El Sistema Nacional de Salud británico (NHS por sus siglas en inglés) pende de un hilo después de una nueva semana de huelgas y movilizaciones del personal sanitario, en un año en el que enfermeras, conductores de ambulancia, residentes, especialistas y radiólogos han secundado numerosas huelgas en Escocia, Gales, Irlanda del Norte e Inglaterra. Según los jefes de hospitales del Sistema Nacional de Salud, dos millones de visitas han sido canceladas como resultado de las huelgas en todo Reino Unido, según informa The Guardian.
Cada uno de los colectivos profesionales tiene demandas específicas propias, pero comparten motivos de protesta por los salarios insuficientes ante la inflación rampante, la infrafinanciación del sistema sanitario público y la falta de personal que provoca exceso de trabajo y saturación del servicio, en el contexto de la dura crisis del coste de la vida del Reino Unido. Reclamaciones con una cadencia familiar a los y las profesionales sanitarias catalanas.
Según el análisis de los datos del NHS realizado por la Asociación Médica Británica (BMA), las listas de espera para recibir tratamiento alcanzaron el récord de 7,68 millones de personas a finales de julio, la cifra más alta desde que los recuentos empezaron. La pandemia agravó la situación, pero las largas esperas para los tratamientos no son nuevas. Segos BMA, en febrero de 2020 ya había 4,43 millones de personas en la lista de espera para la atención, y varios analistas apuntan a las políticas de austeridad aplicadas por los consecutivos gobiernos conservadores desde la crisis de 2008 como el principal culpable de la degradación del NHS, mientras que existen estudios que cifran el impacto de los recortes en un incremento de la tasa de mortalidad adicional.
Ante esta situación, los y las sanitarias se preguntan “¿quién cuidará si todos y todas nos vamos?”, tal y como se podía leer en algunas de las pancartas de la manifestación del martes en Manchester. Una pregunta existencial que dirigen al ejecutivo conservador y que les surge ante los casos de especialistas que se marchan a Australia, Nueva Zelanda o Dubai buscando mejores sueldos y condiciones laborales, o cuando ven cómo muchos jóvenes deciden que no vale la pena dedicarse a la enfermería para sufrir sobresaturación de trabajo y no poder ni llegar a fin de mes, según explica en el Diari de la Sanitat la enfermera de Brighton Olivia Anderson.
Las demandas de médicos y enfermeras en un año lleno de paros históricos
En Inglaterra, esta semana se ha producido una huelga simultánea sin precedentes que ha unido a “consultants” ―médicos especialistas de hospital― y “junior doctors”, el equivalente a los y las residentes, en el último capítulo de las protestas en demanda de una subida de salarios mucho mayor que la que el gobierno anunció recientemente y que no convenció a los sindicatos. Además, el martes, los radiólogos se unieron a la protesta, que llevó a especialistas y residentes a protestar ante la conferencia de los Tories (Partido Conservador) en Manchester central, donde el Primer Ministro Rishi Sunak exponía su hoja de ruta para el país.
“Estamos aquí, literalmente, en la puerta de la conferencia: si [los Tories] quieren hablar con nosotros pueden venir y empezaremos las negociaciones hoy o mañana. De esta forma, esperamos poder poner presión al gobierno para resolver esta disputa”, declaraba la residente, sindicalista y vicepresidenta del consejo de la Asociación Médica Británica (BMA) Emma Runswick en unas declaraciones a Skynews difundidas por la propia BMA el martes, en Manchester central.

Durante el año 2022, la Asociación Médica Británica (BMA) exigió aumentos salariales para los residentes para recuperar la paga al nivel del año 2008. Según el sindicato, las repetidas congelaciones y los incrementos inferiores a la inflación habían causado una disminución real de los salarios del 30% desde 2008. En febrero, más del 98% de los miembros votaron a favor de ir a la huelga. La primera comenzó el 13 de marzo de 2023, y fue de 72 horas. Tras la huelga, las reuniones con el gobierno no dieron lugar a una resolución de las disputas, y la BMA anunció una huelga adicional de 96 horas a partir del 11 de abril. Los paros continuaron durante el verano, cuando los especialistas del NHS en Inglaterra hicieron huelga por las condiciones salariales los días 20 y 21 de julio.
Las enfermeras también llevan un año lleno de movilizaciones. Las protestas laborales se iniciaron el 6 de octubre de 2022, cuando los y las miembros de la Royal College of Nursing (RCN) votaron realizar una acción industrial por primera vez en sus 106 años de historia, en una disputa sobre una propuesta del gobierno de un incremento salarial del 5%. Un incremento inferior al defendido por el sindicato, que sostiene que los enfermeros deberían recibir un aumento del 5% por encima de la inflación, que entonces era del 10,1%. Las protestas se extendieron durante el otoño e invierno, hasta la huelga del 6 y el 7 de febrero de 2023, cuando los y las conductoras de ambulancias también se unieron a las movilizaciones en Inglaterra y Gales, causando la mayor huelga dentro del NHS hasta el momento, según informó la BBC. El servicio ha llegado a puntos de saturación en los que la ciudadanía debía esperar hasta una hora y media para recibir una ambulancia.
Olivia Anderson es una de las enfermeras que votó ir a la huelga para pedir una subida de sueldo y la mejora de las condiciones en los hospitales británicos. Tiene 27 años y lleva 5 años trabajando para el NHS, los dos últimos ya como enfermera cualificada. Hoy en día trabaja en el área de oncología del Royal Sussex County Hospital en Brighton. La primera ola de protestas, en enero de 2022, coincidió con sus días libres, pero igualmente se unió a los piquetes y participó activamente del paro en la segunda ola de huelgas, que empezaron en febrero.

En declaraciones al Diari de la Sanitat, Anderson explica los motivos que la llevaron a la huelga. “El principal problema es que con la crisis del coste de la vida, con los sueldos actuales mis compañeras que son madres no pueden permitirse vivir. El sueldo que recibimos no es suficiente, y ni mucho menos compensa el trabajo duro y la presión asistencial que sufrimos día a día. Además, estas pobres condiciones laborales hacen que cada vez menos gente quiera ser enfermera, y este hecho empeora más el grave problema que tenemos de falta de personal y sobresaturación de trabajo”.
“Esta experiencia angustiosa y frustrante de falta de manos era un sentimiento ampliamente compartido entre las compañeras”, recuerda Anderson, señalando que uno de los cánticos principales en los piquetes era “No more corridors [No más pasillos]”. Una clara referencia a “la imposibilidad de cuidar a los y las pacientes en los pasillos” y la preocupación por su bienestar, según la enfermera, que apunta que la sobrecarga de trabajo es un sentimiento también común entre los y las residentes y doctoras y uno de los principales motivos de las actuales protestas, más allá del salario.
“La mayor parte de los debates que tuvimos a la hora de ir o no a la huelga giraban en torno al bienestar y la seguridad de los y las pacientes, ya que sufríamos por no poder proveer el servicio necesario, pero precisamente también por eso vamos a la huelga”, concluye Anderson, quien lamenta que algunos sectores estén culpando a los sanitarios de las deficiencias del NHS pero destaca la gran solidaridad que ha sentido que se creaba entre diferentes colectivos sanitarios y por buena parte de la población.
Protestas internacionales con resonancias en Cataluña
Los y las trabajadoras sanitarias se están movilizando notablemente en los últimos años a nivel internacional, con hitos como la mayor huelga sanitaria de la historia de los Estados Unidos, cuando más de 75.000 trabajadores sanitarios del proveedor sanitario Kaiser Permanente harán huelga en cientos de instalaciones de California, Oregon y Colorado, entre otros estados.
En Cataluña, el 2023 también empezó con protestas laborales sanitarias de récord del sindicato mayoritario Médicos de Cataluña. Las mejoras del precio de guardia de los médicos residentes y la creación de una mesa de negociación efectiva fueron el punto clave para desconvocar la huelga que Médicos de Cataluña tenía prevista para principios de febrero, después de haber reunido a 9.500 y 5.000 personas en las jornadas de protesta del 25 y 26 de enero. Por su parte, una de las principales reivindicaciones de Infermeres de Catalunya es la jubilación a los 60 años, tal y como explicaba Núria Garrido, portavoz de Infermeres de Catalunya para el 1 de mayo.