De las elecciones generales celebradas este domingo 23 de julio en España, los titulares de medios nacionales e internacionales subrayan la caída de la extrema derecha española y la decepción de un PP que no ha conseguido la victoria que esperaba. PP y Vox estaban seguros de la mayoría absoluta, pero todo fueron caras largas al final de la noche. ¿Qué podía fallar, si las encuestas predecían un éxito asegurado en un contexto de momentum de la extrema derecha en Europa?

La representación de Vox en el Congreso cae de 52 a 33 diputados

Algo sí que ha fallado. Con la pérdida de 19 escaños en el Parlamento –un millón de votos menos–, Vox ha experimentado un retroceso electoral significativo. El partido de Santiago Abascal tenía que ser el principal aliado del Partido Popular de Núñez Feijoo y, a pesar de que el segundo ha ganado las elecciones con 136 escaños, no suma los escaños suficientes con sus aliados para llegar a los 176 que exige la mayoría absoluta. Con Vox (33), UPN (1) y Coalición Canaria (1), el bloque de derechas se queda a las puertas de gobernar con 171 escaños.

Por su parte, el bloque de izquierdas tampoco suma mayoría absoluta. Si bien es más probable que finalmente gobierne, en realidad ningún partido lo tendrá fácil a la hora de negociar. Con 122 escaños, PSOE suma con sus aliados Sumar (33), ERC (7), Bildu (6), PNV (5) y BNG (1) un total de 172 escaños. En este escenario, la abstención de Junts per Catalunya será clave para que Pedro Sánchez vuelva a ser presidente de España. Pero Junts no se abstiene, queda abierta la posibilidad de ir a unas segundas elecciones.

Buenas noticias para una Europa que no se puede relajar

La victoria de la extrema derecha en países como la Hungría de Victor Orban, la Polonia de Mateusz Morawiecki o la vecina Italia de Giorgia Meloni hacía parecer inevitable la posibilidad que España se uniera al club. Pero el miedo de los votantes a que la extrema derecha llegara a gobernar ha sido más fuerte, y Bruselas ha podido respirar aliviada.

Aun así, si bien estos tres países representan el resurgimiento del neofascismo a Europa, el auge de la derecha más radical es una tendencia que va mucho más allá, con partidos de extrema derecha penetrando ya en gobiernos de países como Suecia, Finlandia, Austria o Alemania. Mientras tanto, Irlanda, Portugal o España se mantienen al margen de esta tendencia.

Mapa de los países europeos donde en el gobierno hay partidos de derecha o extrema derecha.

La caída de Vox en estas elecciones son buenas noticias para la Unión Europea, cada vez más debilitada. Pero el caso de España no significa que la ola de la extrema derecha se haya detenido. En tiempos de crisis –económica, sanitaria, migratoria, climática– la estrategia de la extrema derecha es prometer soluciones a problemas complejos que son directamente contrarias a los valores europeos de democracia, no discriminación, diversidad cultural y lingüística, igualdad de género o sostenibilidad. Y, sobre todo, de gobernanza común e integración europea.

Sin ir más lejos, en su programa electoral, Vox reivindicaba la necesidad de una Europa “de naciones libres y soberanas que cooperen libremente entre ellas”. Y proponía medidas como, por ejemplo, la recuperación de la soberanía nacional en la aplicación de sentencias, la reforma de la euroorden, la recuperación de la competencia exclusiva del Estado en materia de relaciones internacionales, el rechazo del modelo multicultural, o la suspensión del Pacto Verde Europeo, entre otros.

Las elecciones del 23J han estado marcadas por el miedo al ascenso de Vox y, a pesar de que este ascenso no se ha producido, la extrema derecha aún está en auge en Europa. Más que nunca, la paradoja de ver cómo más y más democracias europeas se van debilitando ante la elección –democrática– de líderes autoritarios sigue suponiendo un peligro real y directo para la salud de la Unión Europea.

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