Al parecer, independizarse nunca había sido tan complicado como ahora. La tasa de emancipación juvenil en Cataluña en 2021 marcó el mínimo de un 17%, la cifra más baja desde que hay registros, mientras que la media europea se sitúa por encima del 32%. Además, la edad en la que los jóvenes se independizan ha aumentado hasta los 29,8 mientras que la media europea se sitúa en los 26,5 años. Sin embargo, el paro entre los jóvenes se establece por debajo del 29% lejos del 50,4% de 2012, cuando la tasa de emancipación era del 28,6%. Para CCOO, el motivo, aunque hay menos paro entre los jóvenes, es que “tener un trabajo no es condición suficiente para emanciparse”.

Paro, bajos salarios y precariedad laboral: las principales preocupaciones de los jóvenes

El sindicato ha presentado el informe “Jóvenes y emancipación en Cataluña y Europa” ante un “contexto de incertidumbre constante y de precariedad, porque a pesar de tener trabajo, somos pobres”, afirma Juliana Rosanna Sánchez-Valverde, responsable de Formación de Acció Jove de CCOO. Más de un 80% de los jóvenes menores de treinta años sigue viviendo en el hogar familiar, por los “elevados precios de la vivienda en nuestro país”, afirma Sánchez Valverde, quien añade que “tiene un impacto evidente en la salud mental de los jóvenes al no poder llevar a cabo sus proyectos vitales”. De hecho, España es el país líder en problemas de salud mental entre los jóvenes, según el estudio Estado Mundial de la Infancia 2021, elaborado por Unicef, quien destaca que un 70% de los jóvenes europeos tiene ansiedad o depresión. Los jóvenes españoles sienten que su salud mental empeora, según el “Barómetro Juvenil. Salud y Bienestar” de la Fundación Mutua Madrileña y Fundación FAD Juventud. En el estudio destaca que la sensación de buena salud ha pasado del 86,7% en 2017 al 54%. Los problemas que más les preocupa son el paro, los bajos salarios y la precariedad laboral y sólo un 21,4% cree que van a mejorar en el futuro. Además, seis de cada diez se sienten muy o bastante estresados ​​con su trabajo o estudios y desde la pandemia, el suicidio se sitúa como la principal causa de muerte no natural entre los jóvenes en España.

“La emancipación juvenil no es cosa sólo de jóvenes, sino de toda la sociedad”

“Los jóvenes no somos el futuro, somos el presente”, afirmó Lucía Aliagas, coordinadora Nacional de Acción Joven-Jóvenes CCOO, que añadió que “los jóvenes precarios se convierten en adultos precarios” y aprovechó para reivindicar un Pacto Nacional por la Juventud, ya que según demuestra el estudio “existe un problema nacional”. En la misma línea, Irene Galí, socióloga encargada de llevar a cabo el estudio, defendió que debe empezar a tratarse la emancipación de los jóvenes como cuestión conjunta porque “la emancipación juvenil no es cosa sólo de jóvenes, sino de toda la sociedad”. Además, destacó que los jóvenes vivirán peor que sus padres y “la sobre responsabilización familiar que existe está provocada por la falta de compromiso del Estado”. Sin embargo, puso en valor la mejora en los datos de calificación en España, aunque hoy en día está a la cabeza en sobrecualificación. En nuestro país, un 34% de los jóvenes ocupa puestos de trabajo en los que tienen mayor formación de la que se les pide mientras que la media europea se sitúa en el 21%.

Sueldos, temporalidad y falta de vivienda protegida, el triángulo de problemas que ahoga la emancipación

Lejos queda la emancipación juvenil conseguida en 2007 con un 33%, la cifra más elevada desde que existen registros. Desde 2013, la ocupación juvenil ha ido mejorando, aunque la emancipación se ha ido reduciendo. Por tanto, tener trabajo no es garantía de vivir bien, porque en muchas ocasiones ni te permite pagar el alquiler. El informe destaca la precariedad de la ocupación juvenil y la elevada tasa de temporalidad. Mientras que en el 2013 era del 15,6%, ahora sobrepasa el 27%. Y en comparación con los mayores de 29 años, la temporalidad se sitúa en el 10,5%.

En cuanto a los sueldos, el informe expone cómo los jóvenes aún no han salido adelante de la crisis de 2008. La lenta recuperación de la anterior crisis tiene un impacto directo en ellos. Mientras que antes de la crisis inmobiliaria los salarios de los menores de 30 años representaban el 67,18% del sueldo medio, en 2020 se ha reducido hasta el 49,42%. Entre los menores de 25 años, la situación empeora. Según la Agencia Tributaria los sueldos son de 8.517€ frente a los 28.530€ de los trabajadores de entre 45 y 54 años: “en caso de vivir solos se encontrarían en riesgo de pobreza o exclusión social”, concluye el estudio.

La vivienda es el tercer puntal que hunde la emancipación en el país. Según el Institut Català del Sòl, en Barcelona, ​​los jóvenes deberían destinar el 84,3% de su sueldo para poder pagar el alquiler. Además, en el último trimestre de 2022 los precios del alquiler en Cataluña se han disparado con un ascenso del 14,4% en Barcelona hasta alcanzar los 1.066,68€. Al precio, se añade la inestabilidad. El hecho de tener trabajos temporales, además de impedir una estabilidad, supone que tampoco puedan acceder a una hipoteca o tengan problemas para poder firmar un contrato de alquiler por la falta de un contrato indefinido. La opción más factible es el alquiler social, ínfimo en España: un 2,5% frente al 20,9% de Dinamarca, el 24% de Austria o el 30% de los Países Bajos.

Entre 2005 y 2009 se construyeron anualmente en Cataluña 10.000 viviendas protegidas, de las cuales un 40% se destinaban a alquiler social. Posteriormente, se fue reduciendo y hoy día de la vivienda protegida construida entre 2015 y 2017 un 0% es de alquiler social. Según la socióloga Galí, el parque de vivienda y las ayudas públicas son los principales elementos que fomentan la emancipación juvenil en Europa. Con el parque de vivienda pública, puede verse una correlación cuando hay más de un 10%, con un efecto umbral, ya que con parques tan pequeños los principales beneficiados son las personas en riesgo de exclusión social y no los jóvenes . Por lo que respecta al gasto público en España para fomentar la emancipación se destina tan solo un 0,1% del PIB.

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