A lo largo de las Barcelonas siempre estoy presente, de otro modo no existirían, pero mi idea es desaparecer a lo largo de los párrafos para dar protagonismo al espacio, casi siempre centrado en el paseo. Por una vez, sin que sirva de precedente, haré una excepción, pese a estar muy tentado de irme a la punta del barrio de las Viviendas del Congreso Eucarístico y hablaros de su única instalación deportiva oficial.

Todo llegará, no corre prisa. Hoy, de ahí la pequeña introducción, seremos algo más estadísticos para comprender la intención al construir este ideal de barrio modelo, constituido, cuando se terminó, por doscientos veintinueve edificios, dos mil setecientas veintidós viviendas y trescientos quince locales comerciales.

Obras de las Viviendas del Congrés Eucarístic. Josep Saura/AFB

Vimos como la celebración del Congreso Eucarístico fue la excusa perfecta para realizarlas mediante su patronato, auspiciado por el Obispo Modrego, preocupado desde su fe por la problemática de la vivienda en la primera posguerra.

A simple vista, uno podría sorprenderse por la continuidad de las políticas sociales de vivienda durante dos largos tercios del siglo XX en España. Desde las leyes de casas baratas, impulsadas sobremanera por la dictadura de Primo de Rivera, hasta la legislación relativa a viviendas de renta limitada se produjo un verdadero fenómeno destinado a proporcionar techo a los más desfavorecidos, e incluso a los que no lo eran tanto, como exhibirían algunos inmuebles de la avenida de Pedralbes, con su característica placa datada en 1948.

Congreso Eucarístico, 1955. Josep Saura/AFB

Este continuum ignoró los distintos regímenes, adaptándose las sucesivas formas políticas a iniciativas anteriores, como en el caso del Franquismo con la republicana Ley Salmón de 1935. En este sentido, la semana pasada desgrané cómo el conjunto puede recordar a empresas similares en el resto de Europa, si bien no mencioné otro dato significativo y poco remarcado en nuestro país por la estupidez de omitir los logros de los ganadores de la Guerra Civil, inhumanos en su propagación del terror para durar y fieles apóstoles en aquello de no dejar un hueco libre urbano sin su porción de cemento.

Por eso mismo, sobre todo en las periferias ajenas a Gràcia y al Eixample, mucha arquitectura residencial barcelonesa ostenta todos los estilos de esas cuatro décadas, donde de una sensibilidad estética se pasó a un feroz y horrendo feísmo, más brutal si cabe en los estertores dictatoriales, cuando servidor intuye, al menos desde mediados de los cincuenta, un interés más fuerte en hacinar sin anhelos de excelencia.

Las Viviendas del Congrés Eucarístico son un mundo en sí mismo. El Ayuntamiento aprobó la ordenación parcial del barrio en febrero de 1953, emprendiéndose la obra a partir de mayo del mismo año y entregándose las primeras llaves el 27 de junio de 1954.

Entrega de las llaves de las viviendas, junio de 1954. Pérez de Rozas/ AFB

Los bloques, con la excepción de los de la plaza central, no debían sobrepasar los cuatro pisos. Aún se respetaba el cielo, quien sabe si por esa cercanía tan ejemplar de la Urbanización Meridiana, con una selección de habitantes bien diferente a la de su hermano menor.

El proceso de adjudicación tuvo unos requisitos particulares. Se presentaron dieciocho mil solicitudes y los candidatos debían necesitar una vivienda, haber vivido al menos dos años en Barcelona y tener todos los ingresos para satisfacer el precio de un domicilio. Si habían servido en interés de la fe y la patria, tenían más posibilidades de vencer esta rifa, así como si demostraban estar en situación de precariedad o de daño moral grave.

Por lo demás, los analistas de todas las fichas tenían muy presente a la familia, tan nombrada estos días por la extrema derecha, a la hora de adjudicar los boletos. Sólo los núcleos ya constituidos o los futuros matrimonios podían optar a los mismos, un poco como en la Italia Fascista, donde si eras soltero pagabas un impuesto, al no contribuir al crecimiento demográfico nacional.

Asimismo, Modrego y los demás impulsores querían una barriada interclasista. Las previsiones iniciales contemplaban los siguientes porcentajes: un 20% de los habitantes debían ser obreros no cualificados, un 30% cualificados y la misma cifra correspondía a los empleados administrativos, mientras un 5% debía ser para subalternos, un 4% para profesionales y un 7% para independientes.

Llegada del Obispo Modrego a las Viviendas del Congreso Eucarístico. Pérez de Rozas/AFB

Como bien es sabido, del dicho al hecho suele haber un trecho, y la configuración final concedió un 22,3% a los obreros no cualificados y un 32,8% a los cualificados, quedándose las demás categorías en cifras similares a las previstas, con la salvedad de los independientes, tan solo un 2%, y los profesionales libres, a quienes se destinó un 4% de este preciado parque inmobiliario, copado en su mayoría por personas provenientes de las cuatro regiones catalanas.

Un 15% de padres de familia eran miembros de asociaciones católicas, mientras el 13% tenían carnet de instituciones culturales, deportivas y recreativas. Los datos jamás son casuales y no debemos rompernos mucho los sesos para deducir de los mismos una cierta voluntad de orden y control político para hacer de la zona un remanso de paz sin posibilidad de reunir elementos susceptibles de incitar a rebeliones contra el poder establecido, a quienes debían estar agradecidos hasta la eternidad, pues todo ese dechado de progreso era fruto de la magnanimidad de la iglesia y el poder nacional-católico, capaz, ese era uno de los mensajes más diáfanos sin urgencia de ser redactados, de ofrecer progreso al pueblo en una etapa de euforia coronada con el adiós al aislamiento internacional entre la utilidad de la Península Ibérica para la Alianza Atlántica y el Concordato con la Santa Sede.

De todo lo resumido en estas páginas, apenas debe quedar recuerdo. La ubicación en los márgenes del complejo ha servido para infravalorarlo, cuando, no nos cansaremos de repetirlo, es uno de los grandes logros urbanísticos barceloneses, pese a tantas estipulaciones de aires definitorios. La rareza de su morfología apuntaba a lo único de la experiencia, reproducida con otras herramientas y atributos en latitudes, como Montbau o El Besòs, como si estas evoluciones, de otra modernidad, fueran las variaciones de un sueño, prodigioso por la labor arquitectónica y bastante más mezquino desde las prerrogativas del Pardo, anclado en su fantasía de reformular el diccionario de ciertas componendas del Fascismo en otro suelo mediterráneo.

Share.
Leave A Reply