El estreno de la película de mayor presupuesto de la historia de Islandia es importante por varios motivos: por su concepción universal para poder estrenarse a escala internacional (con una trama trepidante repleta de acción en un entorno hostil como es el clima gélido, con el trasfondo de una conspiración que involucra a la mismísima CIA), y por estar basada en un libro de uno de los autores más destacados en el género negro en las últimas dos décadas. Arnaldur Indriðason (Reikiavik, 1961) es el creador, en 1997, de la saga de novelas policíacas protagonizadas por el inspector islandés Erlendur Sveinsson, de las que lleva catorce números escritos con notable éxito (colección que se está publicando en castellano por RBA Libros).
Es importante destacar el perfil del autor. Indriðason es historiador de formación, admirador del período de la Segunda Guerra Mundial y del papel de Islandia en ese conflicto. Realizó su proyecto final de estudios sobre el cine islandés, al que se dedicó durante años profesionalmente como crítico de películas. En especial, Indriðason ha estudiado la técnica narrativa de películas y libros superventas, incluidos los métodos utilizados para mantener el interés del lector o espectador a lo largo de toda la obra. Estos datos son cruciales para entender las claves del éxito de su saga, que destaca en una etapa esplendorosa del género negro escandinavo. Situar las muertes violentas en un país en el que no es habitual que se produzcan tales crímenes, aderezado con un entorno particular, muy integrado con la naturaleza por motivos obvios, con un diseño de personajes contundente en el marco de una historia original, han sido factores decisivos para convertirse en uno de los escritores más populares del género.
Después de triunfar con las dos primeras novelas protagonizadas por el ahora archiconocido inspector de policía, sorprendió con su tercer libro con una historia autoconclusiva sin relación alguna con su trabajo anterior: Napóleonsskjölin ([Operación Napoleón], 1999), también con ventas millonarias en sus traducciones internacionales (inglés, alemán y francés, entre otros, aunque permanece inédita en castellano y catalán). El éxito en su país natal fue inmediato, y llamó la atención de un joven estudiante de cine, que creyó, acertadamente, que la narración invitaba a que se adaptara en formato cinematográfico. Al dirigirse a la editorial le indicaron que los derechos ya se habían vendido y no estaban interesados en su propuesta. Lo curioso es que, veinte años después, los actuales poseedores de los derechos le ofrecen a ese mismo director de cine, ya consagrado y con experiencia, poder dirigirla, y el resultado es ya una realidad, en la película Operación Napoleón (Operation Napoleon, 2023).
Si bien el escritor se reconoce en este libro como deudor del escritor escocés Alistair MacLean (1922-1987), con novelas bélicas y de aventuras como las conocidas Los cañones de Navarone (1957) o El desafío de las águilas (1967), con sendas adaptaciones cinematográficas célebres en 1961 y 1968, respectivamente, el director de cine Óskar Thór Axelsson reconocía varias películas como inspiración en la búsqueda del tono final de su adaptación. Para el toque aventurero cita a El hombre de Río (L’homme de Rio, 1965), dirigida por Philippe de Broca y protagonizada por Jean-Paul Belmondo. Para el toque de suspense quién mejor que Alfred Hitchcock y sus películas El hombre que sabía demasiado (The Man Who Knew Too Much, 1956) y Con la muerte en los talones (North by Northwest, 1959). Para el toque conspiranoico citaba, entre otras, a la mítica Los tres días del cóndor (Three Days of the Condor, 1975), dirigida por Sydney Pollack e interpretada por Robert Redford y Faye Dunaway.
Emulando a los protagonistas de Los tres días del cóndor, en Operación Napoleón es una joven abogada («una persona normal», en palabras del director) la que se encuentra en una situación inesperada y excepcional, ante una trama internacional liderada por una despiadada CIA, que le va atribuyendo una serie de asesinatos, mientras huye intentando entender lo que está pasando, tratando de poner a salvo a su hermano prisionero, al mismo tiempo que debe salvar su propia vida. Si bien la trama en el libro trascurre en 1997, la película se traslada a la época actual (lo que implica cambios en la tecnología, como el uso del móvil, y en el diseño artístico), pero, sobre todo, el cambio más importante es que la base americana instalada en Islandia se cerró en 2006 (aunque ha tenido actividad militar en los últimos años), por lo que la base como tal no aparece en la adaptación. El escritor Arnaldur Indriðason ha sido siempre muy crítico con dicha presencia estadounidense, podemos entender muy bien los motivos.
También aceptamos sin ningún problema el carácter violento y desalmado de los agentes y militares de Estados Unidos que intervienen en la trama, como si tuvieran asociado de forma implícita unos valores cercanos a la expresión «el fin justifica los medios», que la ficción (y la realidad) ha normalizado en nuestra mente, reconociendo su habitual comportamiento sin escrúpulos. Por otro lado, el papel protagonista de la película está interpretado por Vivian Ólafsdóttir en su primer trabajo importante, con la presencia, entre otros, del actor escocés Iain Glen y de uno de los actores islandeses más internacional del momento, con un físico imponente y característico: Ólafur Darri Ólafsson. El director, con amplia experiencia en cine y televisión, ya había destacado anteriormente con una serie de televisión también con protagonista femenina y, también, como abogada metida en líos típicos del género detectivesco. Nos referimos a Stella Blómkvist (2017-), con dos temporadas producidas en 2017 y 2021.
Indriðason en su libro (y, ahora, en su adaptación en forma de película), sitúa la acción en el glaciar Vatnajökull, el más grande de Islandia (y de Europa), quizás anticipándose a lo que nos irá descubriendo el deshielo provocado por el cambio climático (un efecto no deseado que podría ser un filón para la ficción, no solo para los científicos). En este caso, lo que aparece en la superficie es un avión nazi que se estrelló en abril de 1945, pocos días antes del suicidio de Hitler, con un misterio que mantendrá en vilo al espectador hasta el final de la película. Un final que, curiosamente, entronca con el principio de la última entrega del personaje de Indiana Jones, también estrenada en 2023.
El periodista Pedro Delgado conoce muy bien los mitos reales y ficticios alrededor de los nazis en la década que acabaría drásticamente en 1945. Su trabajo de investigación se ha publicado en la colección de cultura popular de Diábolo Ediciones, en el libro que lleva el sugerente título de Nazis, cine y ocultismo (2023), donde describe las inquietudes de los dirigentes hitlerianos por el ocultismo, que los llevó a lugares tan dispares como el Tíbet, la India o el Monasterio de Montserrat en Barcelona, a la búsqueda del Santo Grial, y no es broma. En el libro, el autor hace un recorrido, en paralelo a la historia real, por las películas que explotan esos secretos, recreando o reinventando la historia asociada a los rumores de posesión diabólica en Hitler, entre otros aspectos absolutamente fascinantes.
Indriðason también conoce muy bien la Segunda Guerra Mundial y las claves para construir un misterio de ficción histórica salpicado de secretos y leyendas, como conoce también la geografía y climatología de su país, una representación habitual en todos sus libros. También en Operación Napoleón. La apabullante naturaleza inhóspita del entorno en que sucede la película la dota de un especial atractivo (no todos los días se rueda un largometraje en un glaciar, por ejemplo). Hay ocasiones en que vale la pena ver la película en una pantalla grande en el cine… Y esta es una de ellas.