Estos días, la tonada en Baleares suena conocida. La presidencia de la popular Marga Prohens al frente del Govern no habría sido posible sin la abstención de los ultraconservadores de VOX, y el precio que se ha pagado no será bajo. Incluye cesiones al ideario ‘ultra’ en todas las áreas, y especialmente en lo que respecta a la lengua y a la cultura propias. Les compra el mantra de que en las islas existe una pretendida imposición del catalán y una exclusión de los hablantes del castellano. En el acuerdo entre ambas formaciones se señala a la Oficina de Defensa de los Derechos Lingüísticos, que se han comprometido a reconvertir en una Oficina de la Libertad Lingüística con el objetivo de fomentar “la protección del castellano, el catalán y las modalidades lingüísticas de las islas”.
Para combatir este pretendido arrinconamiento de los castellanohablantes, Prohens se compromete a garantizar la libre elección de la lengua vehicular en la enseñanza, y se da toda la legislatura para conseguir implantarla en todas las etapas educativas de forma gradual. Y la comunidad educativa experimenta de repente una sensación de déjà-vu, de regreso al período de mayor conflictividad en las aulas de las islas, con una movilización que duró más de dos años. Por si acaso, algunos ya buscan en el cajón la camiseta verde.
“La intención manifestada hasta ahora es la de volver a un modelo fracasado y muerto, en la línea de ‘rebauzizar’ la enseñanza”, opina el profesor, sociolingüista y escritor Bernat Joan i Marí, ex eurodiputado y ex secretario de Política Lingüística de la Generalitat catalana. Alude a José Ramon Bauzá, el presidente de las islas que asumió el Gobierno en 2011, con la mayoría más amplia que nunca ha tenido el PP, para dilapidar todo ese apoyo cuatro años más tarde, cuando obtuvo los peores resultados de la historia del partido en las Baleares. Con la comunidad educativa levantada en armas con educadores, familias y alumnado de la mano en una huelga indefinida de más de dos años contra su política educativa. Primero ofreció la libre elección de lengua vehicular en las escuelas, y sólo el 13% de las familias escogieron el castellano; a raíz del fracaso, improvisó un trilingüismo forzoso (TIL) que fue el detonador del conflicto en las escuelas.
Bauzá representaba como nadie el alma más ‘españolista’ del PP isleño, que entonces todavía ejercía de gran contenedor ideológico de la derecha, en un espectro que iba de los liberales al pensamiento más reaccionario. Los sectores más moderados, alineados con el regionalismo, se cobraron su cabeza y forzaron su salida del partido. “Alcaldes de pueblo que querían un giro más centrista y más regionalista”, recuerda Joan. Parecía que, con la lección aprendida, el PP renunciaba a volver a agitar las aguas de la lengua y volvía al marco de la Ley de Normalización que, de hecho, aprobó un presidente conservador, Gabriel Canyelles. Prohens era la portavoz parlamentaria del PP con Bauzá, y Joan cree que todavía existe un sector del PP “que representa estas ideas” y ahora tiene el acuerdo con VOX como coartada. “Otro sector está muy asustado”.
El acuerdo
En el acuerdo de 110 puntos, redactado íntegramente en castellano, las dos derechas se comprometen a defender “las peculiaridades lingüísticas de las islas como parte esencial de la plural riqueza de España”, en un ataque a la unidad de la lengua que tampoco es nuevo y se hace eco del ideario de entidades pseudocientíficas como Sa Fundació Jaume III, que ven como una imposición la enseñanza de la modalidad estándar y reclaman que en cada isla se enseñe básicamente su variedad dialectal en detrimento de la que consideran ajena.
“Lo que antes se llamaba la lengua literaria e incluso antes se llamaba el estilo de la Cancelleria Reial”, explica Nicolau Dols, presidente de la Secció Filològica del Institut d’Estudis Catalans y catedrático en la Universidad de las Islas Baleares, y este registro más formal de la lengua ha existido desde la misma conquista de las islas en el siglo XIII. Al no incluir el registro estándar (con el artículo literario que incluso se emplea tradicionalmente en los sermones de misa) como una variedad más del catalán junto con las modalidades coloquiales de cada isla (salando), se hace “una reducción falsa”, concluye Dols. “En cada isla, desde 1229 en Mallorca, 1236 en Ibiza o 1287 en Menorca, se ha hablado y se ha escrito un catalán unificado sin demasiadas concesiones a distinciones localistas cuando ha sido necesario, en situaciones de comunicación formal, como en cualquier otra lengua europea estandarizada”, según Dols, que advierte: “Quien lo esconda vive una falsedad, y si es desde el Govern y aplica medidas a partir de esa falsedad incumple la Ley de Normalización”.
Dols ha recibido “con cierta perplejidad, extrañeza y preocupación”, no tanto por lo que se ha conocido del acuerdo como por lo que se empieza a materializar de su aplicación, como la supresión de la Dirección General de Política Lingüística que han tenido los anteriores gobiernos, también la del Consejo de Mallorca (VOX no ha entrado en el ejecutivo autonómico para que Prohens mande en solitario, a cambio sí lo ha hecho en los gobiernos insulares de Mallorca y Menorca). “Si lo que no se ha dicho, lo que hemos sabido por omisión, termina así, eso querría decir que el Govern balear incumple el Estatuto de Autonomía y la Ley de Normalización”. Y ante esto hace un llamamiento a estar vigilantes para que desde el ejecutivo no se conculquen derechos. “Y se debe denunciar”, si llega a pasar, “en el Parlamento y ante el poder judicial, se han terminado las buenas maneras, si el gobierno no cumple la ley se debe denunciar y perseguir judicialmente, y ya está” .
Reforzar, amar y defender el habla de cada isla
“Reforzar, amar y defender la forma propia de hablar en cada isla no es negativo, lo que sería un problema grave es que se ponga en cuestión la unidad de la lengua o que no se vea la importancia de reforzar lazos con otros territorios de habla catalana como hace cualquier lengua, como hace España con Iberoamérica a través del Instituto Cervantes”, ilustra Joan Miralles, presidente de la Obra Cultural Balear. “El peligro viene de discursos que buscan “desprestigiar la lengua y fragmentarla, porque saben que una lengua ultrafragmentada, donde cada uno escribe como quiere, no se puede tomar en serio. Cualquier lengua tiene muchas formas de ser hablada, y esto forma parte de su riqueza”.
Miralles fue una de las caras más visibles de la Asamblea de Docentes que plantó cara al TIL de Bauzá, y cree que si continúa la actual dinámica del Govern, “es muy probable que haya movilizaciones”, aunque no necesariamente con una huelga indefinida como la del 2013 o manifestaciones masivas como entonces, también por otras vías como “en el ámbito jurídico”. “Mucha gente está alarmada y ya se habla de movilizarse, pero evidentemente dependerá de lo que ocurra”, porque aún no se conoce cómo lo hará el PP para cumplir el punto 54 del acuerdo con VOX: garantizar la libre elección de lengua vehicular en la educación.
Falta de recursos
Fuentes del Partido Popular reconocen el “malestar” de hace una década por la aplicación precipitada y en un momento de falta de recursos en la Educación de lo que ahora se quiere reintentar. Ahora la idea es implantarla “de manera progresiva, con los recursos necesarios y desde el diálogo con la comunidad educativa”, para lograr la libre elección de lengua vehicular, que hoy en la práctica totalidad de centros públicos es la propia de las islas.
Dols se muestra escéptico. Si efectivamente hay diálogo con la comunidad educativa, cree que lo primero que se mostrará es “la inmensa dificultad práctica” del compromiso con la ultraderecha. Porque “es ilegal segregar por centros según la lengua” con la normativa vigente. Y si no se puede hacer así, la alternativa debería ser crear líneas diferentes por cada idioma en una misma escuela. En este caso, “¿dónde está la duplicación de aulas y de personal que se necesita para hacerlo?”, se pregunta.
Lo que es primordial, para el presidente de la Sección Filológica del IEC: el carácter vehicular del catalán en la enseñanza buscaba compensar la presencia muy mayoritaria del castellano en la comunicación social. Si pierde este carácter, el catalán “queda muy por debajo en los usos sociales y no se conseguirá el objetivo de que al final de la escolarización obligatoria todo el alumnado domine las dos lenguas al mismo nivel. Veremos si es un problema de ignorancia o de querer incumplir lo que dice la ley finalmente, veremos por dónde van”.
Para Bernat Joan resulta complicado prever una respuesta de la comunidad educativa que implica claustros y profesorado de forma individual, aunque recuerda que en los centros escolares de las islas se trabaja desde hace décadas para lograr una presencia relativamente normal del catalán, “difícilmente se doblegarán ante la presión del Govern actual y eso es algo que da esperanza”.