Durante las últimas semanas, muchos almuerzos y escapadas de fin de semana han estado en la cuerda floja. Cuando oíamos tocar el timbre de la puerta ya empezábamos a temblar. Con las elecciones municipales ha llegado, una vez más, el clásico sorteo de las mesas electorales, una forma de constituir las mesas que ya tomamos como natural. ¿Pero es este modelo común en todo el mundo? ¿Quién forma las mesas electorales en otros países europeos?

En nuestro modelo, pocas semanas antes de la celebración de unas elecciones, los ayuntamientos, bajo la supervisión de las Juntas Electorales, realizan un sorteo público para designar a los miembros que conformarán las mesas electorales (presidente, dos vocales y suplentes). Estos cargos son obligatorios, puesto que se consideran un deber público, y con contraprestación económica. En caso de no desarrollar esta función sin causa justificada, puede incurrirse en un delito penal que tal y como establece el artículo 143 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) puede estar penado con tres meses a un año de prisión o con multa de 6 a 24 meses. En España este sistema se ha llevado a cabo desde la reinstauración de la democracia (Ley Orgánica 5/1985) para realizar las elecciones más transparentes, representativas, imparciales y hacer a la ciudadanía partícipe del proceso democrático. A diferencia de lo que pensamos, este modelo es bastante diferente al resto.

Modelos de Mesas formadas por la ciudadanía

Lo primero a tener en cuenta a la hora de observar los modelos es la composición de las mesas electorales: si están formadas principalmente por representantes de la ciudadanía, de los partidos políticos o del cuerpo funcionario. También encontramos muchos casos de composición mixta. En aquellos países donde las mesas están formadas por la ciudadanía, encontramos dos modalidades de selección. Por un lado, la selección aleatoria y por otro, la voluntaria.

En la primera modalidad, las juntas electorales u órganos responsables realizan un sorteo entre los ciudadanos elegibles para formar parte de las mesas. Por lo general, los requisitos son tener la mayoría de edad y disponer de un determinado nivel educativo (como mínimo graduado escolar, saber leer y escribir). En la mayoría de los casos, los escogidos reciben formación específica y una retribución económica como contraprestación por su colaboración. Éste es el caso de España, Grecia o Bélgica. Sin embargo, en Bélgica, el factor azar es más restringido. Los ayuntamientos proponen una lista de posibles miembros que suele estar formada por personas relacionadas con el sector judicial (abogados, notarios), el educativo (maestros, profesores) o el gubernamental. En ese país, además, los escogidos no reciben una retribución a cambio.

En la segunda modalidad, el voluntario, la ciudadanía puede solicitar formar parte de las mesas electorales a cambio de una retribución económica. Para presentarse, se requiere cumplir con ciertos requisitos para poder desarrollar las funciones del cargo. Pero antes del día de las elecciones también se les proporciona formación específica. Este modelo es el desarrollado en países como Reino Unido, Italia, Pisos Bajos, Suecia, Irlanda o Luxemburgo.

Modelos de Mesas formadas por los partidos y mixtas

Un modelo más distinto lo encontramos en países del centro y este de Europa, donde los miembros de las mesas son designados por los partidos políticos. El número de representantes que cada partido político puede nominar depende del resultado de las anteriores elecciones en el municipio en cuestión, siguiendo una lógica de representatividad. Austria, Bulgaria, Croacia, Chequia, Finlandia, Rumanía, Eslovenia y Eslovaquia son los países europeos que siguen este modelo.

Por último, en otros países la composición de la mesa es mixta. Por ejemplo, en Dinamarca entre cinco y nueve miembros son representantes de los partidos políticos mientras que el resto son voluntarios de la ciudadanía, escogidos por los municipios. En Francia, los ayuntamientos designan a los miembros de la mesa, incluyendo la presidencia y cada partido político designa a un miembro adicional.

Modelos de mesas electorales y modelos de democracia

El caso de España, pese a guardar semejanzas con otros países, posee características singulares. Pero, ¿cómo afecta esto a la relación de la ciudadanía con su democracia? Sorprendentemente, mientras las características de los sistemas electorales han recibido fuerte atención a la hora de estudiar cuestiones relacionadas con la democracia como la satisfacción, la participación, la confianza con las instituciones o incluso la corrupción, se ha destinado poca atención a observar los modelos de formación de mesas electorales. Estudiar el grado de implicación de la ciudadanía, de los partidos políticos y las normas que lo rodean, es una pieza clave para entender cómo nos relacionamos con los procesos electorales y con la política en general. En una época donde la democracia y el apoyo a ésta se ven amenazados por el auge de la extrema derecha y los discursos antidemocráticos es esencial analizar de cerca el funcionamiento de la democracia.


 

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