Los investigadores Katalin Karikó (1955, Hungría) y Drew Wissman (1959, Estados Unidos) son considerados los “padres” de las vacunas de ARN mensajero contra el COVID. Karikó y Wissman establecieron los cimientos de las dos vacunas que han permitido controlar las graves consecuencias del coronavirus, sobre todo en personas mayores y vulnerables. “Las vacunas han salvado millones de vidas y han prevenido enfermedades graves en muchas más”, ha justificado el portavoz de la Academia durante el anuncio del premio. “Los descubrimientos de los dos premios Nobel fueron fundamentales para desarrollar vacunas de ARNm contra el COVID-19 durante la pandemia que comenzó a principios de 2020. A través de sus descubrimientos innovadores, que han cambiado fundamentalmente nuestra comprensión de cómo interactúa el ARNm con nuestro sistema inmunológico, los galardonados contribuyeron a la tasa sin precedentes de desarrollo de vacunas durante una de las mayores amenazas a la salud humana de la época moderna”, destacó el jurado.
La bioquímica húngara Katalin Karikó pasó 40 años trabajando y desarrollando avances que han sido claves para las vacunas de Moderna y BioNTech. Por su parte, Drew Weissman trabajó con Karikó e hizo posibles las terapias a partir del ARN mensajero que incorporan las vacunas de Pfizer o Moderna.
Ambos científicos descubrieron que el ARNm con base modificada se puede utilizar para bloquear la activación de reacciones inflamatorias y aumentar la producción de proteínas cuando el ARNm se administra en las células. Los premiados publicaron sus resultados en un artículo en 2005 que entonces llamó poco la atención, pero que sentó las bases para avances de crucial importancia que han servido a la humanidad durante la pandemia de coronavirus.
Ambos científicos recibieron el pasado año el premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA 2022 por este mismo motivo. Con Katalin Karikó, son 13 las mujeres que han recibido hasta ahora el Nobel de Medicina.