En mi búsqueda de los fundadores dels Indians, el eje más solvente para explicar su Historia y formación, tengo un documento predilecto. Se trata de un breve de abril de 1921 con el elenco de la junta directiva de la asociación de vecinos de la barriada de Can Berdura. Su presidente en esa añada fue Augusto Ferrer Dalmau. Si alguien lo busca en Internet quizá se sorprenda al dar con un pintor de cuadros de Historia, imagino el nieto, o la página de una empresa, englobada en el Grup Set, dedicada a soluciones complejas de automatización y transmisión de potencia en el marco de la eficiencia energética.
La primera gran pista para reconstruir en lo posible su biografía llegó con la habitual necrológica. Augusto Ferrer Dalmau falleció en Barcelona el 6 de noviembre de 1945 a los sesenta y siete años de edad. En los años sucesivos, su piadosa viuda, Ana Bonet Basangé, conmemoró el suceso con misas en Ponts, Torroella de Foix y en las parroquias de Santa Eulália de Vilapicina y en la de los Mínimos del Guinardó, una referencia importante para comprender constantes del barrio en sus inicios.
Ferrer Dalmau había sido un empresario de éxito, de hecho, mi olfato con los documentos sugiere don de gentes, sociabilidad y un hombre hecho a sí mismo con ambición de ascender en la escala social a través de sus talentos o aficiones. Su firma era Ferrer y Dalmau Sociedad en comandita, en 1929 participante en la Semana Suiza como representante en España de la helvética Ruti, cuya especialidad eran los telares automáticos.

Por aquel entonces, la empresa debió haber crecido con suficiencia; diez años atrás se ubicaba en otro lugar, en el 70 de la ronda de Sant Pau. Quizá el cambio y la pujanza se vieron potenciados por la oleada migratoria de los años veinte, idónea para acrecentar aquello de Barcelona como fabrica nacional.
En 1920, unos papeles del Archivo Municipal contribuyen a afinar nuestro tiro. Augusto Ferrer Dalmau pide construir en un terreno de su propiedad, sin permiso de obra municipal, un garaje para su vehículo, encargándolo a un dios desde el anonimato, Josep Masdéu Puigdemasa.
Hijo del fin de siglo, no en vano nació en 1878, nuestro protagonista no hacía ascos a las cuatro ruedas, hasta incluso participar en carreras a finales de los años veinte con un Studebaker.
El hijo se llamaba como el padre, pero pese a ello la cronología disipa dudas en cuanto a la autoría de ciertos actos. Ferrer Dalmau había adquirido tierras en el inexistente 127 de Pinar del río, en la esquina con Francesc Tárrega. Más tarde averigüé el emplazamiento exacto de sus posesiones, justo en la continuación de la masía de la Gallinaire. La casa dels Indians figura en los pliegues como su domicilio, meollo de un pequeño imperio en la parte alta de la barriada, pues además de su vivienda en Pinar del Río controlaba dos más en la misma calle y otra parcela en la esquina de esta con Manigua, en realidad un triple cruce por la rabiosa proximidad de passeig de Maragall.

Sus dominios enlazan con una tendencia de los pioneros. Los inmuebles de los mismos se construyeron en el sector más próximo a Garcilaso y passeig de Maragall, creándose así una especie de upper de esta periferia a partir de la entidad de las vías de circulación, concentrándose las riquezas en un tramo muy específico, mientras el más cercano a la Meridiana tuvo otra forja, con algunas hectáreas no copadas hasta los años cuarenta, momento de la erección de nuevas propuestas en los aledaños, como la Urbanización Meridiana.

Los años treinta debieron ser una encrucijada para Ferrer Dalmau. Las crónicas lo mencionan en campeonatos de Colombofilia como testimonio de un hobby muy popular en ese momento. La información más sorpresiva se publicó en la sección de deportes de La Vanguardia el viernes 29 de agosto de 1930. Augusto Ferrer Dalmau devino presidente del C.E. Europa al renunciar su antecesor, Juan Macías Ramos. El club, con campo en el Baix Guinardó, se preparaba para afrontar su tercera y última temporada en la élite del futbol español.
He consultado listas presidenciales del ahora equipo por excelencia del barrio de Gràcia y en ninguna de ellas da pábulo a Ferrer Dalmau, quien de modo muy hábil se había insertado en el universo del balompié y en una estructura de bastante calado en la época para proseguir con la promoción de su persona como algo más que un fabricante.
A mitad del decenio republicano el Ayuntamiento le mandó avisos de expropiación de su propiedad en la esquina de Pinar del Río con Manigua, recuperadas tras la Guerra Civil, donde los suyos debieron apoyar a los vencedores, en este caso sin utilidad para evitar la transformación de esa islita en un bloque de pisos en el clásico estilo franquista de los cuarenta, entre el fascismo italiano y una resaca de racionalismo, con toda probabilidad a manos del clan tras algún tipo de acuerdo; de otro modo no se comprendería la solicitud de 1952 de Augusto Ferrer Dalmau hijo para instalar diez electromotores. La madre, siempre fiel al recuerdo de su esposo, pavimentó en 1961 su cachito de Pinar del Río. Exhaló su último suspiro en noviembre de 1967, con honores ciudadanos en los periódicos para rememorarla, como si esa viuda de repente hubiera cobrado galones porque los herederos de todo su trabajo junto al marido habían rebasado los límites tranquilos de la periferia para aventurarse a conquistar el mundo.

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Hola… El edificio principal de los Ferrer Dalmau, donde residian junto a las nietas y siguen viviendo una bisnieta apellidada Ferrer es Manigua 2,y no el que presentan en el artículo. Gracias.