Los pactos postelectorales, en general, los carga el diablo. En general, porqué parece que en estas elecciones el diablo se ha aliado con Ragnarök, con Morgorth, con Kirin y con Yama para hacerlo todavía más interesante. Anunciar con qué partidos se quiere pactar debería ser de obligado cumplimiento. Pero no lo es, y la lógica es otra: si se des porque se considera que los favorecerá electoralmente. No hay vuelta de hoja.

A estas alturas las únicas candidaturas que han hecho explícito sus deseos de coalición electoral son Junts per Catalunya y Barcelona en Comú, que apunta al PSC y ERC como potenciales compañeros de viaje. El tripartito ha estado, de facto, la coalición que ha gobernado Barcelona en los últimos cuatro años. Aun siendo cierto que ERC no ha entrado en el gobierno municipal, la sintonía legislativa ha estado total: de hecho, hoy en día, las complicidades ideológicas entre BComú y ERC son mayores que entre el partido de la alcaldesa y el PSC.

¿Qué dice el PSC de los pactos electorales? Pues que la única línea roja es VOX. Pero no solo esto. Collboni sitúa tres condiciones para llegar a acuerdos, dos de ellas bastante abstractas y una más concreta. Las abstractas: políticas sociales y lealtad para con el Estado. La concreta: estar a favor de la ampliación del aeropuerto. Si se emperra a exigir el cumplimiento de las tres condiciones, no hay ningún partido que las cumpla. Las políticas sociales, con Trias, no existirán. La lealtad institucional — si esto implica excluir los partidos independentistas —, dejaría afuera a ERC, y, sobre todo, a la CUP en caso de que obtuviera representación. Y BComú está contra la ampliación del aeropuerto. Al ser esta la única condición concreta, es también la más importante. Las otras dos siempre se pueden justificar con girones argumentales, y esto conduce a pensar que la últma de las condiciones allana, más que ninguna otra, el camino hacia la sociovergencia.

Porque… ¿qué dice, Trias? El exalcalde de Barcelona se presenta como el antagonista de Colau. Ella es la línea roja. Sus potenciales aliados —o, como mínimo, aquellos a quién Trias señala como tales —, son ERC y el PSC: “si gano las elecciones, les llamaré a ustedes dos” —, decía en uno de los debates electorales. Y día tras día no deja escapar la ocasión de seducir al votante de Collboni, como hizo recientemente en declaraciones a la Agencia Catalana de Noticias: “compartimos modelo de sociedad, desde un punto de vista económico”.

¿Y Maragall? De todos los candidatos, el cabeza de lista de los republicanos es el que ha escondido con más recelo sus intenciones postelectorales, hecho se explica porque el exsocialista se encuentra atrasado en las encuestas respecto del Top 3 (Colau, Collboni, Trias), y no quiere ser percibido como una muleta de un gobierno alternativo al suyo. Se podría pensar — de acuerdo con la afinidad programática mencionada con los comunes —, que la coalición más natural uniría a ERC y al partido de Ada Colau. Pero como dice el refrán popular, lo personal es político. Maragall tiene una espina clavada con Colau por haberle “robado” el sueño de ser alcalde de su ciudad natal en las elecciones del año 2019, así como la oportunidad de vincular para la eternidad el apellido Maragall a la capital catalana. Es la gran incógnita del día siguiente a las elecciones.

O quizás hay una última sorpresa. Porque si hay un partido que históricamente ha tenido la capacidad de entronizar y desterrar gobiernos, este es la CUP. Hay que recordar que, sin el voto favorable de la CUP en 2015, Ada Colau no hubiera sido alcaldesa de Barcelona. A pesar de que hoy en día no es nada seguro que la candidatura que lidera Basharat Changue entre de nuevo en el consistorio, en caso de hacerlo, podrían tener la llave del Ayuntamiento.

¿Y cuáles son las predilecciones postelectorales de la CUP? Preguntados por este medio, esta ha sido la respuesta obtenida: “La CUP Barcelona es la alternativa al modelo actual de Collboni, Maragall, Trias y Coláis. La CUP no apoyará a ninguna investidura ni gobierno de derechas, y esto incluye el PSC. El resto tendrán que demostrar que quieren cambiar las cosas si quieren el apoyo de la CUP”.

Traducción: solo ERC y BComú pueden ser considerados como potenciales alianzas de gobierno. Pero tendrán que sudar la gota gorda. Vaya, que todo indica que el diablo estará ocupado durante las próximas semanas.

Share.
Leave A Reply