En la 20ª edición del Festival Nits de Cinema Oriental de Vic 2023 (o en su nombre internacional, Asian Summer Film Festival, ASFF), el jurado oficial formado por los cineastas Raquel Barrera, Jaume Balagueró y Paul Urkijo, otorgó el Gran Premio del Jurado a la película coreana Next Sohee (Da-eum So-hee, 2022), de la directora July Jung, «por su capacidad de profundizar y atraparte en una historia aparentemente sencilla que acaba resultando ser devastadora y emocionante». La película ha tenido una gran éxito en su estreno en febrero de 2023 en Corea del Sur, y está previsto su estreno en España en el último trimestre del mismo año, distribuido por La Aventura Cine.

Pero fue un año antes cuando se empezó a hablar de ella, cuando tuvo su estreno mundial al ser seleccionada como película de cierre de la Semana de la Crítica del Festival Internacional de Cine de Cannes, en concreto en su 75ª edición celebrada del 17 al 28 de mayo de 2022. Era la primera vez que una película coreana ostentaba dicho honor, en una sección paralela no competitiva del festival creada en 1962 por el Syndicat français de la critique de cinéma et des films de télévision, con la finalidad de mostrar el primer o segundo largometraje de directores de todo el mundo, y que se ha mantenido fiel a su tradición de descubrir nuevos talentos.

Para la directora July Jung esta es su segunda película y, aunque han pasado unos cuantos años desde su debut con su ópera prima, creánme si les digo que es una primera película difícil de olvidar. Un monstruo en mi puerta (Dohee-ya, 2014) fue seleccionada en la sección Un Certain Regard del Festival Internacional de Cine de Cannes de 2014. La película, distribuida en España por Mediatres Estudio, narra las vicisitudes de una polícia que es “desterrada” a una pequeña localidad costera por algún problema con sus mandos (que podría tener relación con el hecho de que es homosexual). Una vez en el nuevo destino, se adapta a la coyuntura asociada al reducido tamaño de una sociedad donde todo el mundo se conoce (por ejemplo, no detiene a los borrachos porque, al fin y al cabo, son vecinos que no molestan, mientras ella misma abusa del alcohol en la intimidad de su hogar). La relación que establece con una adolescente del pueblo, que es abiertamente maltratada físicamente por su padre y su abuela, acabará desembocando en que la joven se vaya a vivir con la polícia, lo que llevará a un desenlace truculento e inesperado, impactante para el espectador, con denuncias de abuso sexual y muestras de homofobia, entre otros aspectos.

Next Sohee, su segunda película, tiene una pátina de denuncia social al inspirarse en un caso real acontecido en 2017, cuando una joven estudiante de secundaria se suicidó en Jeonju después de cinco meses en prácticas en un centro de llamadas, lo que hizo saltar las alarmas al dar a conocer los abusos del sistema, sin que el instituto, la empresa o la administración se reconociesen responsables de nada. La película está magistralmente interpretada por dos actrices que no interactúan en ningún momento: la debutante Kim Si-Eun y la veterana y reconocida Bae Doona, que ya había protagonizado el primer largometraje de la directora, también en el papel de la policía. Las dos no interactúan porque una es la joven adolescente y la otra es la policía que investiga el aparente caso de suicidio… sin culpables inicialmente, hasta que intenta indagar los motivos por los cuáles una joven con tanta vitalidad tomaría una decisión tan contundente.

De hecho, la película se divide claramente en dos partes. En la primera seguimos a una joven de apenas 18 años, estudiante de secundaria (quizás de formación profesional), que, con la esperanza de acabar los estudios y poder optar a un buen trabajo se incorpora, junto a otras estudiantes, a un centro de llamadas de asistencia al cliente, una empresa especializada que en realidad trabaja para otra empresa, en un proceso de externalización que es muy habitual en diferentes sectores cuando gestionas miles de clientes. En esta primera parte contemplaremos el periplo de la joven durante varias semanas, mientras pasan ante los ojos del espectador irregularidades evidentes del proceso.

Por ejemplo, la formación al incorporarse no está sistematizada, prácticamente se basa en un manual y la observación durante un tiempo reducido del quehacer de otra persona, con no mucha más experiencia que ella (después descubriremos que tienen una rotación de personal superior al 95% en el último año, es decir, que la mayoría de las personas que entran a trabajar no llegan al año, de hecho, la mayoría solo llega a los dos meses, que es el mínimo que exige el instituto para aprobar las prácticas). Como la empresa sabe que las jóvenes se irán al cabo de dos meses por no aguantar la presión y el maltrato por parte de todos (en especial, de los clientes que llaman pero también de la propia empresa), les aplazan el pago de los incentivos mensuales (asociados al número de clientes atendidos, nuevas altas o bajas evitadas, etc.), de tal manera que, si marchan al cabo de dos meses, nunca llegan a cobrar dichos incentivos.

Esta primera parte más descriptiva se transforma a continuación en un thriller de investigación donde la policía responsable del caso intenta descubrir la motivación última de la joven que provocó el fatal desenlace. El espectador lo sabe porque ha ido contemplado el proceso de degradación y deshumanización de la joven, que empieza ensayando una coreografía de k-pop ante el espejo y acaba intentando convencer a un padre que llama para dar de baja la línea de teléfono de su hijo, que acaba de fallecer en un accidente, mientras la joven le intenta convencer de que se adhiera a un plan y no dé de baja el número. Una crueldad manifiesta mientras escucha los sollozos del padre, que son consecuencia de la supervisión de la empresa y los incentivos asociados. La desesperación y la necesidad como palanca de explotación y abuso a bajo coste.

La expresión «dime como me mides y te diré como me comporto» se manifiesta en todo su esplendor en la película. En realidad, estamos ante un sistema ludificado del trabajo, en el que vas obteniendo recompensas si vas consiguiendo una serie de metas. Hay unas cuotas prefijadas que cumplir, y son muy ambiciosas. Y, además, compites con los compañeros y con otros centros de trabajo de la misma empresa. El tiempo es fundamental, por lo que si te encuentras con un cliente enojado vas a necesitar mucho tiempo y el resultado es incierto, por lo que la mejor opción es colgarlo para obligar al cliente a volver a llamar y, al responder otra compañera, se potenciará aún más el enfado puesto que deberá volver a explicar desde el principio su caso, pero ya no será tu problema. En realidad, el sistema favorece una competitividad entre las mismas compañeras, que pueden ver su desempeño en un ranking público colocado en la pared, de tal manera que aumenta la presión en el trabajo, especialmente para los que están en la parte baja de la pizarra, que pueden recibir un trato indigno públicamente al no conseguir los objetivos, además de la pérdida de los incentivos. Una presión inhumana para jóvenes de 18 años sin experiencia laboral previa, que confían en sus profesores.

La trama evidencia que solo importa el objetivo, que el personal es sustituible, que el cliente siempre tiene razón y se le puede compensar, aunque haya sido un maleducado en su llamada, por ende, tu opinión no importa. Esta película es una actualización al sector servicios de las míticas escenas de la cadena de montaje de Tiempos modernos (Modern Times, 1936), de Charles Chaplin, donde el personaje de Charlot debía apretar de forma compulsiva una tuerca tras otra. Esta acción de desempoderar al personal que, por definición, es barato, se realiza con el beneplácito del instituto, que, a su vez, tiene sus propios objetivos, que es, básicamente, conseguir el mayor porcentaje de inserción laboral de los estudiantes para poder optar a las ayudas del siguiente curso. Qué tipo de trabajo no importa, porque, en realidad, están compitiendo con otros centros que también buscan empresas como sea (las empresas saben que están solicitados y les da ventaja para el abuso). Y sí, los institutos, también tienen sus propios rankings entre ellos, por lo que se podría aplicar la expresión de que «el fin justifica los medios».

La policía, siguiendo las pistas, llegará a entrevistar a la supervisora de distrito del Ministerio de Educación en Corea del Sur. Allí descubriremos que hace la vista gorda a las acciones de los institutos porque el propio distrito compite con otros distritos en un ranking público que compara los resultados entre sí. Lo que observamos es una culpabilidad compartida y diluida que provoca que nadie se sienta responsable. Además, el jefe de la policía insta a la policía responsable del caso a que no destine más tiempo ni recursos en un caso claro de suicidio. Los mecanismos de prevención no funcionan porque no hay ninguna alarma encendida en realidad.

Las circunstancias mostradas en la primera parte de la película permiten comprender perfectamente cómo las diferentes situaciones a las que se enfrenta la joven afectan a su salud mental, cambiando su carácter, alterando sus relaciones sociales, fagocitando su tiempo libre (se queda muchas horas trabajando después del turno, sin remuneración, para tratar de conseguir los objetivos), y golpeándola emocionalmente, por ejemplo, cuando la empresa le prohíbe asistir al entierro de su primer jefe en la empresa, que se suicida denunciando por escrito los abusos de la empresa. Por cierto, una carta que queda archivada en su momento por parte de la policía sin realizar ningún tipo de investigación.

Una estudiante que quiere dedicarse al cuidado de animales y su pasión es el baile, y que le fascinan las redes sociales como a todos los jóvenes de su edad, acude con su mejor vestido a una entrevista de trabajo en un centro de llamadas para realizar unas prácticas de empresa que, realmente, no tienen relación con lo que está estudiando, pero le permitirá obtener los créditos que le hacen falta si está al menos dos meses en ese centro. En realidad, a nadie le importa cómo va vestida ni que está estudiando. No llegará a cumplir los dos meses de prácticas al sentirse atrapada en el sistema y ninguneada por todos (cuando pide ayuda le contestan que aguante si quiere conseguir los créditos y los incentivos económicos). Ella no se da cuenta del acoso laboral al que es sometida, a pesar de que ella sí que lo ve en un amigo en otra empresa, y le aconseja que deje ese trabajo. Una película brillante que muestra de forma cruda las grietas de la sociedad capitalista, en la que es difícil encontrar culpables y en la que hay personas que no pueden decidir dejar un trabajo a pesar de que les cueste la salud y la vida.

Share.
Leave A Reply