En una encuesta recientemente publicada por el Instituto Catalán Internacional por la Paz (ICIP), en los últimos cuatro años se ha detectado un aumento de la percepción de problemas de convivencia en Cataluña, siendo el incivismo el principal problema identificado, especialmente en las ciudades. No hace falta ser ningún profeta para predecir que la seguridad y el civismo serán dos de los temas clave en la campaña electoral para las elecciones municipales del próximo 28 de mayo. Por eso, desde FundiPau queremos hacer públicas una serie de recomendaciones recogidas en el documento “Propuestas para promover la cultura de paz, la resolución pacífica de los conflictos y el desarme desde los ayuntamientos“. Si bien en algunos casos podrían parecer temáticas que compiten a administraciones superiores, la convivencia y la seguridad compartida se juegan ya en nuestro cotidiano.

Así, la resolución pacífica de conflictos en el ámbito municipal pasa por el desarrollo de unas políticas coherentes con este objetivo, donde el proceso cuenta tanto o más que el resultado. Es necesario abrir espacios de participación ciudadana en la deliberación, reflexión y toma de decisiones municipales; también, si todavía no se ha hecho, establecer servicios de mediación y resolución pacífica de conflictos en el municipio. Es aquí donde debemos apelar a la importancia de la proximidad y el conocimiento local, más que importar grandes modelos de todas partes: sin un buen conocimiento de la problemática local y del territorio, que a menudo dominan los movimientos de base, no puede haber avances positivos en este sentido. Sin embargo, habría que diseñar y realizar cursos de formación y facilitar herramientas dirigidas a los cuerpos policiales municipales en temas de modelos de seguridad compartida, mediación y resolución de conflictos, así como de respeto a la diversidad. Somos conscientes de que son actuaciones que ya se están llevando a cabo, pero seguimos percibiendo cómo los métodos punitivos siguen siendo el relato y la práctica imperantes.

Volviendo a la encuesta divulgada el pasado mes de marzo, buena parte de las personas entrevistadas considera que la convivencia con personas de distintos orígenes no hace sino enriquecer el contexto presente. Sin embargo, una de cada cuatro consideraba que Cataluña se ha convertido en un sitio peor para vivir por culpa de la inmigración. Es aquí donde recomendamos seguir impulsando acciones, tanto en el ámbito de la incidencia como de carácter propositivo. Es imprescindible denunciar y emprender acciones ante cualquier incidente de cariz racista, homófobo, sexista y aporofóbico que se detecte en el municipio. La omisión de denuncia y actuación ante cualquier situación de abuso de la que se tenga conocimiento no deja de ser un acto de complicidad. Igualmente, habría que seguir desarrollando acciones y políticas en favor del respeto a la diversidad y en contra de toda discriminación por origen, clase, género, opción, orientación e identificación sexual o creencia. Ideas que no deben quedar en el vacío de un debate electoral, sino que hay que entender y captar su complejidad para poder aplicarlas.

Otra encuesta reciente, la del Fons Català de Cooperació, concluye que dos de cada tres personas encuestadas defiende la priorización de la diplomacia y la búsqueda de un acuerdo de paz en Ucrania, mientras que sólo un 16% defiende el envío de armamento. Por otro lado, el 62% considera que es necesario aumentar el presupuesto en cooperación en vez del militar. Por último, sólo un 18% de las personas entrevistadas ve las armas nucleares como una herramienta disuasoria y un 78% defiende que el Estado español firme el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), ya ratificado por 68 países.

Para reforzar estas tendencias, proponemos diversas actuaciones: desde el posicionamiento –especialmente en forma de mociones– contra la participación en guerras y acciones militares y por la ratificación del TPAN, pasando por una participación activa en redes municipales internacionales para la defensa de los derechos humanos y la construcción de paz (un claro ejemplo sería la Red de Alcaldes y Alcaldesas por la Paz). Este tipo de iniciativas han sido a menudo criticadas por realizarse fuera del foco del conflicto o por considerar que no son competencia municipal. Esta crítica sólo se entiende si vemos las elecciones municipales como un proceso democrático simbólico y de poco alcance de actuación, y no como un ejercicio de participación de enorme potencialidad que puede incidir en políticas de ámbito estatal e internacional.

Otras propuestas van desde evitar la cesión de equipamientos municipales para ferias militares, no permitir la instalación de fábricas de armamento o equipamiento militar en el municipio, hasta apoyar y adherirse a las diversas campañas ciudadanas que favorecen la paz, el desarme, los derechos humanos y la justicia global. En este último aspecto, se podría dar una mayor profundidad de contenido y actuación a los hermanamientos ya existentes entre municipios, a los que no se les ha dado mucha continuidad.

Todas estas propuestas no pueden entenderse ni aplicarse de manera aislada, sino en conjunción con las actuaciones necesarias para prevenir y erradicar las causas de muchas desigualdades que generan violencia. Tal y como promueven desde La Fede, la Coordi y el Fons Català de Cooperació, además de las medidas propuestas, es necesario garantizar la igualdad de oportunidades y el respeto por los derechos humanos, promover la diversidad y la economía social y solidaria , luchar por unos municipios más verdes y sostenibles, pero también más transparentes y participativos, y consolidar el compromiso no sólo con la paz sino también con la cooperación.

Si bien mediáticamente las capitales de provincia acaparan la mayoría de debates y titulares, es necesario hacer hincapié en la fuerza de la municipalidad y de la actuación local de cualquier lugar. Seguro que muchas de las iniciativas propuestas ya están en el pensamiento y anhelo de actuación de los miles de personas candidatas a ocupar las 9.100 posiciones de ediles en los 947 municipios de Cataluña. Sin embargo, no todo debe pasar por atribuir la responsabilidad y exigir transparencia a todo cargo electo, sino también al reiterar el papel primordial que juegan los movimientos de la sociedad civil (en cualquiera de sus ámbitos de actuación) en su área de intervención. La fuerza de la participación local se juega ahora y existen muchos ámbitos a consolidar. En FundiPau, como desde hace ya 40 años, seguiremos siendo para tratar de apoyar.

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