La incidencia de las redes sociales, la informatización de las actividades comerciales y laborales, ha provocado que hoy la comunicación no sólo llegue con el lenguaje escrito, sino que se diversifica a través de la televisión, la radio, o internet, hecho que provoca el surgimiento de un nuevo analfabetismo. Hoy el dominio de la lectura y de la escritura es insuficiente, ya que si no se tienen los medios o un mínimo dominio de la informática, muchas personas se ven privadas de acceder a determinados canales de noticias y sometidas a la marginalidad cultural. Se da la paradoja de que, por un lado, el analfabetismo tecnológico genera dificultades en el acceso y promoción al mercado laboral y en las relaciones humanas o sociales, por otro, la manipulación informativa, que llega sin contrastar, deformada y tendenciosa, provoca indefensión y vulnerabilidad.
Actualmente, la libertad de prensa va a la baja en todo el mundo. Cada vez son más los estados en los que se dictan leyes políticas que la restringen, por ejemplo, en España no se ha derogado la ley Mordaza que cuestiona derechos de expresión, información o manifestación. Ante las crecientes represiones, el periodismo independiente está en peligro. Las amenazas continuas contra la seguridad de los periodistas -entre 2016 y 2021, la UNESCO ha registrado 455 muertos- la erosión que sufre el modelo de negocio, la presión de determinados empresarios, gobiernos y grupos de comunicación que utilizan las mentiras, las medias verdades o la publicación de noticias falsas para convertir determinados medios en herramientas destinadas a conseguir una finalidad -derribar un gobierno, destruir una organización o un partido, defender prácticas corruptas y prevaricadoras, salvaguardar la honestidad de las cloacas de estado; o atacar a un candidato- le están condenando, y le han hecho perder la confianza de los consumidores.
Pagados por organizaciones como El Yunque, una secta nacida en México, paramilitar, homófoba, ultracatólica y racista, por estafadores confesos, o empresarios de extrema derecha; digitales como Actuall, Esdiario, u Okdiario, o Diario Ya, televisiones como El Toro, o Radio Ya han convertido las fake news y los rumores en un nuevo estilo periodístico que busca el rédito inmediato. La campaña para hacer creer que los atentados del 11 de marzo del 2004 en Madrid eran obra de ETA y no del yihadismo internacional; el caso de la falsa cuenta en Suiza de Xavier Trias; la de los maestros de Sant Andreu de Palomar a los que acusaron de adoctrinar a los alumnos en favor del Procés; las maniobras de la cúpula del PP para hacer descarrilar el caso Gürtel, etc. pueden ilustrar una tendencia que se ha consolidado en todo el mundo y llevaron a Donald Trump o Jair Bolsonaro al poder.
Si se quiere plantear una alternativa no hay otra salida que una educación pública, libre, alejada de las manipulaciones informativas
Un Barómetro presentado por el Centro de Estudios de Opinión en septiembre de 2022 recogía que “las redes sociales son el principal –por no decir casi el único– medio de comunicación usado por los jóvenes catalanes para informarse de los acontecimientos políticos. La televisión es, de lejos, el medio más usado por las personas de más de 35 años, que cada vez leen menos diarios y escuchan menos emisoras de radio para enterarse de lo que ocurre en el mundo”.
Si tenemos presente que hoy Google y Meta reciben la mitad de los gastos de publicidad global; que en España, dos monopolios, Mediaset y Atresmedia, controlan la oferta de televisión privada; que en los últimos cinco años la publicidad de los diarios se ha reducido a la mitad, lo que ha dado lugar a los desiertos de noticias, podremos entender el cambio estructural que se está produciendo.
El bombardeo mediante televisiones pagadas por capital opaco que ofrecen programas especializados en responder con propuestas falsas o inviables, el descontento y la frustración de muchos ciudadanos, la incidencia de redes como TikTok o Instagram, la aparición de plataformas como “comunismonuncamas”, o la “izquierdamiserable”, han modificado la forma de recibir y entender la información, un factor que puede ayudar a explicar por qué las ideas reaccionarias han seducido una importante facción de los jóvenes españoles.
Hoy el analfabeto político que, según Bertold Brecht, “era aquella persona que no sólo desconoce la situación real del país, sino que es mucho más grave, que con su comportamiento, su indiferencia, con su arrogancia y con su presunción, avala todos los atropellos y los abusos que se hacen” se decanta hacia la derecha, dejando influenciarse por unas redes en las que no sólo se censuran y critican las ideas de la Ilustración, sino que sus referentes son capaces de desviar temas para no profundizar en los verdaderos problemas, prevarican, intentan reescribir la historia o venderla como les interesa, defienden, con contundencia, a la España en blanco y negro, y utilizan las instituciones judiciales y políticas para salvaguardar sus intereses particulares. Si se quiere plantear una alternativa no hay otra salida que una educación pública, libre, alejada de las manipulaciones informativas, de los gritos, los odios y las crispaciones. Es necesario un mensaje contundente para que el analfabetismo político no se haga con el poder.
1 comentari
Interesante, gracias.
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