En los últimos años se ha popularizado un neologismo que conlleva un cierto porte peyorativo: boomer. Es así como se conoce de forma coloquial a los nacidos entre 1946 y 1964, una generación concebida en tiempos de paz, después de la segunda guerra mundial, lo que provocó una explosión de natalidad (de ahí el nombre en inglés baby boomers y el adjetivo utilizado internacionalmente). El rango de años de este período es elevado por lo que no todos los nacidos durante casi dos décadas tienen perfiles similares, y más aún si lo consideramos desde un punto de vista geográfico, pero algunas características sí que se pueden identificar como comunes, y de ahí la expresión indicada y empleada habitualmente por los más jóvenes («ok, boomer») como una forma de darles la razón pero con cierta sorna, ironizando sobre el hecho de que no solo no tienen razón, sino que, probablemente, sea una generación culpable de lo que se esté criticando en la actualidad. Y eso da verdadero vértigo.

El autor mallorquín Bartolomé Seguí acaba de presentar la novela gráfica Boomers (2023), publicada en el sello Salamandra Graphics del Grupo Editorial Penguin Random House. Seguí nació en 1962, y llegar a los sesenta años le estimuló a trabajar en un guion que, sin ser autobiográfico, mostrara sus propias inquietudes en particular y, en general, las inquietudes de los que cumplen sesenta años en estos tiempos, unos tiempos convulsos por la pandemia, la crisis económica, los conflictos y la crispación llevada al extremo en todo lo que nos rodea.

Boomers, Salamandra Graphics

En Boomers, el autor recupera dos personajes que ya aparecieron en la revista El Víbora en la década de los ochenta del siglo pasado, historias que Ediciones la Cúpula recopiló en el cómic Lola y Ernesto (1990). No conocer estas primeras historias de los personajes no es importante para los nuevos lectores, puesto que la novela gráfica recién publicada se centra en las reflexiones de la pareja y sus coetáneos amigos. Ernesto actúa como alter ego de Seguí o, mejor dicho, de alter ego de todos los que cumplen sesenta años. Ernesto es quién protagoniza el relato, mientras sufre un sucedáneo de crisis de los sesenta. Es un profesional del diseño gráfico, que aparentemente teletrabaja (¿quizás autónomo?), que vive en una gran ciudad como es Barcelona, y que procede (también como el autor) de Palma de Mallorca. La pareja tiene una hija ya independizada del hogar familiar, que los visita brevemente al final del relato, en parte representando a la generación milénial (nacidos entre 1981 y 1993), a la que algunos han bautizado como la «generación decepcionada».

Boomers, Salamandra Graphics

Probablemente, las vicisitudes de su hija influyen en una afirmación que realiza Ernesto al inicio de la novela gráfica, y que también es de gran actualidad: «Los sesenta son los nuevos cuarenta». ¿A qué se refiere dicha afirmación? No hace muchos años se afirmaba que se tenía una segunda vida a los cuarenta, que cumplirlos era sinónimo de poder recuperar el tiempo perdido teniendo en cuenta que te habías casado muy joven (sobre los veinte o veinte y pocos), que habías tenido hijos pronto y, lo más importante, que estos se habían independizado a la llegada de sus veinte, para repetir, en mayor o menor medida, el mismo patrón de comportamiento. Todo eso, teniendo en cuenta que a los cuarenta tenías una buena salud.

La realidad en las últimas décadas es muy diferente: te casas unos cuantos años más tarde que tus padres, tienes tus hijos unos cuantos años después, y tus hijos (unos cuantos menos que los que tuvieron tus padres y abuelos) se van de casa a una edad más avanzada… si es que se van. Y los progresos en medicina y la preocupación por la vida saludable, favorecen que lleguemos a los sesenta con una calidad mejor que la de nuestros antepasados. La esperanza de vida en España en 1900, al inicio del siglo XX, era de apenas 35 años, mientras que la esperanza de vida en 2021 se situaba en 83 años. Cuando nacieron los boomers, la esperanza de vida era poco más de sesenta años. Eso sí, en las viñetas se hace referencia al paso del tiempo en nuestro cuerpo, insinuando síntomas consecuencia de la menopausia o de la próstata, o remarcando la necesidad de descansar (dormirte delante de la televisión tiene poco que ver con la calidad del programa que estés viendo). También sobre la vida sexual a esa edad.

Boomers, Salamandra Graphics

La tendencia es que nos dirigimos hacia una sociedad envejecida, precisamente por las características del baby boomer y la inversión de la pirámide de la población. Y aparecen algunas preocupaciones habituales en las charlas a esta edad: la preocupación por la salud, las ganas de que llegue la jubilación y la inquietud sobre lo que sabemos de cómo están diseñadas y cómo funcionan las residencias… y, lo que es peor, cómo la sociedad está tratando a los mayores en general. La pandemia solo ha hecho más que mostrarnos algo subyacente con las residencias, aunque no sería correcto generalizar. En cualquier caso, es una inquietud lícita para los boomers: cómo, dónde y con quién acabaré mis últimos días.

A la edad de Ernesto, es probable que hayas perdido a tus padres y hayas visto y vivido situaciones indeseables, o es posible que tus padres estén vivos y tengan una edad muy avanzada, y que tenga un impacto en tu vida de cualquier forma, emocional, económica, de tiempo, de desgaste… de impotencia, de culpabilidad. Sin mencionar el sesgo de género que conlleva este tipo de situaciones, que se encarniza especialmente sobre las mujeres de la familia. La pérdida de las raíces contrasta con el legado que te dejaron tus ancianos padres, austero en lo material y abundante en los valores transmitidos. Ernesto reflexiona sobre la herencia de su padre y el legado que él mismo dejará a su hija.

Boomers, Salamandra Graphics

La preocupación por la muerte empieza a estar presente a los sesenta, tanto por las enfermedades sufridas como por las que sufren las personas de tu entorno, especialmente por las experiencias vividas con los padres, mientras tu cuerpo va envejeciendo de forma inexorable. Y lo peor, la pérdida de tus amigos coetáneos, una pérdida irreparable, una sensación de aleatoriedad y de injusticia, el vacío que dejan, y el miedo a la palabra temida. Pensar que la obra está escrita en plena pandemia sabiendo que el virus se cebó especialmente en esta generación es terrible.

Sobre la hija de Ernesto, desconocemos qué hará cuando sus padres tengan ochenta o noventa años. Sabemos que ahora, apenas con treinta años, tiene que vivir con otras tres personas si quiere independizarse en una ciudad como Barcelona. Sabemos que no tiene hijos. Sabemos que no tiene pareja estable y que «no se puede quejar por el trabajo que tiene», como ella misma reconoce. E intuimos que no tiene ganas de jubilarse a pesar de lo complicado que es todo, como sí afirman los amigos de su padre.

Boomers, Salamandra Graphics

Mientras que en España se ha aumentado recientemente la edad de jubilación de 65 a 67 años con penalizaciones importantes si lo haces antes, con el conformismo de todos los agentes sociales, en Francia se manifiestan cuando el gobierno ha propuesto a principios de 2023 elevar la jubilación de 62 a 64 años. Pero… ¿Por qué se quieren jubilar los boomers? ¿Acaso están quemados por el trabajo? ¿No les gustan las condiciones laborales, el horario, los desplazamientos, el sueldo, el clima laboral,…? ¿No les gustan como se tratan a los autónomos, como les tratan sus clientes, cómo les tratan sus directivos, cómo les tratan las empresas?

Seguí advierte en las páginas de la novela gráfica del aumento de la crispación, de la sensación de que no nos representan los políticos escogidos, de la preocupación de la evolución de los partidos, decepcionados especialmente con los de la izquierda. Del sesgo de los medios de publicación, de los bulos como herramienta de distracción y de confusión. Uno de los amigos de Ernesto es periodista, y reconoce los síntomas pero parece admitir cierta impotencia en poder aplicar una cura. Hay una sensación no escrita de qué todo el mundo tiene un precio y, para algunos, es más prioritario salvar a los bancos que a las personas. Quien paga, manda.

Boomers, Salamandra Graphics

La novela gráfica Boomers es un arquetipo de los que han o están celebrando los sesenta. En cierta manera, actúa como un aviso, como una alarma. El mismo autor nos advierta del peligro de que no nos demos cuenta de lo que está pasando, y lo hace utilizando en su obra el símil de la rana en una olla hirviendo. Si la rana cae en agua hirviendo esta salta inmediatamente para ponerse a salvo. En cambio, si ya está en agua tibia y esta empieza a calentarse, morirá irremediablemente, ya que no será consciente del cambio, no aprenderá ni tendrá la capacidad de darse cuenta de que debe de salir de allí si quiere sobrevivir. No se percatará del cambio que se está produciendo a su alrededor.

En cualquier caso, nuestra suerte es que autores como Bartolomé Seguí tengan la habilidad de observar a su alrededor y sean capaces de mostrarnos lo que ve con lucidez. Que nos lo muestre como un espejo de nosotros mismos, que veamos nuestras miserias y nuestra fortuna desde la cotidianidad del día a día. Sabemos que nuestros hijos no lo van a tener fácil con lo que les dejemos, pero que los boomers,… los boomers todavía están aquí, y son muchos a tener en cuenta durante mucho tiempo.

Share.
Leave A Reply