. Desde el punto de vista de producción o distribución, puede haber evidentemente más tensiones porque dependen de otros factores y los temas de distribución siempre son complejos. Y nadie quiere renunciar a una parte del público. Pero tampoco sabes si, al público, le tienes que dar una cosa nueva para que justifique su atención, su interés. O, al contrario, tienes que ir rebajando poco a poco el nivel para no perderlo, o para no acabarlo de perder.

Es un gran dilema que se da, no tan solo aquí, sino en otros ámbitos. Y una gran lección la dio Tom Cruise en su ‘masterclas’, que es buenísima: él nunca ha estrenado una película en plataformas. Dice que nació con el viejo Hollywood y es un obsesionado de la calidad. Entiende mucho de ópticas, a pesar de que no haya estudiado nunca nada de ello. Y se interesa por las últimas generaciones de cámaras con la idea de dar un gran espectáculo. Y, para él, el gran espectáculo hay que ofrecerlo en pantalla grande. Donde le das el máximo al público. Y, además, explicaba que es famoso por hacer él mismo las escenas peligrosas en el rodaje. Se lo preguntaron por qué le gustaba, y él contestó que si le dirías a Gene Kelly que no bailara. Viniendo a decir que él formaba parte de esta obsesión del gran espectáculo y la calidad. De alguna manera, el cine de autor es exactamente lo mismo pero en otra dimensión. Ofrece el máximo al espectador, pero desde parámetros europeos. Diferente a lo que le quiere otorgar Cruise, con una historia un poco naíf, de estas americanas que siempre acaban bien. Porque es Estados Unidos, es la idiosincrasia, tiene que ser una cosa positiva.

Es su relato…

Es su relato, es lo que el espectador quiere. Es lo que llenará más. Nosotros, que venimos de la tradición europea, que es más autocrítica y anticanónica.

¿Intelectual?

Nosotros siempre estamos dando otra forma de tradición. Que representa mejor que nadie el cine de autor. Y, por lo tanto, también le estás dando lo mejor de toda esta nuestra parte autocrítica, oscura, con un relato diferente. Con una forma innovadora. Pero, en esto, somos equivalentes. Y, curiosamente, ambas cosas hay que hacerlas en pantalla grande. Si tú has visto mi película, en pantalla pequeña se pierden todas las ambigüedades, todas las capas de sentido.

Esto me lo decía también el realizador argentino Mariano Llinás por La flor…

Posiblemente… Todas las capas de sentido, todas estas inflexiones que le dan la riqueza, con la pantalla pequeña se pierden. Es como internet. Te dan una información básica, clara, para que tú reacciones y estés esperando la siguiente.

Política, mensajes y cine contemporáneo

MARCO BARADA | El director de Banyoles Albert Serra mientras piensa las respuestas de la entrevista hecha el último día del Festival de Cannes
MARCO BARADA | El director de Banyoles Albert Serra mientras piensa las respuestas de la entrevista hecha el último día del Festival de Cannes

En este sentido, tu película, aunque no tenga premio, crea una buena controversia porque es de las mas osadas que se han visto en competición…

Creo que es tan evidente decirlo que, si no es esto, ¿qué continuaremos haciendo? Empieza a ser evidente, para todo el mundo. En la edición del año pasado, hubo gente que intentaba escapar. Fuera la película de Leos Carax (‘Annette’), fuera la que ganó la Palma de Oro, ‘Titane’ (de Julia Ducournau), aunque esta estuviera en un registro diferente. De alguna manera, se tiene que ofrecer una experiencia diferente porque, si no, no tiene sentido. ¿Para qué quieres pagar diez euros si, por el mismo precio, tienes trescientas en las plataformas? ¿Pagarás diez euros por una mierda en el cine o por 300 mierdas en una plataforma? Pues, mejor por 300 porque todavía podrás elegir. Si lo pagas en el cine, tiene que ser para una cosa diferente. En este sentido, la competencia es desigual. Cuando digo mierdas, quiero decir películas que tienen un registro, una manera de consumo que ya sabemos para qué tipo de gusto.

También puede influir en esta reacción tan contradictoria que en tu película tocas temas políticos sensibles…

Porque la película es suficientemente ambigua para que todo el mundo se pueda encontrar en ella… Yo no tengo ninguna idea en este sentido. No tengo ningún mensaje a transmitir, ni político ni de nada. Yo trabajo con cosas que están ante la cámara. De alguna manera, sí que son reflejos, reverberaciones o resonancias de algo que está en el ambiente. Pero, de una forma, casi magmática. Mi intervención solo sirve para poner una acción. Y reflejará lo que reflejará. No es lo que yo pienso. Yo no quiero reflejar nada. Lo que quiero es que se contamine de todo este ambiente, y se contamine de la manera más intensa, más densa, más compleja posible. No tengo ninguna idea anterior. Tengo ideas formales, conceptuales para crear esta tensión. Pero, en el contenido y el significado, no tengo ninguna.

En esto, el actor Benoît Magimel te ha ayudado mucho. Porque él acaba de recibir un César por De son vivant, de Emmanuelle Bercot, donde se muere del sida, pero que a mí no me dice gran cosa. Y, en cambio, creo que pasará más a la historia su interpretación en Pacifiction. 

Seguramente sí, pero yo no quiero decir cosas malas de él porque es amigo mío. ¡Y no le puedo decir si sus películas son malas! Dilo tú, como quieras.

En la relación con la población local de Tahití, ¿los personajes te los inspiraron ellos mismos? ¿Los tenías ya en la cabeza o fue en el momento de encontrarlos?

Como siempre en lo que hago, hay un poco de todo. Por ejemplo, el conflicto político (entre la colonia y París) estaba mucho más desarrollado en el guión. El personaje del amante estaba hecho de otro modo. De los otros personajes que pululan, había de todo tipo. Pero este otro que estaba en el guion, tampoco tiene nada que ver con la manera que había en el rodaje que todavía era otra. Y, después, en el montaje, todavía hay otra manera. Y, finalmente, está la película definitiva. Son cosas que se van moviendo y que son muy diferentes las unas con las otras. Yo no trabajo progresivamente, a mí me es igual lo que había preparado antes. No soy fiel a nada. Soy fiel al resultado final, que es la suma de todas estas destrucciones y encadenamientos… Responde a su propia lógica interna. Y a cierto radicalismo a la hora de fabricarlo. De recuperar cierta inocencia, de no tener nada que decir.

Tú mismo, cuando estás trabajando, ¿te sorprendes?

Si no, ¿por qué tendría que hacerlo? Si no, ya haría otra cosa. Me parece que, yendo ahí, todavía puedo elegir lo que quiero hacer. Esto es el arte. Tiene que ser un poco inagotable, el sentido. Tiene que continuar inspirando. Cuando lees los grandes escritores del pasado, se renuevan constantemente. La gran obra, no se acaba de agotar nunca.

Cuando te preguntaba en la rueda de prensa sobre el trasvase del poder político hacia el Pacífico, por parte de China, no acabé de desarrollar que esto también se produce a nivel de obras cinematográficas del sudeste asiático. ¿Hay una influencia de autores, de los cuales ya habíamos hablado en el pasado, como el tailandés Apichatpong Weerasethakul en las escenas nocturnas? ¿Os influís mutuamente en este nuevo cine contemporáneo?

No lo diría de este modo. Precisamente, la gente que son autores de verdad quedan aparte de este tipo de influencias miméticas. Son más fieles a su propio universo que no a la moda o a lo que les puede parecer que es tendencia porque otra gente lo practica. Casi es una influencia de cada cual por intentar hacer cosas diferentes a su manera. No veo tanto que esta manera coincida. Que, evidentemente, sí que está la coincidencia de cierto cansancio de explicar las cosas de manera convencional, cierto cansancio de explicar historias sociales, en que ya todos estamos de acuerdo o que hemos sentido o hemos visto cincuenta mil veces. Esto es el cine de autor, el hecho de hacer una cosa no solo tuya sino que vaya más allá de ti. El hecho de estar haciendo cosas que, ni tú mismo ni la gente, pueden entender porque se irán desarrollando más en el futuro. Por lo tanto, no veo que haya algo en el pasado que nos influya. Todo influye y nada influye. No hay plan preconcebido, aparte de intentar inventar cosas nuevas. De hacerlo cada cual a su manera. Que si el filipino Lav Diaz, que si el austríaco Ulrich Seidl, que si todos los rumanos.

Apichatpong, precisamente, se fue a Colombia a buscar también cosas nuevas (Memoria, 2021)…

A él no le salió tan bien…

Es una lástima que, en festivales como el de Cannes, a gente que hace el trabajo de fotografía como Artur Tort no se les dé suficiente relevancia. Pero Artur supongo que tiene un papel importante en la película…

En todas estas películas, la fotografía tiene un papel destacado. Y, cuando tengo las buenas condiciones, es decir la gran pantalla como decía Tom Cruise, se nota. Pero sorprende que, a veces, muchas de estas otras películas tengan una estética muy convencional. Son simplemente con mucha definición, y tampoco tienen demasiado interés. Otras, no. ‘Annette’, de Leos Carax, tenía mucho más interés, con el trabajo de Caroline Champetier. A nivel de fotografía, había escenas con cosas raras que estaban muy bien… Otra vez, lo más raro, incluso a nivel plástico, lo encontramos en los autores o en estos otros de Hollywood. Aunque, en estos últimos, la película no sea nada. Pero, visualmente, sí que tienen algunas pequeñas conquistas. O, por otro lado, con autores muy radicales que se permiten la libertad a sí mismos de hacer lo que les da la gana. En estos dos extremos, vuelve a haber el interés.

¿Hay fecha para la salida en Francia de Pacifiction?

Tiene que ser a principios de noviembre. (9 de noviembre, se confirmó posteriormente)

Y estáis buscando distribuidor en España…

La película se acabó en el último momento. Todo fue muy rápido. Y se tiene que acabar de definir qué tipo de distribución se hará. (Elastica Films la estrena, finalmente, el 2 de septiembre)

 

Entrevista completa en París/BCN

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