El convoy de la ONG Road to Relief seguía su trayectoria habitual: se dirigía a una zona del frente de Ucrania con el objetivo de ayudar a los civiles atrapados en el fuego cruzado, en la región de Bakhmut. Emma Igual y su equipo habían realizado este recorrido en cientos de ocasiones, pero esta vez su vehículo recibió el impacto de un proyectil ruso en la ciudad de Ivanivske, al atardecer, pasando por Chasiv Yar.

Emma Igual y Anthony ‘Tonko’ Ihnat, un voluntario canadiense, murieron en la explosión. Los otros dos miembros del convoy, el médico alemán Ruben Mawick, y el voluntario sueco Johan Mathias Thyr, resultaron gravemente heridos. El ataque ruso ponía fin a una de las grandes historias de heroísmo y solidaridad que emergen en las guerras.

Emma Igual decidió acudir a Ucrania durante las primeras semanas de la guerra. Junto con el cooperante francés Henri Camenen fundó la ONG Road to Relief con el objetivo de implicarse en la ayuda humanitaria a civiles y evacuaciones de las zonas de frente. Más de cuarenta personas estaban implicadas en la iniciativa. Formaban parte de una extensa red de voluntarios internacionales, la mayoría muy jóvenes, que ayudan a los civiles que permanecen en las zonas más castigadas por la guerra.

Casi a diario, Emma Igual y su equipo se trasladaban a pueblos que están a menos de diez kilómetros de las tropas rusas, en los que podía olerse la pólvora. En su año y medio de actividad, evacuaron a más de cinco mil personas a otras regiones de Ucrania, o, incluso, a países de acogida en Europa. La ONG Road to Relief ha asistido desde su fundación a más de 30.000 personas en las provincias de Donetsk y Jersón, desde su sede ubicada a menos de 30 kilómetros de la zona de conflicto, en Sloviansk.

Cada día, Emma vivía situaciones límite como las que relata Patricia Simón en una de sus crónicas de guerra en La Marea.  “En un punto cercano al frente de Bajmut – escribe-  llegan jeeps con los soldados que acaban de ser heridos en la batalla. Desde allí, paramédicos militares y voluntarios de la ONG Road to Relief, cofundada y dirigida por la catalana Emma Igual, los recogen en ambulancias para trasladarlos a hospitales de campaña. La única épica que se puede encontrar en la guerra es la hermandad con la que estos hombres se consuelan. Los más graves llegan desmadejados, con las piernas colgando de la camilla y los torniquetes atándoles a la vida. Los que llegan conscientes, se dividen entre los que se refugian en un silencio de plomo y los que imploran por que no sea el final”.

Un camino de generosidad

Según explica Jordi Varkas, periodista de El Español y amigo de la fallecida, en este artículo, su abuela era judía, de apellido Epstain, y huyó del Holocausto cuando era adolescente. En los campos de concentración fue donde perdió a toda su familia. Más tarde, su abuela fue adoptada por una familia en España y fue en Barcelona, donde Emma y su madre se criaron.

Así pues, Emma tenía una empatía especial por el drama que sufren los refugiados. “Crecí con ese trasfondo, sintiendo lo que debe haber sido ser un refugiado o ser un huérfano, así que me sentí decidida a ayudar a las personas en una situación similar a la de ella”, relató Emma a The Jewish Chronicle en julio de 2023. Además, fue en un campo de refugiados griego donde adoptó a su hija, que hoy ya tiene 19 años, Mary Joyce.

Emma A. Igual contaba con años de experiencia en el sector de la cooperación, desde 2009, tal y como figura en su perfil de Linkedin. En este se presenta como una “oficial humanitario con varios años de experiencia trabajando en campos de refugiados y asentamientos informales”. También en su red social detallaba su especialización en Protección Infantil en Emergencias (CPiE) y ayuda a Refugiados/PDI. Ucrania no era su primer conflicto. Antes del inicio de la invasión tenía pensado ir a Yemen, y ya había trabajado en Myanmar donde colaboró, además, en varios proyectos humanitarios en Grecia, Marruecos y Kenia.

Emma Igual se graduó en la Universidad de California en Berkeley e hizo un curso académico de la Cruz Roja antes de dedicarse a la cooperación. Previo a su trabajo como cooperante y durante más de cinco años, había ejercido de investigadora asociada en diversas agencias de las Naciones Unidas y universidades, donde escribió, tradujo y editó varios artículos académicos, muchos de los cuales fueron publicados en periódicos y revistas académicas especializadas. Entretanto, también ofrecía clases particulares de inglés, como aún puede verse en su página.

En el último año y medio se dedicó de forma total a los ucranianos, llegando incluso a destinar sus propios ahorros personales a la organización. En la guantera de la furgoneta en la que hacían los repartos y las evacuaciones, había una foto de un joven que mira a cámara junto a un niño. Es el británico Christopher Parry, un rescatador como ellos que, a principios de enero, fue asesinado en un checkpoint ruso junto a su colega, el científico neozelandés Andrew Bagshaw. Era el testimonio de otra de las grandes historias de generosidad y solidaridad que emergen en las guerras.

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No hi ha comentaris

  1. Ricardo Morales on

    Una lástima, ésta y la de todas las muertes inocentes.

    Pero también es triste que sea símbolo, ¿de qué? Para mi de un conflicto que en occidente no se quiere entender. Ni nuestra responsabilidad.

    Y no entender el conflicte no ayuda a resolverlo. Tanto la responsabilidad de Rusia, per supuesto, com la de la OTAN (como instigadora y primera interesada en que continúe) y el propio gobiermo de Ucrania.

    La información que nos llega y lo que muestran los grandes medios de comunicació es sesgada e interesada (buscando la sensiblería, la emoción). Y este asesinato será usado, una vez más, para mostrar una sola cara del conflicto: el de la Rusia invasora (quien más quien menos, con ciertos ingredientes de rusofobia) y Ucrania víctima inocente, mártir.

    Y sigo con la duda que esto ayude a resover alguna cosa.

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