Junts per Catalunya se encuentra en un momento complicado. La última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) publicada en julio le otorgaba una horquilla de entre 22 y 27 diputados, lejos de los 32 actuales. Parte de este desgaste se debe al conflicto interno en el que parece instalado la formación, caracterizado, a grandes rasgos, por el enfrentamiento entre las dos mitades que representan a Jordi Turull —actual secretario general del partido—, y Laura Borràs — actual presidenta del partido —.
Asimismo, la actual situación política de Laura Borràs — suspendida de sus funciones como presidenta del parlamento— dificulta la resolución del conflicto interno del partido, que, por ahora y de puertas afuera, cierra filas con Laura Borràs. Por si fuera poco, la amenaza de la Asamblea Nacional de Catalunya de generar una lista cívica que se presente a las elecciones en caso de que no haya ningún partido político que esté decidido a declarar la independencia puede afectar negativamente a las expectativas electorales de Junts per Catalunya, ya que, hoy en día, es la única de las fuerzas políticas que flirtea con la idea de realizar una Declaración Unilateral de Independencia (DUI).
Hay que tener en cuenta que ni Jordi Turull ni Laura Borràs podrán ser los candidatos de Junts per Catalunya a las siguientes elecciones. Bajo el primero pesa una inhabilitación de doce años que finalizará en octubre del 2031. En el caso de Borràs, la acusación que recae sobre ella desde la fiscalía de fraccionar contratos cuando se encontraba al frente del Instituto de las Lletres Catalanes, le aleja de cualquier opción real de encabezar la lista electoral de su partido. Con este panorama, es normal que aquellos políticos con ambiciones presidenciales asomen la cabeza con la intención de posicionarse. Y hay una que destaca especialmente: la actual consejera del departamento de exteriores, Victòria Alsina.
La forma que tienen los políticos de posicionarse es, en primer lugar, la de tener una presencia mediática constante. La segunda, vinculada a la primera, es la de utilizar esta presencia mediática para generar un perfil político determinado. Ambos requisitos se cumplen en el caso de la consellera Alsina. Repasamos tres ejemplos que podrían esconder una ambición presidenciable.
¿Contraprogramar la agenda del presidente Aragonés?
Esta semana la consejera ha removido las aguas del gobierno al eclipsar la agenda internacional de Aragonés en Nueva York – donde anunció la creación de una Asamblea Ciudadana por el Clima-, con un controvertido viaje a Israel. Fortalecer el vínculo entre Catalunya e Israel es un viejo anhelo de la antigua CiU, partido que siempre intentó establecer un paralelismo entre ambas naciones y que ahora la consellera parece querer volver a generar. Alsina decidió realizar este viaje aunque en junio de ese mismo año el parlament de Catalunya aprobaba una resolución que, textualmente, consideraba que “El parlamento de Catalunya reconoce públicamente que el sistema que aplica Israel en los Territorios Ocupados es contrario al derecho internacional y equivale al crimen del apartheid”.
Lo cierto es que la consellera ha tenido mucha más cobertura mediática que el presidente de la Generalitat durante estos días, y ha logrado reabrir el debate sobre la conveniencia o no de negociar con Israel a la vez que ha aglutinado parte del apoyo de la derecha catalana. Pero éste no es la única actividad “sospechosa” de esconder una intención que exceda sus funciones como consejera.
El acto con los expresidentes de Catalunya, Jordi Pujol incluido
En febrero, el departamento de Exteriores de la Generalitat organizaba el acto “Escucha, Europa. Más Cataluña, mejor Europa” que se enmarcaba en un ciclo de conferencias más amplio sobre el vínculo entre Cataluña y Europeísta. Lo interesante del acto en cuestión —más allá del contenido—, fue la fotografía de presentación en la que se podía ver la consejera Alsina rodeada de todos los expresidentes de la Generalitat (a excepción de Pasqual Maragall): Jordi Pujol, José Montilla, Artur Mas, Carles Puigdemont (virtualmente) y Quim Torra. Una imagen que enaltecía la figura de Victòria Alsina al situarla a la altura de quienes han sido los máximos representados institucionales del país, a la vez que servía para “blanquear” al expresident Pujol en lo que era su primera participación oficial en un acto con otros expresidentes del país.
Lo cierto es que la consellera ha tenido mucha más cobertura mediática que el presidente de la Generalitat durante estos días, y ha logrado reabrir el debate sobre la conveniencia o no de negociar con Israel a la vez que ha aglutinado parte del apoyo de la derecha catalana. Pero esta no es la única actividad “sospechosa” de esconder una intención presidencial. De hecho, y en línea con esta voluntad de Alsina de recuperar el legado de Pujol y la masa crítica de votos de la antigua CiU (ahora dispersa principalmente entre diferentes fuerzas políticas), la consellera publicaba recientemente un artículo de opinión en El Nacional titulado “El president Pujol marcó el camino: Cataluña con Europa” donde alababa la posición y pensamiento de Jordi Pujol. Lo hacía recordando la posición de Pujol respecto a cómo Europa debe ser una herramienta útil para fortalecer la ambición nacional (que no estrictamente independentista) de Catalunya, ya que “la Unión Europea, es el espacio donde Cataluña debe materializar sus objetivos nacionales”.
En el ámbito orgánico, Alsina ha estado nutriendo al departamento de antiguos cargos de CiU, tal y como explicábamos en este artículo.
Una agenda frenética en el ámbito municipal
Seguramente de los tres ejemplos presentados, el siguiente es el que a priori menos encaja con las funciones de una ministra de un departamento de exteriores y más apunta a una agenda “oculta” que indicaría la voluntad presidencial de Alsina: la apretada agenda de reuniones con distintos alcaldes de Catalunya un año antes de las elecciones municipales.
Si principios de año se reunía con Lluís Soler, alcalde del Deltebre y presidente de la Assemblea Catalana de Municipios, semanas después lo hacía con diferentes alcaldes del Alt Urgell para defender los Juegos de Invierno. En verano, Alsina se encontraba con Pere Regull (PDCAT), alcalde de Vilafranca del Penedès, con motivo del Día de Sant Fèlix en una salida institucional que es difícil enmarcar dentro de las competencias propias de su Departament. Posteriormente, Alsina ha realizado un tour por el Berguedà que le ha llevado a reunirse con el alcalde de Manresa Marc Eloy (ERC), posteriormente, con el alcalde de Mollerussa Marc Solsona, también del PDECAT. La agenda de la consellera se puede consultar en el portal de transparencia de la Generalitat.
Y es que para hacer política, antes de ganar las elecciones, es necesario ganar la confianza de las bases del partido político en cuestión. Evidentemente, a fecha de hoy, Victoria Alsina no ha hecho ninguna declaración explícita sobre la voluntad de ser candidata de Junts per Catalunya a las próximas elecciones, por lo que esto es sólo una hipótesis que será contrastada con el tiempo; pero tanto su frenética presencia institucional, como la constante presencia mediática que consigue, parecen indicar la voluntad de generarse un perfil propio que, recuperando el legado y el imaginario de CiU, la catapulte hacia la Generalitat. El tiempo dirá.


