Desde el Ayuntamiento, de la mano de entidades y organizaciones de la ciudad, hemos desplegado estos últimos años una serie de estrategias con el objetivo de profundizar en que la salud mental deje de ser una salud de segunda.
En Barcelona ya llevamos desde el año 2016 priorizando la salud mental con la aprobación del Plan de Salud Mental 2016-2022, un plan pionero en todo el estado. Es decir, fuimos el primer municipio en tener un plan que tenía como objetivo situar el tema de la salud mental como un tema prioritario de ciudad. Fue una propuesta que se decidió abordar de la mano de todas las instituciones, entidades y asociaciones de la ciudad, recogiendo las experiencias de todas aquellas que llevaban demasiados años haciendo en solitario una travesía por el desierto.
A pesar de no tener las competencias, se decidió impulsar iniciativas y recursos municipales para garantizar la salud mental, al igual que se ha hecho con la salud odontológica o la óptica, todas ellas tipologías de salud que hemos priorizado para que el estado de este tipo de salud nos afecta el día a día y porque era necesario que fueran accesibles.
Con la llegada de la pandemia tuvimos una crisis sanitaria, económica y de salud mental a nivel casi mundial. La necesidad de hablar de sentimientos y encontrar un acompañamiento profesional se evidenció, al igual que la falta de recursos públicos que había para este tipo de situaciones. Con las tablas de salud mental creadas e interconectadas por toda la ciudad de Barcelona, enseguida empezamos a actuar para hacer frente a esta crisis de salud mental y bienestar emocional. Aprobamos y pusimos en marcha el plan de choque de salud mental que ha supuesto que entre 2019 y 2021 hemos incrementado un 74% la dotación presupuestaria y también hemos reforzado este plan.
Gracias a estas medidas, reforzamos el servicio de acompañamiento emocional y psicológico para jóvenes de 12-22, Konsúltame, que ya estaba en funcionamiento. Un espacio sin cita previa donde los jóvenes pueden acudir de forma anónima a hablar y buscar soporte emocional por parte de expertos. Lo que viene a ser un psicólogo gratuito. Con la situación sobrevenida de la pandemia de la COVID-19, decidimos ampliar estos centros para que hubiera al menos uno en cada distrito. No sólo para jóvenes y familiares o profesionales que trabajen con jóvenes sino que también abrimos espacios Konsúltame para personas de más de 22 años. En total, hemos recibido más de 2108 consultas de jóvenes.
Apostamos por un tipo de abordaje desde la prevención y la comunidad, ya que un malestar tratado a tiempo puede evitar el desarrollo de la patología. En paralelo, tuvimos claro que era necesario reforzar los vínculos comunitarios porque ligar las intervenciones con lógica de acción comunitaria y proximidad es clave.
Otra iniciativa que pusimos en marcha a principios de la pandemia fue el Teléfono de Prevención del Suicidio (900 925 555) junto con la Fundación Ayuda y Esperanza. Este teléfono, que fue pionero en todo el estado, está operativo 24 horas 7 días a la semana, es anónimo y es atendido por orientadores formados por especialistas. Forma parte de una estrategia más amplia de prevención del suicidio que incluye grupos de acompañamiento para entornos cercanos de personas fallecidas por suicidio o acompañamiento para personas con pensamientos suicidas. A finales de agosto de este año, ya hemos recibido 8.003 llamadas, de las que 213 eran suicidios inminentes. Estas llamadas y cifras nos ayudan a acompañar a personas que están sufriendo y tener un diagnóstico para seguir creando iniciativas y herramientas para las necesidades detectadas. Con el tiempo, hemos visto cómo otras administraciones e instituciones han puesto en marcha otros números para prevenir el suicidio, desde la Generalitat hasta el Estado Español.
Uno de los últimos recursos que hemos creado es el Chat Emocional de Apoyo para Jóvenes (679.33.33.63), un chat para todos aquellos jóvenes de entre 12-25 años que quieran hablar de su malestar, habiendo detectado que uno de los lectivos más afectados por la pandemia era este colectivo y que, según los resultados de la Encuesta de Juventud de Barcelona 2020, hasta un 60% de los jóvenes pensaba que el impacto de la pandemia les afectaría de forma negativa y más de la mitad aseguraban que la pandemia les había afectado emocionalmente. Con casi tres meses desde que activamos el chat, ya hemos recibido más de 361 chats.
Para poder atender a otros colectivos como la gente mayor, que también han sido de los más afectados por la pandemia, hace un año creamos la primera VilaVeïna. Estos son espacios donde se ofrecen talleres, recursos y espacios para trabajar en torno al cuidado. En diciembre, ya tendremos 10 en toda la ciudad. Junto con estos espacios distribuidos por la ciudad, también hemos adaptado un teléfono de apoyo emocional para cuidadoras y una Tarjeta Cuidadora para aquellas cuidadoras que cuidan a personas enfermas, dependientes, con discapacidad o personas mayores en la ciudad de Barcelona.
No hace falta reiterar que Barcelona tiene un modelo de abordaje como ciudad que se preocupa por la promoción de la salud, sobre todo de forma preventiva y desde una visión comunitaria. Sin embargo, no es suficiente si el conjunto del sistema no se muscula y se acaba cogiendo la salud mental como una prioridad. A nivel municipal, la creación de herramientas, recursos, programas y servicios y su demanda por parte de la ciudadanía evidencia las necesidades de acompañamiento emocional, pero todavía queda un largo camino por recorrer que hay que hacer con celeridad conjuntamente con todas las administraciones e instituciones. Si no se consigue crear un sistema público y universal para todos, estás garantizando que habrá personas que por un número de motivos externos no puedan acceder a una oportuna atención, ya que a menudo no se tienen los recursos suficientes para pagárselo y el sistema público no está bien dotado.


