Hasta ahora desde el aire, como nos demostró en el Visa pour l’Image de Perpiñán en 2018 con Big Food, con unas imágenes impresionantes y estremecedoras de la industria intensiva agrícola y ganadera. Ahora, como continuación, sobre las Pescas Mundiales que ponen en peligro el futuro de las reservas pesqueras marinas y que presentó en el Visa pour l’Image de 2022 con imágenes esta vez con drones.

No sabemos si, en el transcurso de este último año, ha conseguido subir a estos barcos gigantes que procesan buena parte del pez rebozado que nos comemos en los restaurantes o en casa o los trozos de atún y salmón de los sushis. O si ha podido ampliar su reportaje sobre la pesca más que milenaria, y de carácter sostenible, de la almadraba en el estrecho de Gibraltar. Pero su testimonio gráfico es un documento precioso sobre el declive alarmante de las reservas de peces salvajes, que desde 1997 disminuyen a razón de 1,2 millones de toneladas al año.

¿Por qué se ha dedicado en estos últimos años a este proyecto sobre las pescas marítimas, después de tantos años trabajando sobre los desiertos?

“Hace nueve años, el ‘National Geographic’ me pidió una serie de historias fotográficas sobre cómo responder a la necesidad futura de alimentar a la humanidad. Lo denominaron ‘Alimentar a 9.000 millones de personas’. Trabajé durante un año y me di cuenta de que esta era una historia demasiado complicada para hacerla solo en un año. Vi que era un tema global que necesitaba una mayor dedicación. En este sentido, cuando trabajaba sobre las piscifactorías para el ‘National Geographic’ fui a la costa china, en el sur de Shanghái, y, allí, vi que en las aguas casi ya no quedaban peces. Y China es el mayor consumidor de pez del mundo, y de donde procede la mayor parte. Deduje que, si quería entender cómo alimentar a la humanidad, me tenía que fijar en la actividad pesquera. Porque, además, se dice que el pez es una fuente de proteínas poco cara. Entonces, hice una serie de investigaciones y me di cuenta de que la pesca global está en declive. Básicamente, porque se están agotando las poblaciones de los océanos y la mayoría de gente no es consciente de ello”.

¿Es difícil acercarse a estas piscifactorías y barcos gigantes para fotografiarlos?

“Es muy difícil tener acceso a la gran industria de los barcos de pesca. Muchas de las cosas que hacen son, ciertamente, ilegales. No es sencillo saber si la cantidad que pescan está por sobre o por debajo de la legalidad. Eso sí, pude subir a algunos de estos barcos sofisticados para fotografiar las tecnologías que utilizan. Fue una excepción. Lo pude hacer en Estados Unidos, en Alaska, y en las islas Malvinas cerca de Argentina. Lo intenté de verdad con los grandes barcos chinos y no lo conseguí. Tampoco fue posible hacerlo con los barcos españoles. Esta es una industria muy cerrada, se la critica por eso”.

¿Dónde fue ese intento frustrado de subir a un barco español?

“Lo intenté en naves de atún, muy sofisticadas. Se los denomina super remolcadores, con helicópteros en cubierta. Hice jugar mis contactos, pero resultó imposible”.

¿En qué mar navegan estos pesqueros españoles?

“En el norte de las costas portuguesas”.

Fotografías aéreas, del parapente a motor a los drones

GEORGE STEINMETZ | Más de 2.000 barcos de arrastre se preparan para la campaña de pesca en otoño en la ensenada de Shipu, cerca de Ningbo, en China
GEORGE STEINMETZ | Más de 2.000 barcos de arrastre se preparan para la campaña de pesca en otoño en la ensenada de Shipu, cerca de Ningbo, en China

Y, cuando no es posible, ¿cómo se organiza para tomar estas fotografías aéreas? Para los desiertos, lo hacía con un parapente a motor. Ahora me parece que utiliza drones…

“Durante dos décadas, estuve haciendo las fotos aéreas desde un parapente a motor que es muy ligero. La mayoría de las veces para las fotografías de los desiertos. Pero utilizarlo para los océanos era mucho más peligroso. Primero, porque hace falta elevarse desde el barco, una cosa que no es posible. Y, después, los motores no son siempre fiables y, si tienes un problema, hay muchas posibilidades de morir en el mar. Llevas esta equipación pesada con motor a la espalda y el paracaídas es como una malla. Por lo tanto, es muy fácil ahogarse en solo uno o dos minutos si caes. En este sentido, el dron me ha permitido hacer el actual trabajo de documentación fotográfica”.

¿Qué porcentaje de las fotografías del reportaje están tomadas con drones?

“La mayoría de las fotografías aéreas de la exposición, excepto una. La única es la imagen en Mozambique, en este caso sí que tomé fotos con un parapente a motor. Pero esto no quiere decir que no fuera muy peligroso… Es cuando haces submarinismo bajo el hielo. Tienes que estar preparado para subir muy rápido antes de que se te acabe el oxígeno de las botellas. Y, si el motor se estropea, tengo que poder planear y aterrizar con seguridad”.

¿Da por cerrado este proyecto o lo continúa?

“Es una buena pregunta. Me he obsesionado por la industria de la pesca porque es un tema muy amplio y todavía no lo he acabado del todo. Tengo previsto hacer otro reportaje la semana que viene, en la costa francesa. Me interesa seguir la ostricultura y los mejillones, porque es una pesca muy sostenible y bonita. Estoy esperando las mareas oportunas para poder ir. Es en estos momentos que se descubre este tipo de pesca. Cogeré el coche desde aquí hasta el monte Saint-Michel, en la Bretaña, donde están los lugares perfectos de esta pesca.

También hay una zona muy interesante para fotografiar en el sur de Barcelona. Hay una gran pesca marítima para el atún y otros peces… No recuerdo el lugar exacto. Hay actividades turísticas (Tuna Tur, atún rojo; en L’Ametlla de Mar, Tarragona) que se han creado alrededor de este lugar. Es un tipo de pesca que está destinada al mercado japonés, en particular”.

¿Cuál es el océano mas explotado en estos momentos por la pesca?

“¡El Mediterráneo está en una situación muy difícil! No lo conozco lo bastante bien, pero los científicos dicen que está fuertemente sobrexplotado… Y en los países en desarrollo, como en el Golfo de Bengala, entre India y Bangladesh, también. Incluso en Nueva Inglaterra, en el extremo noreste de Estados Unidos, el bacalao está a punto de desaparecer. En Monterrey, en el Estado de California, donde nací, hay una especie de pez que ha  desaparecido prácticamente. Porque los recursos de la pesca marítima no son ilimitados y, cuando se reducen los espacios o la cantidad de peces, es muy difícil restablecer la fauna que había al principio. Resulta muy difícil que estas poblaciones de pesca se puedan recuperar”.

Las operaciones no controladas en alta mar

EORGE STEINMETZ | Cabezas de pequeños tiburones se secan en Noadibú, el puerto más grande de Mauritania, para ser exportados en diferentes partes a China, Nigeria y España
GEORGE STEINMETZ | Cabezas de pequeños tiburones se secan en Noadibú, el puerto más grande de Mauritania, para ser exportados en diferentes partes a China, Nigeria y España

Usted dice en la introducción de la exposición que las cifras que los países declaran de pesca no son reales, están por debajo. ¿Se sabe cuáles son de verdad?

“Durante mucho tiempo, las cifras que se han utilizado han sido las de la FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura) y estas dependían de lo que enviaban los mismos países miembros. A menudo no eran estadísticas precisas. Es Daniel Pauly, un biólogo de la provincia canadiense de la Columbia Británica, quien se dedicó a recoger estos datos y analizarlos. Y constató que estaban ampliamente subestimados. Hay científicos que van a los puertos a contar el número de barcos que llegan, los peces que se descargan, pero si se hacen los cálculos se ve que hay tres veces más que los que aparecen en las estadísticas. Hay representantes de los gobiernos pagados para hacer este trabajo, pero a menudo no miran las cifras reales. Y, a esto, se añade los problemas de corrupción. Hay licencias a barcos acordadas sin que, después, se verifique la cantidad pescada. Y, además, está la transferencia de peces entre barcos en alta mar, entre los más pequeños y el barco madre. Y, en este caso, no se produce ningún tipo de cálculo. Por lo tanto, aunque los gobiernos tuvieran voluntad de actuar sería muy difícil efectuar un control sobre la cantidad exacta. ¡Es com si se pidiera a la gente que dijera cuánto gana antes de hacerles pagar los impuestos !”.

Estos días, en la sede de la ONU en Nueva York, se intenta aprobar un tratado internacional para preservar la alta mar (primer tratado internacional de este tipo, aprobado finalmente en junio de 2023 pero pendiente de ser ratificado por un mínimo de sesenta países)

“El problema es quién cuenta las cantidades de pesca y quién hace aplicar las convenciones”.

Con un gobierno mundial del mar, un gobierno mundial de la pesca…

“Lo ideal sería que los países controlaran sus aguas territoriales. Pero el problema esencial de la pesca es cómo se reparten estos recursos marinos. Con el cambio climático ocurre una cosa parecida: ¿quién es el propietario de la atmósfera? Y si el humo de una central de carbón china llega a Groenlandia, con leyes de los países diferentes, ¿quién es el responsable de la contaminación? Los países tendrían que tener este control sobre sus aguas territoriales en materia de pesca. Un buen ejemplo es lo que vi en Alaska, con un control de la pesca del salmón. Pero, cuando las especies migran, aquí hay otro problema. Es lo que pasa en el mar alrededor de Japón, Corea y China. ¿Cómo controlas esto?”.

También dice que ha encontrado un tipo de pesca artesanal que todavía existe. En el futuro, ¿habrá más o menos?

”Está en pleno auge, porque las poblaciones más pobres intentan pescar cueste lo que cueste. Este es uno de los problemas más difíciles de controlar. En África del Oeste, en Senegal, el pez es una cosa que se consume diariamente y, cada vez, se hacen más extracciones pero, cada vez, hay menos peces. Y, el otro problema, es el calentamiento del agua que hace que, algunas especies, emigren hacia otras aguas más frías”.

 

Entrevista completa en París/BCN

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