Seis meses después del inicio del conflicto de Ucrania ya es hora de tener clara una cosa: estar en contra de la guerra en Ucrania no significa aceptar la brutal invasión rusa del país. Hay mucha gente a favor de resolver los conflictos y, el de Ucrania en particular, de forma pacífica, pero no levanta la voz porque teme que se la considere favorable a la política militar del presidente ruso, Vladimir Putin. Esa gente no puede estar más equivocada.

Se puede estar contra la guerra y al mismo tiempo ayudar a Ucrania, pero de forma que se faciliten las condiciones para la paz, para una salida negociada del conflicto. Se puede ayudar a Ucrania, apoyando a los pacifistas ucranianos y rusos que las autoridades de uno y otro país reprimen de manera feroz. Se puede ayudar a Ucrania contribuyendo a que pueda negociar una forma digna de salir de esta guerra.

En cambio, hemos visto que la tendencia militarista crece y se fortalece en el mundo occidental. Mientras escribo estas líneas, se informa de que España y Estados Unidos enviarán más armas a Ucrania – estos últimos por valor de casi 3.000 millones de dólares, que se suman a los 12.000 millones enviados desde 2014-. A pesar de tanto dinero gastado, en seis meses no hemos visto que más armamento en el campo de batalla haya contribuido ni un milímetro a la solución del conflicto.

¿De qué les ha servido a los ucranianos medio año de guerra? El balance es devastador: han muerto seis mil civiles y al menos nueve mil soldados, mientras doce millones de personas han tenido que dejar su casa. El país ha quedado arrasado y Ucrania ha perdido un 20% de su territorio en favor de Rusia. Pero el futuro es aún más negro. La guerra ha entrado en una nueva fase, con sabotajes y ataques en la retaguardia, que aumentarán el dolor y la pérdida de vidas civiles.

Los que se sientan solidarios con el pueblo de Ucrania deben poner su grano de arena para conseguir que se acabe este conflicto lo antes posible. Ya es hora de que la población europea nos pongamos de pie porque nuestros gobernantes recuperen la sensatez. Debemos rebelarnos, y si no lo hacemos por Ucrania, hagámoslo por nosotros mismos. Europa se está deslizando hacia el precipicio y hay que detenerlo.

El portavoz de Analistas Financieros Internacionales (AFI), David Cano, decía el martes en el Telediario de TVE que Europa necesita que la guerra acabe lo antes posible. Pero incluso los más indocumentados saben que la recesión económica será inevitable si no se acaba esta guerra, una guerra que está destrozando a Europa y beneficia a los Estados Unidos, económica y estratégicamente.

Los europeos nos hemos pasado treinta años cultivando las relaciones económicas y de todo tipo con Rusia -que también está en Europa y no desaparecerá con esta guerra- y Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, defiende ahora que debe cortarse el cordón umbilical que une a la Unión Europea y Rusia.

Cortar el cordón umbilical con Rusia significa -entre otras cosas- comprar el gas, el petróleo y los cereales a Estados Unidos, pero todo el doble de caro. También significa derrumbar la economía alemana, el motor de Europa, y detrás la del resto de países europeos. En Estados Unidos, no sólo las empresas de gas están haciendo su agosto, sino también las productoras de armas, que necesitan guerras constantes para desarrollar y vender sus arsenales.

Si sumamos todo lo que ha perdido Rusia en este conflicto, llegamos a la conclusión de que la jugada no puede haberle salido peor. No sólo ha perdido miles de vidas de sus soldados, sino también su seguridad peligra más que nunca y las relaciones de todo tipo que tenía con Occidente han desaparecido. Ellos han sido los primeros en atacar, pero no por eso debe dejarse de intentar arrastrarlos a una solución pacífica de este conflicto.

El hundimiento de Europa y Rusia con esta guerra inútil deja las manos libres en Estados Unidos para librar su batalla con China para el liderazgo mundial. Los europeos debemos defendernos y reclamar una política que favorezca nuestros intereses, ¡ya!

¿Por qué nuestros gobernantes sólo hablan de poner parches a la economía para que no se derrumbe? En lugar de poner tanto dinero en esto y en armas, ¿por qué no resuelven también el origen del problema? ¿Por qué nadie habla de encontrar soluciones para una salida negociada de este conflicto que lleve la paz y la prosperidad a Europa? Esto significa también tener en cuenta la seguridad de Rusia, no sólo la de los países de la OTAN.

La guerra en Ucrania comenzó como una guerra anunciada que nadie hizo nada por evitar. El bajón de Europa también está cantado si no se acaba esta guerra. ¿Lo permitiremos?

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