Educación por la equidad de género. Una asignatura pendiente en los institutos

La Ley 14/2010, de 27 de mayo, de los derechos y las oportunidades en la infancia y la adolescencia, en el artículo 13, dispone el derecho de todos los niños y adolescentes a recibir el máximo nivel de educación posible desde su nacimiento. También destaca que el sistema educativo debe ser un instrumento para compensar las desigualdades sociales y debe tener en cuenta el respeto a la propia identidad, al medio ambiente, a las diferencias funcionales como parte de la enriquecedora diversidad humana, la igualdad entre los sexos teniendo presente la diferencia que supone la construcción de la identidad femenina y la identidad masculina, así como en los valores culturales de otros países, particularmente de aquellos de los que proviene el alumnado de cada escuela.

Conseguir la equidad de género y acabar con las actitudes machistas que promueve el patriarcado es algo que es necesario empezar a hacer desde la infancia. Pero es en la adolescencia donde vemos más claramente manifestaciones de estas actitudes, donde los estereotipos de género patriarcales se reproducen más, y donde todo esto está afectando gravemente a la salud mental de los y las adolescentes, también agravado por el efecto de las redes sociales y las violencias que se producen a través de ellas.

Deconstruir el modelo de masculinidad hegemónica y educar en la equidad de género es una tarea que debe intensificarse entre los y las adolescentes, tanto chicos como chicas, y los institutos son un espacio clave para poder hacerlo. También es necesario que el profesorado esté formado y tenga herramientas y conocimientos suficientes para generar debates que hagan visible las diferentes formas de discriminación por razón de sexo que se pueden dar entre adolescentes, y así poder prevenir situaciones de discriminación, violencias, bullying, etc., educando y fomentando la corresponsabilidad de los chicos (y no sólo de las chicas), en la construcción de unas relaciones igualitarias y en la aceptación de la diversidad.

Es necesario un compromiso firme desde las instituciones públicas para promover y asegurar que esta formación en el profesorado se hace efectiva, generando espacios en las aulas para trabajar estas cuestiones. Así, una vez más, el trabajo por la equidad de género no puede quedar en manos de la buena voluntad de unos u otros profesores o profesoras, sino que la Administración debe apostar políticamente por integrar estos contenidos de manera transversal en las diferentes asignaturas, y dar espacios concretos en el aula para generar debates entre los y las adolescentes. Sólo de esta manera podremos identificar posibles situaciones emergentes de discriminación, y al mismo tiempo, podremos prevenir situaciones y empoderar y sensibilizar a los y las chicas.

Desde la Fundación SURT, y desde muchas otras entidades, llevamos años trabajando a través de proyectos propios, talleres, formaciones, elaboración de guías y materiales, etc., por la sensibilización hacia la construcción de una sociedad basada en el equidad de género real, la corresponsabilidad, y la eliminación del patriarcado. Pero este 8 de marzo es necesario levantar la voz para reclamar que las políticas públicas inviertan en esta asignatura pendiente en los institutos si realmente quieren apostar por una sociedad justa e igualitaria. Desde las entidades sociales estaremos a su lado para colaborar y tejer alianzas y poder aportar nuestra experiencia y años de recorrido en este ámbito.